Entre mis letras

Capítulo Cuarenta y dos. Si me falta tu mirada.

Al terminar la galería, regresé mis cuadros al taller y busqué a Tania para contarle mi plan o a Antonio para que me diera su opinión, pero nuevamente, nadie estaba.
Llegué al apartamento y noté que Jennifer ya había llegado, puesto que sus llaves estaban colgadas en la pared a un lado de la puerta, puse mis llaves a un lado y caminé sin hacer el menor ruido, abrí la puerta de mi habitación y dejé salir todo el aire de mis pulmones.

-Aquí vamos- susurré antes de entrar.

POV. Jennifer
Al terminar mi discurso noté que Mariel ya no estaba en el auditorio, lo cual me hizo pensar que le dolió lo que dije, pero como dicen, la verdad duele.
Estaba acostada en la cama, de costado, viendo el libro de pasta negra en mi mesita de noche, fue lo único que no pude tirar de las cosas de Mariel, una porqué no era mío y otra porque me quedaría con la intriga de saber el final. Dejé salir un suspiro y estiré mi mano para alcanzarlo, me incorporé en la cama y lo abrí nuevamente.

« ¿Alguna vez te has sentido solo aún rodeado de gente? Es un sentimiento de vacío emocional tan grande que ni mil personas a nuestro lado podrá llenarlo, un vacío que no se llena con palabras de aliento, un hueco tan grande que poco a poco te obliga a caer en el.
Ese agujero negro que poco a poco consume tu espacio, es el mismo que te lleva a pensar en cosas tan oscuras que ni millones de estrellas podrán iluminarlas, tan opacas que llegan a apagar al sol, tu sol, tus expectativas se quedan ocultas detrás de sombras, nada tiene sentido y quieres llenar el hueco con piedras pero terminas atrapandote con ellas. Quieres salir, pero al no poder terminas frustrandote y olvidas la verdadera razón de ese abismo emocional, tú. Te conformas con lo poco que tienes que dejas de aspirar cosas e inconscientemente comienzas a generar un rencor hacia ti mismo y tu poca capacidad, un rencor que te hace cavar un agujero de malas decisiones, hasta que se crea el vacío que ahora mismo te consume, en el que te estás perdiendo. Entonces, ¿Cómo llenar un vacío que día con día excavas más? No es fácil, ni mucho menos rápido, requiere de dedicación, motivación, creer en ti para ampliarlo a un "demás", aprender a estar contigo y valorar tu propia presencia para poder estar en sociedad. No sentirse solo entre la gente, si no tratar de que tú seas tu misma compañía...».

Escuché unos golpes en mi puerta y dejé el libro a un lado, caminé hasta la puerta y vi una nota en el piso "Solo escucha". Las letras en color rojo resaltaban de la hoja blanca, giré sobre mis talones decidida a ir a la cama, pero el sonido de un acorde de guitarra me hizo quedarme en ese lugar, aún dándole la espalda a la puerta.

* En la casa todo espera, que regreses y no llegas, llamo y no escuchas, nadie me escucha.
El café me sabe a pena es tu ausencia que envenena, cae la lluvia, llora la lluvia.
Me dejaste en la mitad, del camino a la felicidad y hoy, tengo en pausa el corazón abrazando nada, aferrado a nada, tengo ciega la ilusión ya no hay mañana no lo veo si me falta tu mirada.
Cuantos vimos luna y viento no perdimos ni un momento tú sonreías, yo te creía pero en menos de un segundo
se cayó al vacío el mundo tú me decías, que te marcharías.
Me dejaste en la mitad, del camino a la felicidad y hoy, tengo pausa el corazón abrazando nada aferrado a nada, tengo ciega la ilusión ya no hay mañana no lo veo si me falta tu mirada.
Tengo pausa el corazón abrazando nada, aferrado a nada, tengo ciega la ilusión ya no hay mañana no lo veo si me falta tu mirada*.

Terminó de sonar la guitarra y escuché unos pasos -No quiero que me odies, Jennifer- hizo una pausa -No lo soportaría-

Limpié las lágrimas de mis ojos y caminé a la puerta, si iba a odiarla, al menos tenía que hacerlo sabiendo las dos historias, puse la mano en la perilla y respiré profundo, abrí la puerta y vi a Mariel recargada en la pared, sentada, con su guitarra entre las piernas mientras la abrazaba.