Espabilé un par de veces -Este... ssí... Sí soy- cogí una gran bocanada de aire -¿Po... por... qué?-
-Mi hija Salma me dijo que trabajabas aquí, y que el café era excelente, vengo a comprobar ahora la segunda cosa- sonrió.
-Oh, Salma es su hija- sonreí.
-Sí, me gustaría saber, ¿Si te apetecería cenar con nosotros mañana?-
-Muchas gracias por la invitación- sonreí -¿Se celebra algo especial?-
-Claro, tu llegada a nuestra familia, ¿aceptas?-
-Sería tono un honor asistir-
-Perfecto, pasó por ti a las ocho-
-Vale-
Sonrió y se levantó -Un gusto conocerte-
-Igualmente- pensé unos segundos -Espere, su café-
-Será para otra ocasión- sacó su billetera -Un excelente servicio- dejó algunos billetes en la mesa y se fue -Es propina- susurró mientras caminaba.
Sonreí ampliamente y guardé la pasta en el bolsillo trasero de mis pantalones, borré el pedido de la hoja y caminé a la caja con Paula.
-¿Y eso qué fue?--Créeme que me pregunto lo mismo- solté una leve risa.
Después de cerrar, me quedé unos minutos más acomodando las mesas, un niño malcriado había tirado café por todas partes y era obligación mía dejar todo limpio antes de salir.
-¿Segura qué no quieres ayuda?- Paula preguntó sujetando el borde de la puerta.
-No, está bien, gracias- sonreí -Ya hiciste mucho por mí hoy-
-Vale, buenas noches, te veo después- imitó mi gesto y salió.
Terminé de limpiar la mesa y parte de un banco, cuando siento a alguien atrás de mí, dejé la franela en la mesa y giré.
-¿Horas extras?- tenía los brazos cruzados sobre su pecho.
-Estaba terminando de limpiar, ya casi me iba, disculpe- busqué la franela con mi mano y la cogí
-Con permiso- comencé a caminar.-Espera- me cogió del brazo.
-¿Sucede algo?-
-Quiero charlar contigo- sonrió
-Ven a mí oficina--¿No podría ser mañana?-
-No, no puedo esperar- comenzó a caminar -Te espero en mi oficina-
Me quité el uniforme y dejé las cosas en mi casillero, eché un último vistazo al lugar y caminé hacia su oficina, al entrar la encontré parada, viendo un pequeño estante con algunos libros.
-Estoy aquí- cerré la puerta a mis espaldas.
-Toma asiento- acaté su indicación -Me he dado cuenta que sueles leer bastante- se giró para verme -Yo también leo-
-¿Qué tipo de lectura?-
-Lectura erótica- sonrió pícara.
-Es un gusto extraño- admití.
-¿No la has leído?- se sentó en el borde del escritorio, justo enfrente de mí.
-No he tenido el gusto de leerlas- sonreí.
-Estoy leyendo un libro, voy a leerte una parte- se estiró encima del escritorio y cogió un libro
-Aquí está, capítulo 36- me miró por encima del libro -Me encontraba tumbada en la cama, tenía mis extremidades atadas a cada esquina, estaba desnuda y totalmente expuesta, mis ojos habían sido vendados y en mis oídos llegaba la melodía de una canción tranquila. Sentí una leve caricia en mi pierna, era un tacto delicado, suave- rozó su pierna con su mano libre -Un frío recorrió desde el centro de mis pechos hasta llegar a mi centro, deteniéndose justo encima de mi vello púbico "Habrá que depilarte, cariño". Su voz inundó mis oídos, ella pasó su lengua por mis labios mayores y fue dejando un camino de besos hasta mi cuello...- me miró por encima del libro -¿Qué tal?-Sentía como mi entrepierna palpitaba -Es un buena-
-Bastante, ¿Podrías venir aquí?- dejó su libro a un lado.
-Claro- me levanté y me detuve a unos centímetros de ella.
-Acércate más- con sus piernas me atrajo en medio de estas -Así está mejor-
-No creo que sea prudente...- me interrumpió con un beso -Shht, no es horario de prudencia- puso sus manos detrás de mi cuello y me atrajo nuevamente.
Mis manos se posicionaron en sus piernas largas, mis labios se dedicaban a besar su boca y cuello, alejé mis manos unos segundos y me quité el abrigo, el calor se hacía sofocante, al grado de que la ropa comenzó a estorbar, en cuestión de minutos ambas estábamos completamente desnudas, ella sobre el escritorio, yo sobre ella, comencé a balancearme lentamente sobre su cuerpo, los gemidos que dejaba salir eran extremadamente excitantes.
-Es... Mmm... Espera... Mmm- susurró contra mi oído -En mi... cajón... Mmm... hay algo, úsalo-Me levanté de su cuerpo y abrí el cajón, lo que vi me dejó dudando -¿Qué es?-
-Una funda para dedos- se apoyó sobre sus codos -Ya verás para que es- me guiñó un ojo.
Me puse la funda en mi dedo medio y anular, me acerqué a ella y la penetre lentamente.
-Oh... Sí, cariño- arañó mi espalda.
Comencé a entrar y salir lentamente, combinando mis movimientos con algunos circulares y haciendo una leve presión en su zona G, mientras con mi boca jugaba con sus pechos y su cuello, de vez en cuando mordiendo y succionando suavemente sus pezones.
-Sí... estoy... estoy cerca- enredó sus dedos en mi cabello.
Me detuve en seco, me separé de ella sin sacar mis dedos -Siéntate cerca del borde- saqué mis dedos lentamente.
Notaba la frustración en su rostro, pero asintió y acató mi indicación rápidamente. Se sentó en el borde, sus piernas colgaban del escritorio, casi tocando el suelo, me puse entre sus piernas y me inqué para estar cerca de su centro. Pasé mis dedos suavemente y luego mi lengua por sus labios superiores, repetí la acción varias veces y la penetre nuevamente, soltó un grito gutural y se aferró al escritorio, puse sus piernas por encima de mis hombros y me agarré de su trasero. Mientras mi lengua hacía círculos en su clítoris mis dedos hacían presiones circulares en su zona G. Cuando comenzó a moverse contra mí, noté que estaba cerca, hice una leve succión con los labios y me alejé lentamente, dejando mi pulgar en el lugar, haciendo lentos y delicados círculos.
-¡Oh mierda!- gritó y se dejó caer en el escritorio. Me limpié la boca y dejé la funda de dedos a un lado, me levanté y besé la zona superior de su ombligo.
-Whoa, el mejor orgasmo que he tenido en meses- susurró.
-¿Gracias?- sonreí de medio lado.
-Deja que te devuelva el favor- se apoyó sobre sus codos -Ahora verás para que es la funda para dedos- se sentó en el escritorio
-Descuida, no usaré la misma, tengo más- me guiňo el ojo y se bajó de un brinco. Regresó a los pocos minutos y me besó ferozmente.-¿Segundo asalto?- pregunté alzando una ceja.
-Los que aguantes- sonrió contra mis labios.
-Será una noche larga- sonreí de medio lado.
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Entre mis letras
DiversosElla era excesivamente ordenada, yo en cambio era el desastre mismo. Lo único que nos unía, era la pasión por la literatura, ¿Qué pasa cuando dos tipos de caos colisionan?, ¿Se mueren, o se unen para crear algo nuevo?