Capítulo Treinta y ocho. Pistas.

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Desperté abrazada a Paula, rápidamente vi mi cuerpo y suspiré de alivio al ver que teníamos la ropa puesta. Miré el reloj y caí de un salto al suelo al darme cuenta que faltaban menos de una hora para que entrara a la universidad, le dejé una nota a Paula en su ropero y salí por la ventana, corriendo como toda una atleta.

Llegué al apartamento media hora antes, topando con Jennifer en la cocina, me dio una mirada de desaprobación y llevó su vaso de leche a otra parte. Me cambié de ropa rápidamente y dejé dinero en la mesita de madera, toqué la puerta de Jennifer y espere a que abriera, cosa que no sucedió, me golpeé mentalmente y salí del apartamento, tenía diez minutos para llegar a clases.
Una vez en el salón, el profesor hablaba sobre los pésimos trabajos que le habían entregado, yo solo rogaba porque no fuera uno de ellos.

-Ahora voy a nombrar a los diez que dieron un trabajo con buenas condiciones- comenzó a decir los nombres, sentí un alivio cuando pronunció el mío -Y de esos diez, hubo cinco que fueron casi perfectos- volvió a repetir nombres y cuando dijo el mío nuevamente sentí como una sonrisa se formaba en mi rostro
-Enhorabuena, Mariel, me gustaría hablar contigo al final de la clase- susurró cuando pasé por mi trabajo.

Después de clases me quedé en el salón, el profesor esperó a que todos salieran y se sentó frente a mí.

-¿Qué sucede?- pregunté.

-Tienes potencial, Mariel- sonrió
-De cincuenta trabajos el tuyo fue el mejor y en una fotografía tan simple, captaste el momento preciso de un pensamiento atrapado en una red de confusiones y supiste mejorarlo con la profundidad de campo, un trabajo de profesional- puso una mano en mi hombro -Búscame cuando estés en cuarto semestre, quiero que trabajes en mi estudio- sonrió y se fue.

Me quedé echa piedra, mirando fijamente mi fotografía, una fotografía que había tomado nada más por gusto propio, era la misma fotografía que le había mandando a Jennifer.

-¡Mar, despierta!- Antonio me sacudió -¿Qué te dijo?-

-Me invitó a trabajar en su estudio- dije en un susurro.

-¿A photographer matter?-

-Sí, en año y medio- giré para verlo.

-¡Enhorabuena!- me abrazó y me dio varias vueltas -Joder, no sabes lo mucho que me alegra- me bajó suavemente.

-Gracias- sonreí.

-¿Puedo ver la fotografía ganadora?-

-Claro- se la entregue.

-Es Jennifer- abrió los ojos como platos

-En realidad es una fotografía excelente- sonrió -Captaste tres tipos de belleza- me mostró la fotografía -La belleza de Jennifer, la belleza del atardecer y los rayos de sol rozando su piel y la belleza de sus pensamientos-

-No había notado eso- admiré de cerca -Solo tomé la fotografía poque me Jennifer llamó mi atención-

-Eres buena- sonrió -Por cierto, recuerda ampliar esa fotografía-

-¿Para qué?-

-Para la exhibición- dijo simplemente.

-¿Qué?- abrí los ojos cómo platos
-¿Cuándo?-

-En una semana, ¿No checaste el correo electrónico que enviaron?-

-No-

-Bien, de los diez que fueron mejores, se van a exponer en galerías de la universidad, junto con los dibujos del taller de arte y uno que otro escrito de literatura-

-Joder- me dejé caer sobre el pupitre.

-¡Ostia puta!- Antonio me sujetó
-¿Qué coños?-

Entre mis letrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora