POV. Jennifer.
Me quedé unas horas esperando a Mariel, dejó dinero para comprar comida, pero no para la cena y en realidad, tenía bastante hambre.
Desperté después de un tiempo, me levanté del sofá y caminé hacia el frigorífico, saqué el galón de leche y serví un poco en un vaso; lo lavé y regresé al sofá, me senté y escuché la puerta abrirse, miré el reloj de pared y vi la hora "3:45". Giré rápidamente y vi a Mariel entrar.
-¿Hola?--Jennifer- se sorprendió -¿Qué haces despierta?-
-Te espero- me levanté del sofá
-¿Por qué tan tarde?--Trabajo- dejó su abrigo en el sofá.
-¿Tan tarde?-
-Hubo un incidente- comenzó a caminar a su habitación.
-Llévate tu abrigo- lo levanté del sofá -Este no es tu perfume- lo olí levemente.
-¿Tú qué sabes de mi perfume?- se acercó a mí.
-Más de lo que crees- me acerqué más y aspire su aroma -Ya sé que estabas haciendo-
-¿Trabajo?- me quitó el abrigo.
-Hueles a sexo, ¿ese es tu trabajo?- me crucé de brazos.
Puso un dedo suavemente en mi mejilla -Sí, tuve sexo, no es mi trabajo pero es algo que disfruto-
-¿Con quién?- sentí una leve punzada de coraje.
-Mi vida sexual no es de tu incumbencia- deslizó su dedo hasta mi barbilla -Ahora, deberías ir a dormir- la levantó un poco y se alejó.
Me quedé ahí unos minutos hasta que la vi entrar en su habitación, di un pizotón al piso y caminé hacia la mía, necesitaba descansar, en cierto punto tenía razón, su vida privada no era algo que a mí me importara, tal vez solo era preocupación al ser tan tarde y ella aún sin llegar a hacer la cena, sí, es eso.
Desperté por ruidos nuevamente, botes de metal golpeando el piso, para ser exacta, me levanté de la cama y caminé a la habitación de Mariel. Golpeé la puerta fuertemente hasta que la vi salir, usaba unos pantalones cortos negros apenas tapando su rodilla, un sujetador deportivo color gris y tenía el cabello sujeto en una coleta.
Se quito los auriculares -¿El ruido otra vez?- dijo apenada.
-Sí- me crucé de brazos -¿Podrías tratar de no hacer tanto ruido?-
-Haré lo que pueda- sonrió -Te dejé el desayuno servido-
-Oh, gracias- imite su gesto -¿Qué es lo qué haces?- di un paso hacia delante.
-Estoy pintando la habitación, el blanco era muy vacío para mí- levantó los hombros -¿Quieres ver?- abrió más la puerta.
-Claro- entré y admiré la primer pared -¿Manchas?- levanté una ceja.
-Sí, de colores- sonrió ampliamente -Ninguna tiene forma, puesto que arrojé la pintura sin sentido-
-En desorden- aclaré -Algunas están sobre otras- señalé algunas manchas.
-Sí, no quería que tuvieran secuencia, quería que fuera espontáneo-
Miré la pared del frente -¿En esa que harás?-
-Aún no lo sé, tengo unas latas de pintura negra sobrantes, algo se me tiene que ocurrir-
-¿Y en las otras dos?-
-Todo a su tiempo, linda- sonrió de medio lado.
-¿Te parezco linda?- me acerqué a ella.
-Oh... pues... pues eres... eres
lin... linda, sí- comenzó a ponerse nerviosa - Deber... deberías ir a de... desayunar- se alejó rápidamente.-Gracias, tengo hambre- sonreí y salí de su habitación.
-Anda bueno- dijo sin mirarme.
Eran aproximadamente las seis de la tarde cuando me llega un mensaje de Salma, lo abrí y leí.
*¿Si irás a la cena?*
Me golpeé la frente con la palma de la mano, había olvidado por completo la cena, me levanté de la cama y caminé al armario, lo abrí y me quedé viéndolo por segundos.
-Un vestido vendría bien- cogí un vestido rosa tenue y lo colgué en el borde superior de la puerta, abrí los cajones del fondo y saque unas bragas azules y un sujetador negro, los dejé en la cama y regresé a por el vestido, lo dejé con cuidado de que no se arrugara y puse encima la ropa interior. Entré a la ducha y comencé a asearme.
Faltaba media hora para las ocho cuando yo salí de la habitación completamente arreglada, usaba el vestido rosa, con unos tacones negros y un bolso a juego; saqué mi móvil y caminé a la cocina topandome con Mariel.
-Whoa, que guapa- sonrió
-¿Saldrás con ella?--Gracias y no- metí el móvil al bolso -Iré a una cena con la familia de Salma-
-Oaah, ¿También irás tú?- preguntó sorprendida.
-Sí, ¿Tú irás?-
-Sí, justo ahora iba a ducharme-
-No creo que alcances- miré el reloj de pared -Falta menos de media hora-
-Tengo tiempo- sonrió y caminó a su habitación.
Me quedé nuevamente sola, caminé al estante de libros y vi el libro negro, lo cogí y sostuve por unos segundos, lo abrí en la primera pagina y comencé a leer.
"Querido lector:
Muchos han leído libros de amor, drama, suspense, ficticios, entre otros; pero este libro, infortunadamente o afortunadamente, es diferente, no tiene amor; no contiene capítulos con trama; su historia no causa suspenso y mucho menos es ficticia, está es una historia tal vez es real, tal vez es mentira. Al final, tu opinión le dará la razón".Levanté mi vista del libro y me quedé viendo la ventana unos segun, analizando las palabras antes leídas. "Es mi libro favorito". El recuerdo de la voz de Mariel llenó mi mente. Sonreí y llevé el libro a mi habitación, lo dejé a un lado de la cama, salí y choqué con Mariel.
-¿lista?- preguntó segundos después.
-Sí- la miré -Me sorprende que seas tan rápida- vestía unos pantalones grises, una camisa negra y un saco gris.
-Solo uso lo primero que veo y listo, no pierdo tiempo en elegir- levantó los hombros -Estás muy hermosa- dijo después de verme por unos segundos.
-Gracias- sonreí -Tú también te ves muy bien-
-Que amable- sonrió de una forma genuina.
Estuve a punto de decir algo más cuando golpean la puerta, sonreí y giré para después caminar hacia la puerta y abrirla.
-Buenas noches, señoritas, ¿nos vamos?- sonrió.-Claro, buenas noches, señor- Mariel caminó hacia el -Un gusto volverlo a ver- estiró su mano hacia él.
Le dio un leve apretón y la soltó
-Espero darle ese gusto mas seguido- sonrió.-No creo que pueda sobrevivir a tanta emoción- imitó su gesto.
Soltó una carcajada -Me cae bien, es demasiado agradable- me miró -¿Verdad, Jennifer?-
-Claro, señor- sonreí.
-Bien, chicas- dio un paso hacia atrás -Hora de irnos, o mi esposa entrará en pánico si tardo más de lo planeado-
-Pues, andando- Mariel fue la primera en salir.
Se adelantaron unos pasos mientras yo cerraba la puerta
-Espere- Mariel habló -Dejamos a la hermosa señorita atrás- me giré para verla y venía hacia mí
-Una disculpa, que falta de respeto tan grande- llegó hasta mí y me cogió de la mano
-¿Me permite?- me pasó su brazo en forma de escuadra.Decidí seguirle el juego -Claro- pasé mi brazo por el hueco y me colgué levemente.
El papá de Salma me miró -Igualmente le ofrezco una disculpa- nos miró a ambas -¿nos vamos?-
-¿Estás lista?- Mariel susurró. Yo asentí con la cabeza lentamente
-Después de usted- extendió levemente el brazo frente a ella.Sonrió ampliamente -Andando-
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Entre mis letras
RandomElla era excesivamente ordenada, yo en cambio era el desastre mismo. Lo único que nos unía, era la pasión por la literatura, ¿Qué pasa cuando dos tipos de caos colisionan?, ¿Se mueren, o se unen para crear algo nuevo?