Corté el beso y la aparté lentamente, acaricié suavemente su mejilla y ella cerró sus ojos al contacto, rocé su barbilla y abrió los ojos, sus hermosos ojos, un escofrío recorrió todo mi cuerpo cuando sonrió levemente mientras sus ojos brillaban, sujeté su cara entre mis manos y choqué nuestras frentes, la miré directamente a los ojos, su mirada decía tanto pero a la vez callaba, sentía como mi cuerpo temblaba y un nerviosismo intenso se apoderaba de mí, me acerqué lentamente, como si tuviera miedo, al sentir sus labios junto los míos, un torbellino de emociones lleno mi cuerpo y mi estómago estaba repleto de pequeños cosquilleos, mi corazón latía demasiado rápido; una pequeña contracción invadió mi centro cuando el beso dejó de ser delicado y comenzó a llenarse de deseo, nuestras lenguas comenzaron una guerra entre ellas y nuestras manos dejaron de estar quietas para seguir la figura de nuestros cuerpos, la empujé en la cama y me tumbé sobre ella sin dejar de besarla, no quería hacerlo, no quería dejar de sentirla, sus brazos llegaron a mi cuello y lo abrazaron suavemente, corté el beso y hundí mi frente en almohada, dejé mis manos en su cintura y así nos quedamos unos minutos, disfrutando nuestra cercanía y del calor que emanaban nuestros cuerpos.
Me levanté de ella apoyando los brazos en la cama, la miré a los ojos y emanaron un brillo que me iluminó por completo, sonreí levemente y besé su frente
-¿Estamos bien?--Ahora lo estamos- acarició mi mejilla suavemente -Acuéstate a mi lado, quiero sentirte cerca- Asentí con la cabeza y me tumbé suavemente a su lado, abrazando su espalda, respirando el aroma de su cabello y haciendo figuras imaginarias en su vientre -Me haces cosquillas- detuvo mis manos.
-Pero me gusta haberlo- susurré contra su cuello.
-Haz otras cosas- dijo entre leves risas.
Aparté suavemente el cabello de su cuello y comencé a dejar suaves besos y una que otra leve mordida, provocando que dejara salir leves suspiros, mi mano libre comenzó a rozar sus clavículas y con la otra mano me apoyé en el codo para poder besarla fácilmente, atraje su boca hacia la mía y nos fundimos en un suave beso, mi otra mano siguió un camino de caricias hasta hundirse debajo del resorte de su pijama, levanté suavemente sus bragas y comencé a acercarme lentamente a su entrada.
-Despacio- una mano detuvo la mía antes de que tocara su entrepierna.
-Solo dormir- Asentí con la cabeza y saqué mi mano del lugar.
-Solo dormir- Jennifer repitió mis palabras y me dio un leve beso.
A la mañana siguiente, desperté con Jennifer aferrada en mi cintura y su cabeza en mi pecho, dejé un beso en su frente -Buen día- susurré cuando abrió sus ojos.
-Es un gran día- besó mi cuello -Y es viernes- sonrió ampliamente.
-Hay que hacer el desayuno-
-Sí- dejó un pequeño beso en mis labios.
-Puag- hice cara de asco -No te haz lavado los dientes- sonreí ampliamente.
-Eres una boba- hizo un puchero.
-Una boba que tampoco se ha lavado los dientes- dejé otro pequeño beso en sus labios -Anda vamos- la empujé levemente.-Pero si me lavo los dientes antes de desayunar la comida sabrá raro- se tapó la cara con la almohada.
-No seas puerca- comencé a picar sus costillas.
-¡No, Mariel!- comenzó a decir entre carcajadas -¡Detente!- llevó sus manos a su abdomen -¡Me haré pipí!- sus carcajadas eran más altas.
-Excelente- me detuve -Ve al baño, haz pipí y lávate los dientes- sonreí ampliamente.
-A veces eres odiosa- se acercó a mí con una sonrisa.
-Solo un poco- soplé cerca de su cara.
-Y un asco también- me empujó levemente -A ti también te falta lavarte los dientes- me jaló del brazo.
Mientras hacíamos el desayuno, perdíamos el tiempo en besarnos, o bueno, en realidad yo la jalaba para besarla, sentía que no era real, pensaba que todo era un sueño y que al despertar estaríamos separadas y ella odiandome.
Me gustaba oírla suspirar entre besos, o cuando sus manos apretaban suavemente mi espalda, pero lo que me volvía loca, era ver cómo mantenía sus ojos cerrados segundos después de alejarme de sus labios y la enorme sonrisa que esbozaba cuando me veía.-Me voy a desgastar- dijo mientras guardaba las cosas en la alacena.
-¿Qué?- espabilé un par de veces.
-Si me miras demasiado me voy a desgastar--No quiero dejar de mirarte- comencé a caminar hacia ella -Me da miedo pensar que no es real-
Giró para verme -Mariel- me cogió de las mejillas -Soy real, eres real, esto es real- dejó un pequeño beso en mis labios -Sé que te he hecho insegura y temerosa de lo que hay entre nosotras, y te pido disculpas por eso, pero ahora estamos juntas, es nuestro momento-
Descansé mis manos en su cadera -¿Y esta vez cuándo va a durar el momento?-
-El tiempo que lo hagamos durar- beso mi frente. Cerré mis ojos en el contacto -Ahora estoy contigo, antes nos separaban muchas cosas, ahora no, hay obstáculos pero sé que podemos brincarlos juntas, ¿Saltas conmigo?-
-Sin protección ni nada- me acerqué para besarla -A lo kamikaze- susurré contra sus labios.
Después del desayuno, nos fuimos a la universidad, habían cambiado horarios así que entrábamos a la misma hora, pero yo salía antes. Una vez fuera de su salón, la besé nuevamente para despedirla.
-Señoritas, separense por favor- una voz autoritaria nos hizo separarnos de un salto.
-¡Salma!- Jennifer la empujó levemente con una sonrisa.
-Así que... ¿Están juntas?- preguntó con una amplia sonrisa.
-Estamos bien- respondí mientras miraba a Jennifer.
-Me alegro por eso- vio a Jennifer
-Vamos, hay que entrar- la jaló del brazo.-¿Te veo después?-
-Estaré esperando por ti- sonreí levemente.
-Llegaré lo más pronto posible- se jaló de Salma y me dio un suave beso -Espérame- dijo antes de entrar.
-Lo haré- susurré.
Estando en clases, me sentía con una energía excesiva y unas ganas inmensas de sonreír todo el tiempo, además de correr por toda la universidad gritando que estaba con ella.
-Alguien está feliz hoy- Antonio se sentó a mi lado.
-¿Se nota mucho?-
-Tienes una sonrisa que se ve a kilómetros- sonrió -¿Qué sucede?-
-Estoy con Jennifer- mi sonrisa se amplió tanto que me dolieron los pómulos.
-Debo admitir que esta vez me alegro por eso-
-¿Esta vez?-
-Sí, las veces pasadas no, pero ahora, espero que sea diferente-
-¿Por qué lo dices?-
-Piensa, si ustedes hubieran estado juntas desde el principio, habrían terminado odiandose por sus problemas, que serían limpieza y orden, que son los más básicos- hizo una pausa
-Ahora, tú no eres tan desastrosa y Jennifer mejoró su obsesión por la limpieza, si pudieron superar ese problema de gran magnitud, pueden con cualquier obstáculo--Pero no estábamos juntas cuando arreglamos eso...-
-Lo estaban- interrumpió -Pero no estaban bien- sonrió victorioso.
-Ahora estamos bien- sonreí ampliamente.
-Manténgalo así- dio unas palmadas en mi hombro.
-Eso haremos- asentí con la cabeza.
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Entre mis letras
DiversosElla era excesivamente ordenada, yo en cambio era el desastre mismo. Lo único que nos unía, era la pasión por la literatura, ¿Qué pasa cuando dos tipos de caos colisionan?, ¿Se mueren, o se unen para crear algo nuevo?