Capítulo. Ciento uno. Se ha ido.

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Después de llorar como una bebé en los brazos de Alfredo, decidí romper total contacto con Mariel, si ella no quería tener contacto conmigo, yo tampoco con ella, cambié mi número telefónico, cerré mis redes sociales y  la bloqueé de las pocas que dejé habilitadas, eliminé todas las conversación y por último, me fui del apartamento.

-Esa mujer, realmente es una idiota- Salma dijo después de escuchar la historia.

-Es mi mejor amiga, y la apreció, pero en realidad es una idiota- Antonio agregó después de minutos de silencio.

-La verdad, yo no la conozco, pero, mi objetivo aquí es hacer a Jenny feliz- dejó un beso en mi mejilla.

-Yo opino que lo mejor sería dejar de hablar de ella- Salma se levantó del sofá -Hay tantos temas de conversación-

-Tienes razón- sonreí ampliamente -No puedo volver a sufrir por ella, cuando está demasiado feliz sin mí-

-Para eso estoy aquí- Alfredo me abrazó.

-Me alegra tanto tenerte de vuelta-

-A mí también- apretó el abrazo.

POV. Mariel.

-¡Mierda, mierda, mierda!- dije mientras veía por el retrovisor
-Nos vienen pisando los talones-

-¿No puedes acelerar más?-

-No, el pedal está al fondo-

-Detente- dijo después de varios minutos -Tengo un plan-

Hice lo que me indicó y me orillé a un lado de la carretera, deteniendo el coche un tanto dentro del bosque -¿Y ahora?- Pregunté al ver como las camionetas negras se detenían.

-Quiero que me jures que me seguirás la corriente, pase lo que pase-

-No entiendo...-

-Solo hazlo- interrumpió -Júrame que no dirás nada, que si digo algo me apoyarás, por favor- dijo al borde del llanto.

-Lo juro- sentí un nudo terrible en la garganta.

-Ahora, por favor, no hables- dijo mientras se colgaba la cámara al cuello.

-Bajen del coche ahora- la voz gruesa de un hombre nos sacó de nuestros pensamientos -Tú, la de la cámara- apuntó a Lirian con una arma -Acércate más- Lirian acató la orden y se paró a mi lado -Pónganse de rodillas y las manos en la nuca- nuevamente acatamos la indicación -Esperen ahí- caminó hacia una camioneta y abrió la puerta, revelando al mismo hombre de las fotografías.

-¿Quién de ustedes dos es la entrometida?- dijo mientras caminaba hacia nosotras
-Imagino que tú, chica de la cámara- se paró delante de Lirian -¿Puedo?- preguntó mientras le quitaba la cámara del cuello
-Revisala- se la arrojó a uno de sus guardas -No me gusta la gente entrometida, hace que mis planes no salgan bien, y eso me molesta- se levantó - No fue difícil dar contigo, fue cómo un juego- soltó una leve risa -Ahora vamos a jugar, preguntas y respuestas, yo pregunto ustedes responden- hizo una pausa
-Quién de ustedes tomó las fotografías?-

-Yo- Lirian dijo al borde del llanto.

-¿A si?- se incó frente a ella -¿Por qué?-

-No sabía que estaban allí, era un edificio viejo y llamó mi atención-

-No te creo- le dio una bofetada.

-!No la toques!- grité totalmente alterada.

-¿Tú quién eres para decirme que hacer?-

-Es una compañera de trabajo- Lirian agregó rápidamente -Pero, a quién buscas es a mí, ¿No?-

-Jefe, mire- el guarda de piel morena le enseñó la cámara -Sí es la de ese día-

Entre mis letrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora