Después de dejarla frustrada por detenerme antes de que ella llegara al orgasmo, se levantó rápidamente del escritorio y comenzó a vestirse -Ya puedes irte, gracias- dijo un tanto molesta.
Traté de fingir -Te noto molesta, ¿sucede algo?-
-No, solo que...- hizo una pausa
-Estaba pensando en reconciliarme con mi esposo, lo nuestro ya no puede ser--¿Pero fue...?-
Interrumpió -No, no fue tu culpa- me dio mi ropa -Solo que ya no quiero engañarlo-
Comencé a vestirme -¿Entonces, ya no te buscaré y no me buscarás?-
-Es lo mejor-
-Vale- me puse mi suéter y salí, cuando estuve lejos unos metros una enorme sonrisa apareció en mi rostro, Antonio tenía razón.
Al día siguiente salí de la universidad un poco tarde, me había atrasado con unos trabajos y tenía que poneme al corriente. Al salir comencé a caminar mirando el piso, era divertido jugar a no pisar las líneas del cemento o algunas grietas que se habían formado por el tiempo.
-Hola- alguien me tapo los ojos
-Pensaba en ir por otro café hoy- quitó las manos de mis ojos y se puso a un lado mío.-Hoy no puedo, lo siento, debo terminar unos trabajos-
-Oh- había decepción en su voz.
-Pero vamos al apartamento y preparo de comer-
-Eso suena mejor- sonrió y comenzamos a caminar.
Nuevamente ella se acercaba a mí y los intentos de chocar su mano con la mía eran más constantes, de un momento a otro, me coge de la mano y entrelaza nuestros dedos. Yo me quedé echa piedra, no sabía si quitar la mano o dejarla, mi mente procesaba muy lento la información y para mí mala suerte, Jennifer venía caminando en nuestra dirección, quien al ver nuestras manos entrelazadas sonrió forzosamente y saludó.
-Hola, Mariel- dijo sin ninguna emoción en su voz.
-Tania, que sorpresa verte, aquí- sonrió.
-Hola, Jennifer- sonrió -Mariel y yo veníamos de la universidad, me invitó a comer a la casa-
-Ah que coincidencia, a mí me había invitado a comer a un restaurante, justamente iba para allá- me miró con desprecio.
Me golpeé mentalmente, lo había olvidado por completo -Jennifer, yo...-
-Pero, pueden ir ustedes dos-
-¿De verdad?- Tania sonrió ampliamente.
-Sí- Jennifer afirmó -¿O tienes algún inconveniente, Mariel?-
Estuve a punto de responder, pero sonó mi móvil -¡Aleluya!- exclamé y contesté.
>*¿Diga?
*Mariel, ven al estudio ahora mismo.
*¿Hay problemas?
*No, hay mucha gente pidiendo tu trabajo. Tienes quince minutos para llegar*<Colgó sin darme tiempo de contestar.
-Yo, debo ir ir al estudio ahora mismo, vayan a comer ustedes dos, la reservación ya está pagada- sonreí nerviosa y corrí lejos de ellas.
POV. Jennifer.
Nos quedamos unos minutos paradas en el mismo lugar, hasta que decidimos ir a comer. Una vez en el restaurante, pedimos una comida sencilla, el silencio era tan abrumador que comenzaba a sofocarme.-Y dime, Tania- ella me miró
-¿Desde cuándo sales con Mariel?--Oh, no salimos, ella no quiere aún-
-¿No quiere?-
-Sí, es raro, a veces es muy atenta conmigo y otras veces es demasiado cortante-
-¿Estás segura qué tú le gustas?-
-Sí- hizo una pausa -O bueno, no lo sé, una vez me dijo que era muy linda-
-¿Hace cuánto?-
-Unos meses, creo-
-Tania, somos amigas, ¿no?-
-Sí- ella sonrió.
-Vale, entonces hablaremos con la verdad-
-¿Verdad de qué?-
-Mariel es coqueta por naturaleza, ella flirtea tanto como respira y lo peor, no sabe que lo hace, tal vez ella cree que es amabilidad, pero no, no lo es- hice una pausa -Ella no es una mujer para enamorarse-
-¿Y tú cómo sabes?- preguntó un tanto molesta -Me da consejos la chica que la trató como una mierda por más de medio año- hizo una pausa -Dime, ¿Me dices eso para ayudarme o para qué me aleje de ella?-
Esas palabras me dejaron pensando unos minutos -Tania, yo... yo lo siento- solté de pronto -Solo que, creo que aún no puedo aceptar que la perdí- sentí como comenzaba a formarse un nudo en mi garganta.
-Y yo no creo que ella esté conmigo, pero lo está- dijo suavemente -Sé que esta situación te hace daño, a mí también me hacía daño cuando me enamoré de ella y ella sufría por ti- bajó el tono de su voz
-Pero las cosas cambian, al igual que los sentimientos--Tienes razón, yo debo dejarla ser feliz y si contigo lo será, me haré a un lado-
-Gracias por entender- cogió una de mis manos entre las suyas -Yo la haré feliz- sonrió.
-Es lo mejor, es hora que deje de torturarla- solté una leve risa.
-Promete que no te interpondras entre nosotras- dijo simplemente.
-¿Por qué me dices eso?-
-Porque sé que si le dices a Mariel que dejé todo por ti lo hará, porque sigue enamorada de ti hasta las trancas, y yo quiero ocupar ese espacio, pero si tú sigues en medio, será imposible-
-¿Qué pretendes?- quité mi mano de entre las suyas -¿Qué me cambie de apartamento?, ¿Qué la ignore?, ¿Qué en resumen, desaparezca de su vida?- me recargué en el respaldo de la silla y crucé mis brazos.
-No, solo quiero que dejes de tratar de enamorarla-
-¿Qué?-
-No podría competir contra ti, perdería rápidamente, perdería antes de intentar- hizo una pausa -Así que sí, quiero que salgas de su vida- ordenó.
Solté una leve risa y me incliné hacia delante -Cuando Mariel misma me diga que salga de su vida, lo haré, mientras tanto, hazte a la idea que estaré en ella-
-Bien, le pediré que lo haga- dijo molesta.
Dejé salir una carcajada -Suerte con eso- me levanté de la silla -Un placer comer contigo, excelente charla- comencé a caminar pero me detuvo de la muñeca.
Se levantó y se acercó a mí -Deja se ser tan perra egoísta- su voz desprendía un ligero desprecio
-Mariel está conmigo, respeta eso, aléjate y deja que sea feliz conmigo--Mariel no está contigo, ni conmigo, ni con nadie- me safé de su agarre -Estás obsesionada con ella, desde el principio, por eso fingiste ser mi amiga, para acercarte a ella- ella sonrió ampliamente y asintió con la cabeza -Debí sospecharlo- di unos pasos hacia atrás.
-En realidad quería ser tu amiga, pero la forma en como la tratabas me hizo darme cuenta que no eras una de esas personas buenas-
-¡Bien!- levanté un poco la voz -Sé que le hice daño, pero también sé que estoy haciendo lo posible para arreglarlo-
-Pues no lo estás haciendo bien-
-Dejemos que Mariel decida eso- giré sobre mis talones y comencé a caminar lejos de ella.
-¡Aléjate de ella, Jennifer!- gritó
-Deja de hacerle daño!-Continué caminando sin prestar atención a sus palabras.
ESTÁS LEYENDO
Entre mis letras
RandomElla era excesivamente ordenada, yo en cambio era el desastre mismo. Lo único que nos unía, era la pasión por la literatura, ¿Qué pasa cuando dos tipos de caos colisionan?, ¿Se mueren, o se unen para crear algo nuevo?