POV. Mariel
-Estoy nerviosa- dije mientras veía mis manos temblorosas.
-Tranquila, mi amor, lo harás bien- sonrió cálidamente -Solo es tu graduación-
La miré con poca gracia -Eso no ayuda-
-Respira, lo harás bien- besó mi mejilla -Solo vas a leer un discurso-
-¿Y si me trabo?-
-No lo harás, ya has hecho eso antes- acomodó la toga -Ahora ve, recibe esos documentos, lee tu discurso y regresa por tu regalo-
-Eso es una excelente motivación- dije mientras la cogía de la cintura para pegarla a mi cuerpo -¿Puedes darme un adelanto?-
-Déjame pensar- pasó las manos por detrás de mi cuello -Tal vez solo un poco- dijo mientras se acercaba lentamente a mis labios.
-Mariel, nos llaman- la voz de Antonio nos hizo separarnos
-¿Interrumpo?--Sí, gracias- dije irónica -Te veo en unos minutos- dejé un pequeño beso en sus labios y corrí hacia donde Antonio esperaba con los brazos cruzados.
-Dios, parece que no se cansan de estar juntas- dijo mientras caminábamos.
-No, realmente no lo hacemos- sonreí ampliamente.
-Lo sé, que no se pierda eso- imitó mi gesto.
-No tiene porqué- le di una palmada en el hombro y caminé delante de él.
Después de la ceremonia, fuimos al apartamento, Antonio, Salma, Jennifer y varios compañeros de grupo, la celebración fue demasiado agradable, todos reíamos, algunos otros contaban las anécdotas dentro de la escuela, en la mayoría evidenciándome por cosas que había hecho o la misma Jennifer contando como gritaba y corría en círculos cuando no podía editar bien. Pasada la media noche, la mayoría se encontraba en estado de ebriedad, me senté en el sofá viejo para mirar a todos mientras sostenía una cerveza de botella en mi mano izquierda, todos se veían tan alegres, la mayoría bailaba, otros hablaban pegados a las paredes y unos pocos dándose el lote en los rincones de la casa, esos pocos incluyendo a Antonio y Salma.
-Por suerte cerré ambas habitaciones con llave- susurré antes de beber de la cerveza.
-¿Estás vigilando que no rompan ni se roben nada?- Jennifer preguntó mientras se acercaba a mí.
-Exactamente- sonreí de medio lado.
-Deberías preocuparte mejor por la hora en la cual los vas a correr-
-No quiero correr a nadie, sería grosero- la miré por unos segundos.
-¿Segura?- se sentó en mis piernas -He estado bebiendo un poco- besó la comisura de mis labios y se paró.
-Dame un minuto- dejé la cerveza a un lado del sofá y me levanté del sofá -Venga chicos, se acabó la fiesta- la mayoría hizo un eco de abucheo -Pero la pueden continuar en casa del ex-jefe de grupo- el abucheo se hizo bulla y Antonio me fulminó con la mirada.
-Vale, vale, pero no rompan nada- dijo mientras abría la puerta y me dedicaba una última mirada.
Sonreí al verlos salir y giré en busca de Jennifer, la cual ya no estaba en el recibidor.
Caminé a la habitación y la encontré sentada en la cama con dos copas de vacías en la mano y una botella de vino tinto en la otra, sonreí ampliamente y caminé hacia ella.-Compré una botella del vino que te gusta para celebrar- levantó un poco la botella.
-¿Cuál es el motivo?- dije mientras me sentaba en la cama.
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Entre mis letras
De TodoElla era excesivamente ordenada, yo en cambio era el desastre mismo. Lo único que nos unía, era la pasión por la literatura, ¿Qué pasa cuando dos tipos de caos colisionan?, ¿Se mueren, o se unen para crear algo nuevo?