Pasaron excelentes minutos de un magnífico delirio, Jennifer se sentó en mi cadera y puso sus manos en mi vientre -Mariel, no- dijo con la respiración agitada.
-Pero...- me senté en la cama y abracé su cintura -Ya te estabas dejando llevar- besé justo en medio de sus senos.
-Oh...- Jennifer presionó mi cabeza contra su pecho -Aún tienes la férula- dijo después de varios minutos.
-Joder...- me dejé caer de espaldas en la cama -Tienes un mágico poder para acabar con el deseo-
-No sé si es un halago- se tumbó a mi lado.
-Eres tú- sonreí -Y eso, es mejor que todo-
-Mariel, deja de seducirme- soltó una leve risa -Pero debo admitir que fue hermoso- besó mi mejilla.
-Tal vez al próximo intento-
-Piensa en tu próxima jugada-
-Descansa- besé su frente.
POV. Jennifer
A la mañana siguiente, Jacobo nos llevó a la terminal y nos despidió con la condición de visitarlos nuevamente, a lo que Mariel solo respondió con un: "Espero sea pronto", y corrió lo más lejos que pudo del hombre.
El trayecto de regreso fue callado, Mariel estaba en su móvil buscando los teléfonos de algunas psicólogas para agendar una cita y recibir ayuda profesional.-¿Por qué solo chicas?- pregunté después de minutos.
-No entiendo-
-Has pasado cuatro psicólogos disponibles y los rechazas, pero insistes cuando son psicólogas- hice una pausa -¿Por qué?-
-No lo sé, no me siento cómoda con hombres, es extraño- levantó los hombros.
-¿Acaso buscas chicas para engañarme?-
-¿Tan obvia soy?- preguntó fingiendo sorpresa.
-Demasiado- sonreí ampliamente -Pero, piensa, esas chicas no tendrán lo que yo-
-Eres muy confiada- negó con una amplia sonrisa.
-Sé lo que tengo- me acerqué a ella -Y cómo usarlo- besé la comisura de sus labios.
-Oh, nena- susurró -Yo también tengo mis trucos- deslizó una mano por la parte interna de mi pierna.
-¡Dios!, Mariel- quité su mano rápidamente -Venimos en un autobús- la miré alarmada.
Se levantó y miró alrededor -Está casi vacío-
-Mariel, no- crucé las piernas -No ahora- le di un guiño y sonreí.
-Oh, sí que eres malvada- se recostó en mis piernas -No sabes lo mucho que me encanta estar aquí- besó mi rodilla.
-¡No!- brinqué levemente -Me das cosquillas- quité su cabeza.
-En otras ocasiones me detienes ahí- dijo mientras se levantaba.
-Mariel- dije apelada.
-Es verdad- levantó los hombros
-Llegamos- se levantó y bajó su mochila del guarda equipaje
-Vamos-Llegamos al apartamento y me dejé caer en el sofá -Estoy agotada-
-Ve a la habitación, en unos minutos te llevo de desayunar-
-Te ayudo- me levanté -No me quiero arriesgar a que le pongas algún estimulante sexual a mi comida-
Mariel soltó una carcajada -Eres muy desconfiada de mí-
-Te conozco- me acerqué a ella.
-Ugh, golpe bajo- sonrió y dejó un leve beso en mi frente -Igual solo iba a ser cereal con leche- levantó los hombros.
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Entre mis letras
RastgeleElla era excesivamente ordenada, yo en cambio era el desastre mismo. Lo único que nos unía, era la pasión por la literatura, ¿Qué pasa cuando dos tipos de caos colisionan?, ¿Se mueren, o se unen para crear algo nuevo?