Capítulo. Noventa y cuatro. Trato cerrado.

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Me encontraba repasando la última lección mientras bebía un poco de café, la junta sería en unas horas y aún no me sentía preparada para leer todo el discurso en un acento entendible. Terminé mi café y bajé a recepción, la hora había llegado.

-¿Lista?- Jackson preguntó mientras caminaba hacia mí.

-Un poco, no creo que pueda decirlo todo- admití.

-Descuida, para eso iremos Lirian y yo- sonrió.

-Vale- Asentí levemente.

Estando en el restaurante esperamos varios minutos a que llegaran los compradores mientras yo seguía repasando mi diálogo.
-Ya vienen- Jackson avisó.

Levanté mi vista y vi a una mujer de aproximadamente treinta años, de cuerpo delgado pero muy bien proporcionado, unos ojos grandes y en un color azul claro, unos labios gruesos pero delicados, su nariz era respingada y tenía un cabello que le llegaba a media espalda y en un color negro. Sonrió levemente y giró su cabeza hacia un lado, segundos después dos hombres aparecieron a su lado, uno eran alto, cuerpo atlético y cabello oscuro, y el otro, un poco robusto y de cabello castaño claro. Al llegar a la mesa nos dedicaron una cálida sonrisa y se sentaron.

-Bien, ¿Quién de ustedes tres me hablará sobre el programa?- la mujer habló mientras nos examinaba con la mirada.

-Yo- Sonreí de medio lado.

-¿No eres muy joven para vender un programa?-

-No dejemos que la edad influya- abrí el dossier.

-Bien, muéstrame que sabes- sonrió pícara.

Después de la junta, se fueron con la promesa de regresar el día siguiente con una respuesta. En toda la reunión, podía notar en pocas ocasiones como la chica me veía de reojo mientras yo leía alguna parte del discurso o cuando nuestras miradas conectaban y la sonrisa que se formaba en su rostro después de desviar la mirada.
Me levanté de la mesa y fui al pequeño bar que estaba en el mismo restaurante, pedí un whisky con hielo mientras pensaba en la razón por la cual el chaval ese tenía el móvil de Jennifer.

-¿Este lugar está ocupado?-

-No, es tuyo- dije sin despegar la vista del vaso.

-¿Primero me seduces y después me ignoras?-

Giré mi cabeza para ver a la chica -Oh, no- Sonreí -No sabía que eras tú- hice una pausa -Respecto a lo otro, no estaba flirteando-

-Como digas- cogió mi vaso y le dio un sorbo -Normalmente no relaciono trabajo con mis cosas personales, pero...- tocó suavemente mi mano -Tú me incitas a hacerlo-

-No creo que...-

-Ssht- interrumpió -Aún estamos en medio de un trato, tal vez mañana podamos hablar en un lugar más privado- sonrió y se levantó -Te veo mañana-

Salí del bar poco después de dos horas, topando con Jackson en la recepción del hotel, me dedicó una mirada rápida y lo seguí. Mientras caminábamos rumbo a la oficina Jackson me detuvo unos metros antes de llegar a la primera puerta -Desde cuando flirteas para vender?-

-¿Qué?-

-Te vi- hizo una pausa -Estabas flirteando con la chica- sonrió de medio lado -Sigue haciendo eso, tal vez y vendamos el programa-

-No, no flirteaba con ella, tengo novia-

-Como digas- levantó los hombros.

En el resto del día traté de llamar a Jennifer, fallando totalmente, arrojé el móvil a la cama y miré la portátil descompuesta en un rincón de la habitación, suspire pesadamente y me levanté de la cama, caminé hacia el sofá, me dejé caer rápidamente, recibiendo un golpe en la cadera como recompensa.

-Mierda- susurré mientras sacaba debajo de mi una caja metálica -Esto debe ser de Lirian- lo dejé en el suelo y me dispuse a dormir.

A la mañana siguiente, volví a intentar llamar a Jennifer, pero al contestar nuevamente el chaval ese colgaba sin siquiera darle tiempo de responder.
Estando en el mismo restaurante de ayer, terminamos de cerrar el trato en menos de una hora al parecer, el programa les había fascinado y era justo lo que necesitaban para su negocio de edición, al terminar de firmar los papeles, Jackson se levantó con una amplia sonrisa.

-¿Qué les parece si vamos a celebrar-

-Es buena idea- el joven robusto dijo con una sonrisa.

-A mí también me parece- el otro agregó.

-Entonces vamos- Lirian dijo mientras se ponía de pie.

Llegamos al pequeño bar, pedimos algunos tarros de cerveza y comenzamos a hablar de otra cosa ajena al trabajo, después de aproximadamente dos horas, el efecto de la cerveza hacía estragos en mi cuerpo, me levanté y fui al sanitario. Al llegar, saqué nuevamente el móvil y marqué.

*X. ¿Hola?
J. ¿Qué haces con el móvil de Jennifer?
X. Atender la llamada, ella está dormida.
J. ¿Qué haces en su apartamento?
X. Ella me dice que esté aquí, no le gusta dormir sola.
M. ¿Desde cuándo?
X. Unos cinco o siete días, ¿Quién eres?
M. Al parecer ya nadie.*

Colgué completamente cabreada y me senté en un pequeño sofá cuadrado que estaba en un extremo del lugar. Apoyé mis codos en mis rodillas mientras con mis manos tapaba mi rostro y daba un leve masaje en mis sienes.

-¿El alcohol hizo efecto en ti?- una voz hizo eco en el lugar.

Levanté mi vista para verla -No, solo estaba...- hice una pausa -Olvídalo-

-¿Puedo sentarme?- preguntó mientras caminaba hacia mí.

-Solo hay un lugar, si gustas yo...-

-¿Te molesta?- dijo mientras se sentaba en mis piernas.

Me hice un poco hacia atrás -Yo... este, yo no... pued...- puse mis manos en los bordes laterales del sofá para sujetarme.

Puso un dedo en mis labios para callarme -¿Nerviosa?- preguntó mientras se acercaba a mí -Cerramos el trato, hay que celebrar- estaba tan cerca que sus labios rozaban los míos.

POV. Jennifer
Llegué rápidamente a la universidad y fui a donde estaba Antonio, cuando llegué con él me sonrió cálidamente.

-Hola, Jenn...-

-Necesito usar tu móvil- interrumpí.

-Jennifer, en realidad necesitas...-

-No he hablado con ella desde hace ocho días- volví a interrumpir.

-¿Le haz hablado por algún otro medio?-

-Sí, Facebook, su correo electrónico, Skype, y hasta señales de humo, pero no hay respuesta- dije mientras buscaba su número -No contesta-

-Te lo dije, a mí no me contesta la llamada-

-Lo sé pero, lo había olvidado- le entregué el aparato.

-Eso debiste pensar antes de perder tu móvil-

-No fue a propósito- hice un puchero -Estaba liada con lo del concurso que olvidé donde lo había dejado- solté derrotada.

-Tranquila, ya regresará la llamada-

-Solo espero no lo tenga ningún tonto-

-Ya verás que no- pasó un brazo por encima de mis hombros y comenzamos a caminar

Entre mis letrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora