Capítulo Sesenta y cuatro. Reencuentro.

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Caminé sin tener rumbo fijo, caminé por el simple hecho de alejarme de Mariel, y así lo hice hasta que escuché su voz a lo lejos.

-¡Jennifer!- gritó -¡Jennifer, escúchame por favor!- Me detuve en seco -Deja que te explique-

Giré para verla -Te escucho-

-Lo siento- dijo simplemente.

-¿Lo siento?- pregunté sorprendida -¿Solo eso?- sonreí irónicamente -¡Vaya explicación!-

-No sé cómo explicarlo, porqué ni siquiera yo lo entiendo; mira, podemos hablarlo aquí, vamos al apartamento-

-No, si hablaremos de algo, será aquí- me crucé de brazos.

-Bien- miró alrededor -Vamos allí- señaló una banca lejos del lugar.

-Vale- comencé a caminar. Una vez en la banca, Mariel estaba nerviosa, frotaba sus dedos y miraba sus rodillas -Y bien, ¿Cómo es qué tienes novia?-

-Lo olvidé- dijo apenada.

-¡¿Qué?!-

-Jennifer...-

Interrumpí -¿Cómo es qué olvidas que tienes novia?-

-Fue hace mucho, demasiado, no recuerdo tanto sobre eso, ni siquiera recuerdo que hayamos regresado-

-¿Desde cuándo son novias?-

-Hace unos años, creo, recuerdo haberle dicho antes de irme que terminábamos, pero ella dice que nunca lo dije, o bueno, tal vez no lo hice-

-Cuéntame su historia-

-Vale- soltó todo el aire de sus pulmones -Ella es del orfanato, llego a sus doce años, puesto que sus padres murieron en un accidente de tránsito, pero sus familiares no pudieron hacerse responsables de ella, así que fue directo allí, en fin, fue mi compañera de habitación, y a mis diecisiete en un intento desesperado por olvidarte le pedí que fuera mi novia, pero con el paso del tiempo teníamos varias discusiones y me dijo que no quería estar conmigo, así que lo tomé como terminar, pero unos días después nos acostamos, pero yo pensaba que era todo sin compromiso, pero ahora veo que ella no creía lo mismo-

-Eres una gilipollas- dije simplemente -En realidad, una gran idiota- negué con la cabeza.

-Lo sé, soy una total idiota, merezco que estés molesta- agachó la cabeza -Tuve una novia que no sabía que tenía- susurró frustrada.

No pude contener la risa -Eso es tan absurdo-

-¿De qué te ríes?- preguntó confusa.

-En cierto punto, me da gracia tu nivel excesivo de distracción e idiotez- calmé mi risa -Pero por el otro lado me molesta que tengas novia, me convierte en la sucia fea amante roba novias-

Negó lentamente con la cabeza
-No eres la sucia fea amante roba novias- sonrió -Desde el principio fuiste tú, solo que, me precipité- levantó los hombros.

-Eres tan tonta- dejé un pequeño beso en sus labios -Ahora ve y arregla eso- le di una leve bofetada -Y finge que estoy molesta y te detesto-

Puso una mano en su mejilla
-¿Por qué?-

-Porque no quiero verme fácil- hice una pausa -Además, ya te hice sufrir mucho y aunque tu explicación es pésima, también sé que eres terrible mintiendo y una total idiota para sostener un engaño, así que te creo-

-Que considerada- dijo burlona.

-Lo sé, ahora pon cara de sufrimiento y termina con tu novia- me levanté de la banca -¡Y quiero qué te alejes!- le guiñé un ojo y me fui.

POV. Mariel.
Sonreí ampliamente después de que Jennifer caminó unos pasos, giré sobre mis talones y vi a Lupita.

-¿Qué haces aquí?-

-Estoy bien, gracias- se cruzó de brazos -Vengo a estudiar-

-¿Aquí?- pregunté sorprendida
-No hay ninguna carrera que pueda gustarte-

-Está cine- dijo simplemente.

-No entiendo que tiene que ver cine, con nutrición-

-Antes quería nutrición, ahora quiero cine-

-¿Y mañana qué querrás?-

-Estar contigo-

-Lupita, entiende, lo nuestro terminó hace tiempo y en verdad, fue bueno en su tiempo, pero ahora estoy con ella y...-

-Siempre fue ella- interrumpió
-Desde el principio ella estuvo entre nosotras, cada vez que la veías con alguien más llegabas molesta y recalabas conmigo, ella siempre ha estado dentro de todo lo que haces, giras alrededor de ella, pero ella gira en su órbita, eres algo así como un satélite, ella gira alrededor del sol y tú al rededor de ella-

-Lupita, por favor, ahora estamos bien-

-Sí, ahora, pero, ¿después qué?- dijo molesta -La última vez que fuiste estabas destrozada por ella, ¿Qué te asegura que no pasará otra vez?-

-No lo sé, pero de eso se trata una relación, de buenas y malas y estoy dispuesta a pasarlas todas-

-¿Y ella?- dio un paso hacia mí
-¿Qué tal si ella no quiere pasarlas? ¿Qué tal si al primer problema real sale huyendo?-

-Ya hemos tenido problemas grandes, y hemos salido de ellos, juntas- hice una pausa -Deja de meter saña por favor-

-No es saña, es realidad, conmigo tenías todo seguro, tenemos todo bien, estable; ella es una plataforma de madera en el agua-

-No importa, aún así quiero naufragar a su lado- giré sobre mis talones.

-Mar, espera por favor- Me detuve, pero no giré -Al menos ten el valor de decírmelo en la cara-

Giré lentamente -Lupita, lo siento, pero no te quiero- le dije viéndola a los ojos -Esto debe terminar, lo que sea que tengamos-

Noté como sus ojos se ponían vodriosos -Bien- dijo simplemente -Pero estaré cerca, no disponible, pero cerca-

-No quiero que te hagas esperanzas conmigo, ya no más, no podría corresponderte- admití.

-No puedes decirme que hacer- dijo molesta -Ahora vete, no te quiero ver ahora-

-Lo siento, en verdad lo lamento- giré y comencé a caminar.

Una vez en el apartamento dejé mi mochila en el sofá y fui a la cocina, saqué una botella de agua y caminé a la habitación mientras bebía. Abrí la puerta y me encontré con Jennifer en mi cama, revisando mi portátil.

-¿Encontraste lo que buscabas?- pregunté mientras cerraba la puerta.

-En realidad no- me miró -Estás limpia- dijo con una amplia sonrisa.

-Solo tengo fotografías de ti- levanté los hombros.

-¿Qué pasó con tu novia?- cerró la portátil.

-Exnovia- me tumbé boca abajo en la cama -Fue realmente estresante-

-Oh, ¿Quieres un masaje?-

-Por favor- susurré.

-Tienes suerte de que haya tomado un curso- sentí como se subió en mi y se sentó en mi trasero -Ahora, necesito que te relajes y te quites la camisa-

-Espero no vayas a violarme- dije mientras me quitaba la camisa.

-No, solo haré que te relajes y disfrutes-

Desabrochó mi sujetador e hizo las cintillas a un lado, comenzó a frotar sus manos contra mi espalda lentamente y con una leve presión al llegar a mis hombros. En realidad se sentía bien, podía notar como mi cuerpo se relajaba y de mí se apoderaba una leve sensación de sueño.

Entre mis letrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora