Al despertar había una nota en la almohada, me estiré sobre la cama y la cogí.
«De líneas nacen los trazos, de los trazos los patrones, de tus lunares crecen dibujos abstractos y de ellos se aprecian las constelaciones».
Sonreí ampliamente y me senté en la cama, provocando que la sábana cayera sobre mis piernas y dejara al descubierto mi pecho, al igual que los trazos que Mariel había pintado en mi cuerpo, sonreí ampliamente y seguí una línea con mi dedo índice, cerré mis ojos unos momentos y al abrirlos estaba Mariel recargada en el marco de la puerta con los brazos cruzados y una sonrisa de medio lado.
-Siempre he pensando que el autoerotismo es normal pero, ¿No prefieres qué sea yo la que te toque?- bajó sus brazos y comenzó a caminar.
-Solo seguía los trazos- busqué la sábana y me tapé los senos.
Se tumbó en la cama -No te tapes- bajó la sábana -Conozco cada centímetro de tu cuerpo, no hay necesidad- besó mi lunar, el cual estaba justo arriba de la clavícula izquierda -Puedo verte sin morbo, Jennifer, puedo solo admirar la belleza de tu cuerpo sin sentir deseo- se metió en medio de mis piernas y abrazó mi cintura -No quiere decir que no te desee, o que no me excite estar contigo- bajó más la sábana hasta que llegó por encima de mi pubis -Quiero decir que, hay muchas formas de demostrar que quieres a alguien, además, que a veces, solo quiero admirar tu cuerpo desnudo, dormir abrazada a tu cintura, ayudarte en la ducha a lavar tu cuerpo, sentirte, solo sentirte- sonrió
-Quiero hacerte mía a base de miradas, tocarte con mis letras y amarte a través de palabras- besó justo encima de donde estaba la sábana.-Eres muy cursi- peiné su cabello -Pero me encanta, me encantas- cogí su cara entre mis manos y la jalé hacia mí.
Nos unimos en un beso lento y rodeé su cintura con mis piernas, sujetandola en ese lugar -Hay que ducharse- susurró contra mis labios.
-¿Vas a ducharme?-
-Sí- sujetó mis piernas y se levantó de la cama conmigo pegada a su pecho -Estás pesada- dijo en un susurro.
-¿Me dijiste gorda?-
-No, yo soy débil- llegó hasta la ducha y abrió la regadera, aún sin bajarme.
-¡Dios!- grité -¡Está helada!-
-Es para que despiertes- dijo entre risas.
-Tu ropa se está mojando- dije al notar que ella estaba vestida.
-Se puede secar- levantó los hombros y me bajó -Pero no me puedo duchar con ropa- se apartó y comenzó a sacarse la ropa.
Cerró la regadera y me besó delicadamente, después se apartó y comenzó a frotar suavemente mi espalda con la barra de jabón, borrando con un poco de dificultad las líneas que anoche había dibujado.
POV. Mariel.
Después de ducharnos y borrar más o menos las líneas del cuerpo de Jennifer, nos dirigimos a la universidad, cogidas de la mano y con una sonrisa que reflejaba más que felicidad.
Una vez en el salón, me senté junto a Antonio y Nadia, quienes me miraron por demasiado tiempo.-¿Qué?- dije cuando me sentí incomodada.
-No lo sé, dínoslo tú- Antonio habló primero.
-Me ama- dije simplemente.
-¿Te lo dijo?- Nadia preguntó sorprendida -¿Cómo?-
-Bueno, discutíamos, hablábamos, volvimos a discutir, hablamos más tranquilamente, me explicó el porqué de su actitud y platicamos sobre el mal entendido- hice una pausa
-Después me dijo que se sentía insegura por mi forma de ser, y le dije que no tenía porqué, porque la amaba solo a ella- sonreí con solo recordar -Y luego ella dijo que también me amaba-
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Entre mis letras
RandomElla era excesivamente ordenada, yo en cambio era el desastre mismo. Lo único que nos unía, era la pasión por la literatura, ¿Qué pasa cuando dos tipos de caos colisionan?, ¿Se mueren, o se unen para crear algo nuevo?