Capítulo Veinticinco. ¿Qué tal tu noche?

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Llegamos a la habitación de Jennifer entre golpes en las paredes y constantes tropezones con nuestros mismos pies; abrí la puerta con demasiada dificultad, una vez dentro la dejé caer en la cama y me saqué la camisa, me tumbé sobre su cuerpo y la besé con mayor intensidad, a ciegas busqué el broche de su bragueta lo bajé rápidamente y retiré el vestido en cuestión de segundos, terminé de desvestirme y me dejé caer sobre ella, uniendo nuevamente nuestros labios.

POV. Jennifer
Abrí mis ojos con demasiada dificultad, me dolía la cabeza y mi cuerpo tenía una leve sensación de dolor. Rodé en la cama y apoyé mi abdomen en el colchón, giré mi cabeza y noté que estaba desnuda, di un brinco y caí al suelo, jalé la sábana para cubrirme y observé alrededor, miles de imágenes golpearon mi mente; Mariel y yo bebiendo, Mariel y yo hablando, Mariel y yo besándonos, Mariel y yo en la cama.
Me senté en el borde de la cama y me quedé pensando unos minutos, llevé una mano a mis labios cerrando los ojos al sentir el contacto, recordé los besos de Mariel, sus caricias, la forma tan torpe de tocarme, sonreí al recordar sus últimas palabras de la madrugada.

"¿Fue un buen orgasmo?".

-Lo fue- susurré mientras abría los ojos.

Quité la yema de mis dedos de mi boca y me levanté de la cama, caminé a la puerta y salí de la habitación tomando rumbo hacia la ducha.

-Un fantasma-

Giré para ver a Mariel con la bandeja de desayuno en las manos y una sonrisa en el rostro - Que graciosa- dije con una sonrisa.

-Te traje el desayuno- levantó un poco la bandeja.

-Espera a que me duche-

-Se va a enfriar- dijo en cierto tono de preocupación.

-Iré a vestirme entonces- giré sobre mis talones y caminé a la habitación.

-Así te ves bien- escuché como dio unos pasos.

-Debo vestirme- continué caminando y sentí un jalón en la sábana, haciendo que se cayera al suelo -¡Por Dios, Mariel!- me cubrí lo más que pude con mis manos.

-¿Por qué te cubres?- se acercó a mí -Ayer no te importó-

-Ayer estaba ebria, apenas y recuerdo algo- levanté la sábana del suelo y me cubrí.

-¿En serio?- había cierto tono de decepción en su voz.

-Sí, lo que sea que haya pasado, fue un impulso por el alcohol y no tiene porque repetirse- giré sobre mis talones y caminé hacia la habitación.

Después de unos minutos de silencio, escuché un leve portazo, me vestí lentamente y salí de la habitación, caminé al comedor y encontré mi desayuno tapado con una servilleta de papel, quité la servilleta y comencé a comer.

-Jennifer, estoy aquí- Tania entró al apartamento.

-Estoy desayunando, ¿quieres?-

-Sí, tengo un hambre de perro- se sentó en la silla del otro lado.

-¿Qué tal tu noche?- pregunté mientras llevaba un trozo a mi boca.

-Excelente, tuve un polvo magnífico, ¿Tú qué tal tu noche con Mariel?-

Sentí como comenzaba a ponerme nerviosa -Amm...
pues... normal-

-¿Y esas botellas?- señaló los envases semivacios -¿Bebieron anoche?-

-Sí- dije son darle importancia.

-Jennifer- levanté la vista para verla -Por la mierda- cubrió su boca con una mano -Se acostaron-

Entre mis letrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora