Capítulo Catorce. Invitación.

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Espabilé un par de veces -Este... ssí... Sí soy- cogí una gran bocanada de aire -¿Po... por... qué?-

-Mi hija Salma me dijo que trabajabas aquí, y que el café era excelente, vengo a comprobar ahora la segunda cosa- sonrió.

-Oh, Salma es su hija- sonreí.

-Sí, me gustaría saber, ¿Si te apetecería cenar con nosotros mañana?-

-Muchas gracias por la invitación- sonreí -¿Se celebra algo especial?-

-Claro, tu llegada a nuestra familia, ¿aceptas?-

-Sería tono un honor asistir-

-Perfecto, pasó por ti a las ocho-

-Vale-

Sonrió y se levantó -Un gusto conocerte-

-Igualmente- pensé unos segundos -Espere, su café-

-Será para otra ocasión- sacó su billetera -Un excelente servicio- dejó algunos billetes en la mesa y se fue -Es propina- susurró mientras caminaba.

Sonreí ampliamente y guardé la pasta en el bolsillo trasero de mis pantalones, borré el pedido de la hoja y caminé a la caja con Paula.
-¿Y eso qué fue?-

-Créeme que me pregunto lo mismo- solté una leve risa.

Después de cerrar, me quedé unos minutos más acomodando las mesas, un niño malcriado había tirado café por todas partes y era obligación mía dejar todo limpio antes de salir.

-¿Segura qué no quieres ayuda?- Paula preguntó sujetando el borde de la puerta.

-No, está bien, gracias- sonreí -Ya hiciste mucho por mí hoy-

-Vale, buenas noches, te veo después- imitó mi gesto y salió.

Terminé de limpiar la mesa y parte de un banco, cuando siento a alguien atrás de mí, dejé la franela en la mesa y giré.

-¿Horas extras?- tenía los brazos cruzados sobre su pecho.

-Estaba terminando de limpiar, ya casi me iba, disculpe- busqué la franela con mi mano y la cogí
-Con permiso- comencé a caminar.

-Espera- me cogió del brazo.

-¿Sucede algo?-

-Quiero charlar contigo- sonrió
-Ven a mí oficina-

-¿No podría ser mañana?-

-No, no puedo esperar- comenzó a caminar -Te espero en mi oficina-

Me quité el uniforme y dejé las cosas en mi casillero, eché un último vistazo al lugar y caminé hacia su oficina, al entrar la encontré parada, viendo un pequeño estante con algunos libros.

-Estoy aquí- cerré la puerta a mis espaldas.

-Toma asiento- acaté su indicación -Me he dado cuenta que sueles leer bastante- se giró para verme -Yo también leo-

-¿Qué tipo de lectura?-

-Lectura erótica- sonrió pícara.

-Es un gusto extraño- admití.

-¿No la has leído?- se sentó en el borde del escritorio, justo enfrente de mí.

-No he tenido el gusto de leerlas- sonreí.

-Estoy leyendo un libro, voy a leerte una parte- se estiró encima del escritorio y cogió un libro
-Aquí está, capítulo 36- me miró por encima del libro -Me encontraba tumbada en la cama, tenía mis extremidades atadas a cada esquina, estaba desnuda y totalmente expuesta, mis ojos habían sido vendados y en mis oídos llegaba la melodía de una canción tranquila. Sentí una leve caricia en mi pierna, era un tacto delicado, suave- rozó su pierna con su mano libre -Un frío recorrió desde el centro de mis pechos hasta llegar a mi centro, deteniéndose justo encima de mi vello púbico "Habrá que depilarte, cariño". Su voz inundó mis oídos, ella pasó su lengua por mis labios mayores y fue dejando un camino de besos hasta mi cuello...- me miró por encima del libro -¿Qué tal?-

Sentía como mi entrepierna palpitaba -Es un buena-

-Bastante, ¿Podrías venir aquí?- dejó su libro a un lado.

-Claro- me levanté y me detuve a unos centímetros de ella.

-Acércate más- con sus piernas me atrajo en medio de estas -Así está mejor-

-No creo que sea prudente...- me interrumpió con un beso -Shht, no es horario de prudencia- puso sus manos detrás de mi cuello y me atrajo nuevamente.

Mis manos se posicionaron en sus piernas largas, mis labios se dedicaban a besar su boca y cuello, alejé mis manos unos segundos y me quité el abrigo, el calor se hacía sofocante, al grado de que la ropa comenzó a estorbar, en cuestión de minutos ambas estábamos completamente desnudas, ella sobre el escritorio, yo sobre ella, comencé a balancearme lentamente sobre su cuerpo, los gemidos que dejaba salir eran extremadamente excitantes.
-Es... Mmm... Espera... Mmm- susurró contra mi oído -En mi... cajón... Mmm... hay algo, úsalo-

Me levanté de su cuerpo y abrí el cajón, lo que vi me dejó dudando -¿Qué es?-

-Una funda para dedos- se apoyó sobre sus codos -Ya verás para que es- me guiñó un ojo.

Me puse la funda en mi dedo medio y anular, me acerqué a ella y la penetre lentamente.

-Oh... Sí, cariño- arañó mi espalda.

Comencé a entrar y salir lentamente, combinando mis movimientos con algunos circulares y haciendo una leve presión en su zona G, mientras con mi boca jugaba con sus pechos y su cuello, de vez en cuando mordiendo y succionando suavemente sus pezones.

-Sí... estoy... estoy cerca- enredó sus dedos en mi cabello.

Me detuve en seco, me separé de ella sin sacar mis dedos -Siéntate cerca del borde- saqué mis dedos lentamente.

Notaba la frustración en su rostro, pero asintió y acató mi indicación rápidamente. Se sentó en el borde, sus piernas colgaban del escritorio, casi tocando el suelo, me puse entre sus piernas y me inqué para estar cerca de su centro. Pasé mis dedos suavemente y luego mi lengua por sus labios superiores, repetí la acción varias veces y la penetre nuevamente, soltó un grito gutural y se aferró al escritorio, puse sus piernas por encima de mis hombros y me agarré de su trasero. Mientras mi lengua hacía círculos en su clítoris mis dedos hacían presiones circulares en su zona G. Cuando comenzó a moverse contra mí, noté que estaba cerca, hice una leve succión con los labios y me alejé lentamente, dejando mi pulgar en el lugar, haciendo lentos y delicados círculos.

-¡Oh mierda!- gritó y se dejó caer en el escritorio. Me limpié la boca y dejé la funda de dedos a un lado, me levanté y besé la zona superior de su ombligo.

-Whoa, el mejor orgasmo que he tenido en meses- susurró.

-¿Gracias?- sonreí de medio lado.
-Deja que te devuelva el favor- se apoyó sobre sus codos -Ahora verás para que es la funda para dedos- se sentó en el escritorio
-Descuida, no usaré la misma, tengo más- me guiňo el ojo y se bajó de un brinco. Regresó a los pocos minutos y me besó ferozmente.

-¿Segundo asalto?- pregunté alzando una ceja.

-Los que aguantes- sonrió contra mis labios.

-Será una noche larga- sonreí de medio lado.

Entre mis letrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora