Salí de la ducha sintiéndome más tranquila, me puse la ropa interior y vi el sobre, me senté en el borde de la cama y lo abrí. Había dentro una tarjeta de biblioteca, leí la información y era la misma biblioteca que frecuentaba en las vacaciones de verano, giré para ver el reverso y había algo escrito.
"Eres la viva imagen de la protagonista de mi historia, cada lectura nueva, es tu rostro en mi memoria".
Una sonrisa se formó en mi cara al terminar la frase y mi corazón latía tan fuerte que parecía salirse de mi pecho. Un escalofrío me recorrió el cuerpo cuando me llegó el aroma de Mariel desde mi ropa, tape mi cara con ambas manos y dejé salir todo el aire de mis pulmones, tenía que encontrar una solución.
POV. Mariel
Después de que estuvimos listas, llamamos al taxi y esperamos a que llegara.-¿Alguien sabe a qué hora terminará eso?- Tania preguntó mientras se ponía unos pendientes.
-No lo sé, tal vez antes de media noche- miré mi reloj de pulsera
-Oh bueno, yo pretendo regresar a esa hora--Creo yo igual, no estoy segura, ¿Tú por qué tan temprano?-
-Debo terminar mis cosas-
-Oh, cierto, ya te vas mañana-
-Llegó el taxi- Jennifer abrió la puerta -Hay que irnos-
Llegamos al lugar después de aproximadamente media hora, pagué el pasaje y entramos.
Había compañeros de toda la universidad, la mayoría de literatura, una gran cantidad de arte, unos pocos de fotografía y un par de cinematografía.Me alejé de las chicas en cuanto vi a Antonio a lo lejos, llegué hasta el y me dio su vaso de bebida -Susan está molesta contigo- se sirvió en otro vaso.
-¿Por qué no me acosté con ella?- bebí un poco -¡Por favor! Qué inmadura-
-Lo es, ella dice que tú flirteaste con ella-
-No, yo no flirteo con nadie- bufé molesta.
-Eres coqueta, Mar- soltó una leve risa -Tienes ciertas manías que hacen que parezca que flirteas con todo el mundo-
-¿Qué?- lo miré confusa.
-Sí, cómo sonríes, cómo te paras, la forma en que las ves, las palabras que dices, hasta el tono de voz que usas- pasó un brazo por encima de mis hombros y me pegó a su costado -No es tu culpa, eres así, solo que ellas malinterpretan amabilidad, con flirteo-
-Ahora tiene más sentido- pasé mi brazo por detrás de su espalda -¿Cuánto tiempo tienes aquí?-
-Una hora o más- bebió otro poco -¿Por qué?-
-Deja de beber tanto- quité el vaso de sus labios -Ya comienza a hacerte efecto-
-Si lo dices por mi caminar...- hizo una pausa -Tienes toda la razón- comenzó a reír.
Continuamos hablando por más de una hora, una vez que se le bajo el efecto del alcohol, fuimos a por más bebidas y a bailar un poco; varías veces busqué a Jennifer con la mirada, pero no lograba ubicarla entre tanta gente y poca luz. De vez en cuando, me apartaba un poco y buscaba entre las habitaciones del lugar o en el sanitario, pero toda la búsqueda resultaba negativa, comencé a creer que ya se había ido cuando alguien me tapa los ojos.
-¿Quién soy?-
-¿Jenn?- giré lentamente.
-Adivina- sonrió.
-¿Estás ebria?- la sujete de la cintura para que no se fuera.
-No- se alejó un poco -tomé un par de bebidas, pero nada más- Busqué a Antonio con la vista y me dedicó una mirada de información, asentí y miré a Jennifer -Quiero irme a casa, la mayoría de los hombres quieren acostarse conmigo-
ESTÁS LEYENDO
Entre mis letras
AléatoireElla era excesivamente ordenada, yo en cambio era el desastre mismo. Lo único que nos unía, era la pasión por la literatura, ¿Qué pasa cuando dos tipos de caos colisionan?, ¿Se mueren, o se unen para crear algo nuevo?