Capítulo. Noventa y tres. Falsos pensamientos.

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Habían pasado varios días desde mi última conversación con Mariel, quería llamarla, pero no sabía si estaba ocupada y en realidad, no quería molestarla.
Llegué a la universidad, entré a clases y minutos después salí con el pretexto de ir al baño, caminé por los corredores y me senté en una banca de madera mientras veía el móvil en mis manos, viendo en la pantalla el número de Mariel, pensando en si llamarla o no. Esperé varios minutos y marqué.

*M. ¿Diga?
J. ¿Qué estás haciendo?
M. Almorzando, ¿Tú qué ha...?
J. (interrumpí), ¿Me echas de menos?
M. Sí, lo hago.
J. Bien.
M. ¿No tienes qué estar en clases?
J. Sí.
M. ¿Entonces?
J. Solo quería saber si me echabas de menos.
M. (Soltó una leve risa) Lo hago, Jennifer, te echo bastante de menos.
J. Yo también, demasiado. (hice una pausa), iré a clases, deja de distraerme
M. Yo no estoy...*.

Colgué con una sonrisa en mi rostro y me dirigí al salón.

POV. Mariel.
Después de que me colgara, sonreí ampliamente y guardé el móvil en el bolso, miré mi reloj de pulsera e hice cálculos mentales, solo tenía veinte minutos para terminar todo antes de comenzar mi rutina.
Últimamente, Jackson me daba tareas todo el día, a las diez llegaba Lirian para las clases de idiomas, a la una, teníamos junta con el comité, a las tres salíamos a buscar compradores, a las cinco me dedicaba a revisar el programa, a las siete teníamos cena con algunos compradores, además que entre esos tiempos también tenía que tomar fotografías y imprimirlas para muestra y por último, a las nueve llegaba completamente agotada al hotel, quería llamar a Jennifer por las noches, me pero cuando me tumbaba en la cama para llamar, automáticamente me dormía en segundos.

Escuché unos golpes en la puerta y me levanté a abrir, tal vez era Lirian. Abrí la puerta y efectivamente era ella. Era un poco más alta que yo, delgada, demasiado delgada, su rostro era afilado y con los rasgos marcados, sus piernas eran largas y delgadas, sus ojos medianos y en un color azul y grisáceo, nariz afilada, labios delgados, tes moreno claro y un cabello que le llegaba por encima de los hombros en un color castaño rojizo.

-Hola, Liri, pasa- me hice a un lado para que entrara.

-Gracias- entró y miró la mesa
-¿Sigues desayunando?-

-Sí- levanté los hombros
-¿Quieres?-

-No, gracias- sonrió -Termina de desayunar mientras yo reviso los temas-

-Vale, gracias- continué desayunando en silencio.

En toda la lección, veía de reojo el móvil, con la esperanza de terminar temprano y llamar a Jennifer, pero cada vez que cogía el móvil, Lirian me miraba y lo quitaba de mis manos.

-¿Algo más importante qué estudiar?-

-Solo quiero llamar a mi novia-

-Mira, Mariel, mañana viajaremos a Alemania y no sabes ni siquiera un saludo cordial, recuerda lo que dijo Jackson- hizo una pausa -Sé que quieres llamarla, pero cuando terminemos tu lección, lo harás, mientras tanto, enfócate aquí- señaló la pizarra.

-Vale- asentí levemente.

Después de la lección, saqué el móvil y marqué, pero al saltar directo a buzón lo dejé de lado y me concentré nuevamente en las lecciones.

En todo el día no tuve oportunidad de ver el móvil, puesto que al terminar una actividad, automáticamente Jackson se encargaba de ponerme una nueva y cuando intentaba sacar el móvil, era interrumpida por un carraspeo y un golpe en el brazo.

-Ya que termines podrás llamarla- dijo mientras guardaba el móvil en su bolsillo delantero de sus pantalones -Y no pongas de pretexto la diferencia de horario- agregó.

Entre mis letrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora