Capítulo. Ciento diecisiete. Resultados.

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POV. Mariel

-Estoy nerviosa- dije mientras veía mis manos temblorosas.

-Tranquila, mi amor, lo harás bien- sonrió cálidamente -Solo es tu graduación-

La miré con poca gracia -Eso no ayuda-

-Respira, lo harás bien- besó mi mejilla -Solo vas a leer un discurso-

-¿Y si me trabo?-

-No lo harás, ya has hecho eso antes- acomodó la toga -Ahora ve, recibe esos documentos, lee tu discurso y regresa por tu regalo-

-Eso es una excelente motivación- dije mientras la cogía de la cintura para pegarla a mi cuerpo -¿Puedes darme un adelanto?-

-Déjame pensar- pasó las manos por detrás de mi cuello -Tal vez solo un poco- dijo mientras se acercaba lentamente a mis labios.

-Mariel, nos llaman- la voz de Antonio nos hizo separarnos
-¿Interrumpo?-

-Sí, gracias- dije irónica -Te veo en unos minutos- dejé un pequeño beso en sus labios y corrí hacia donde Antonio esperaba con los brazos cruzados.

-Dios, parece que no se cansan de estar juntas- dijo mientras caminábamos.

-No, realmente no lo hacemos- sonreí ampliamente.

-Lo sé, que no se pierda eso- imitó mi gesto.

-No tiene porqué- le di una palmada en el hombro y caminé delante de él.

Después de la ceremonia, fuimos al apartamento, Antonio, Salma, Jennifer y varios compañeros de grupo, la celebración fue demasiado agradable, todos reíamos, algunos otros contaban las anécdotas dentro de la escuela, en la mayoría evidenciándome por cosas que había hecho o la misma Jennifer contando como gritaba y corría en círculos cuando no podía editar bien. Pasada la media noche, la mayoría se encontraba en estado de ebriedad, me senté en el sofá viejo para mirar a todos mientras sostenía una cerveza de botella en mi mano izquierda, todos se veían tan alegres, la mayoría bailaba, otros hablaban pegados a las paredes y unos pocos dándose el lote en los rincones de la casa, esos pocos incluyendo a Antonio y Salma.

-Por suerte cerré ambas habitaciones con llave- susurré antes de beber de la cerveza.

-¿Estás vigilando que no rompan ni se roben nada?- Jennifer preguntó mientras se acercaba a mí.

-Exactamente- sonreí de medio lado.

-Deberías preocuparte mejor por la hora en la cual los vas a correr-

-No quiero correr a nadie, sería grosero-  la miré por unos segundos.

-¿Segura?- se sentó en mis piernas -He estado bebiendo un poco- besó la comisura de mis labios y se paró.

-Dame un minuto- dejé la cerveza a un lado del sofá y me levanté del sofá -Venga chicos, se acabó la fiesta- la mayoría hizo un eco de abucheo -Pero la pueden continuar en casa del ex-jefe de grupo- el abucheo se hizo bulla y Antonio me fulminó con la mirada.

-Vale, vale, pero no rompan nada- dijo mientras abría la puerta y me dedicaba una última mirada.

Sonreí al verlos salir y giré en busca de Jennifer, la cual ya no estaba en el recibidor.
Caminé a la habitación y la encontré sentada en la cama con dos copas de vacías en la mano y una botella de vino tinto en la otra, sonreí ampliamente y caminé hacia ella.

-Compré una botella del vino que te gusta para celebrar- levantó un poco la botella.

-¿Cuál es el motivo?- dije mientras me sentaba en la cama.

Entre mis letrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora