Capítulo. Noventa y seis. Pero...

96 3 0
                                    

Abrí mis ojos con demasiada dificultad, me dolía la cabeza y me sentía realmente agotada, miré el reloj de pared y noté que ya era más de las ocho, olvidé la alarma. Me levanté de la cama sintiéndome una maquina sin carga, mis movimientos eran lentos y torpes, además de que bostezaba cada minuto, dejé el desayuno servido y fui a por el móvil, llevándome la sorpresa de que tenía cincuenta llamadas perdidas de Mariel y más de diez mensajes de texto, dejé el móvil en la cama y hundí mi cara en la almohada. Sería un largo día.
Cogí el móvil de la cama y marqué, esperé varios segundos a que atendieran.

*X. Hola.
J. ¿Podrías venir al apartamento?
X. Llego en veinte minutos.
J. Gracias.
X. ¿Sola o con Antonio?
J. Que venga también, solo, daten prisa. (Sentí como se formaba un nudo en mi garganta).
X. Vamos para allá.*

Colgó y me tumbe boca abajo, miré el móvil entre mis manos y comencé a abrir los mensajes.

Mar. (12:56 am) «Jennifer, por favor contesta».
Mar. (03:48 am) «Te amo, sería incapaz de engañarte».
Mar. (03:55 am) «Sabes que no cambiaría lo mejor de mi vida por unos minutos ».
Mar. (07:34 am) «Deja que te explique ».
Mar. (08:12 am) «Soy una gilipollas, pero no soy infiel».
Mar. (08:47 am) «Vale, lo acepto, la cagué ».
Mar. (09:36 am) «Por favor, responde ».
Mar. (10:13 am) «No sabes cuanto daría para estar a tu lado».
Mar. (11:28 am) «Si no me contestas cogeré el primer vuelo e iré a buscarte ».
Mar. (11:47 am) «Tengo prohibido salir del hotel (-_-) , te salvaste ».
Mar. (12:29 pm) «Me conoces, Jennifer, tú mas que nadie. Créeme, te amo».
Mar. (12:40 pm) «¡TE AMO!».
Mar. (01:28 pm) «Quisiera arrancar los kilómetros y estar a tu lado, para que con mis besos y abrazos supieras cuanto te amo».
Mar. (01:54 pm) «Eres tú la dueña de mis mejores sonrisas, y no cambiaría eso por nada en la vida».

Borré todos los mensajes, arrojé el móvil lejos de mí, giré en la cama y me quedé viendo el techo, intentando descifrar las manchas de humedad que había en el mismo y algunos brochazos mal hechos de pintura, al parecer, todo era más importante que hablar con Mariel o pensar en nuestra discusión. Cerré mis ojos unos segundos y miles de pensamientos golpearon mi cabeza, todas las palabras que había dicho Mariel giraban rápidamente, mareándome, confundiéndome aún más de lo que estaba, por una parte entendía su postura, si yo hubiera estado en esa misma situación hubiera reaccionado igual, incluso peor, pero por otro lado no justificaba su pensamiento de engañarme por venganza.
Pasaron varios minutos de un debate interno, pláticas conmigo misma y discusiones con el recuerdo disipado de Mariel, tiempo en el cual yo estaba hablando sola.

-No estoy de acuerdo con lo que dice Mariel- la voz de Salma me sacó de mi discusión.

-Oh, están aquí- dije una vez que vi que Antonio también entraba a la habitación.

-¿Qué sucede?- Antonio preguntó mientras dejaba su mochila en el suelo.

-Estoy confundida-

-¿Qué te dijo?- Salma se sentó en la cama.

-Hablamos, peleamos y creo que terminamos-

-¿Qué?- Antonio y Salma dijeron al mismo tiempo tiempo.

-¿De qué hablaron?- Antonio preguntó un poco más tranquilo.

-Me engañó, de eso hablamos- sentí como se formaba un nudo en la garganta -Pensó que yo la engañaba-

Entre mis letrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora