Capítulo. Ochenta y siete. Es real.

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Salimos del lugar completamente fascinadas, el estilo era realmente hermoso y los detalles que tenía la hacían completamente única.

-¿A dónde iremos ahora?-

-Preguntemosle a mapa- sacó su móvil -Centro Pompidou, no sé como se pronuncie correctamente- alejó el móvil de su cara -Está a unas manzanas de aquí, podemos ir a pie-

-Excelente, más tiempo par caminar de tu mano- me pegué más a su cuerpo -¿Y qué es ese lugar?-

-Es el Centro Nacional de Arte y Cultura, es una biblioteca enorme, también un instituto de investigación y además cuenta con un museo- sonrió -Las tres cosas que más ama la chica que amo-

-Eres tan cursi- me detuve y la abracé fuertemente -Gracias-

-No agradezcas, me gusta verte feliz-

-Soy feliz contigo- dejé un pequeño beso en sus labios.

-No me veas así- negó con la cabeza mientras sonreía ampliamente.

-¿Cómo?-

-Así, como si no creyeras que es real- acarició mi mejilla.

-Es que a veces pienso que no es real- me lancé a sus brazos.

-¿Sientes esto?- apretó el abrazo y besó mi mejilla. Yo asentí con la cabeza -Somos reales- cortó el abrazo.

-Todo es real- sonreí ampliamente -¿Qué es eso?- señalé una estructura de arquitectura moderna.

-Ah, eso, creo es el Centro Pompidou- me miró -¿A dónde quieres ir primero?-

-A donde nos lleve esa puerta- señaló la puerta que estaba a unos metros de nosotras.

-Excelente decisión- sonreí ampiamente y entramos.

Dentro del lugar, no la pasamos la mayor parte del tiempo viendo los libros tratando de descifrar que decía cada uno y leyendo la síntesis de algunos que estaban en inglés, después de ahí, fuimos al centro de investigación y nos quedamos varios minutos observando la infinidad de información que había en ese lugar y por último, llegamos al museo, observamos con detenimiento cada obra y debatiendo sobre su estilo.

-Bien, ¿Ahora a dónde?-

-Al hotel, falta poco para que sea tarde y el hotel queda un tanto lejos de aquí-

-Vale- sonreí ampliamente.

Mariel paró un taxi y subimos en el, en el transcurso del viaje, íbamos checando algunas cosas que habíamos comprado, separadores de libros, libros, plumas, agendas, notas adhesivas, entre otras cosas.

Una vez en la habitación del hotel, Mariel llamó al servicio a la habitación y pidió una botella de vino, la cual llegó unos minutos después, caminó hasta donde yo estaba y me miró con una sonrisa -¿Qué me ves de diferente?- preguntó mientras abría la botella de vino.

-No lo sé- levanté los hombros.

Sirvió dos copas -¿Segura qué no ves bien?- abrió un poco más los ojos.

-Dios, no traes puestas las gafas-
Me entregó una copa y le di un sorbo.

Se sentó en el sofá -Gané- sonrió ampliamente -Quítate la ropa, excepto la interior- bebió de la copa sin dejar de mirarme.

Acaté su indicación y comencé a quitarme la ropa lentamente, la fui arrojando al suelo hasta que quedé en ropa interior, Mariel se levantó del pequeño sofá sin reposa brazos donde estaba sentada y comenzó a quitarse la ropa -Siéntate en la cama- caminó hacia un mueble de madera abrió un cajón y sacó algo que no alcancé a ver
-Acuéstate- escuché unos pasos cerca de mí y luego la cama moverse -No te muevas- pasó una mano por detrás de mi espalda y abrió el sujetador -¿Quieres música para que te relajes?- preguntó mientras ponía una venda en mis ojos.

Entre mis letrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora