Capítulo Setenta y seis. ¡Sorpresa!

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Estando en el apartamento, Jennifer me tapó los ojos con una bufanda y me indicó que me sentara en una silla, cosa que hice rápidamente.
Pasó un tiempo y el silencio era realmente abrumador, la música que sonaba en el reproductor se había detenido y en la habitación reinaba una soledad que me hacía dudar de la sorpresa.

Comenzaba a desperarme, pensaba en quitarme la venda y ver que era lo que ocurría, o mínimo levantar un poco y verificar que realmente me esperaba algo.

-¿Jennifer?- pregunté en alta voz.

Pasaron varios minutos y no había respuesta -¡Ya me aburrí!- grité.

Pasaron varios minutos más y mi desesperación era mayor -Una mierda- me quité la venda y vi la habitación vacía -Qué graciosa- dije irónica.

Comencé a buscar por el apartamento algún indicio de Jennifer o alguna señal para ir a algún lado. Levanté la venda del suelo y noté que tenía una nota:

«Cuando te hartes y te quites esto, te veo en la terraza».

Sonreí ampliamente y solté una carcajada por haber caído en su broma, subí a la terraza y encontré todo apagado, nuevamente busqué por el lugar y tropecé con un cable en el suelo, lo seguí y llegué a un interruptor, y noté que decía algo:

«Antes de encenderlo, cuenta del diez al cero en alta voz».

-Diez, nueve, ocho, siete, seis...- hice una pausa -Cinco, cuatro, tres, dos, uno, cero- presioné el interruptor y se iluminó algo a mis espaldas, giré lentamente y vi una línea de luces de colores, pero acomodados de una forma que yo sabía bien.

-Es nuestra constelación- Jennifer me abrazó por la espalda.

-Es... realmente increíble- sonreí ampliamente.

-Tardaste mucho, estuve a punto de ir por ti- se paró enfrente de mí.

-Era para hacerte esperar- la abracé -Gracias- susurré en su oído.

-Ven, aún falta- me jaló en medio de las luces, donde había una colchoneta tendida en el piso, unos cojines y una sábana
-Acuéstate- indicó.

Me tumbé en la colchoneta y ella se acostó a mi lado
-¿Dormiremos arriba?-

-Hoy hay lluvia de estrellas- señaló el cielo -Pero, es hasta más tarde- besó mi mejilla -En lo que esperamos, podemos ver el cielo-

-Me parece excelente- dejé un pequeño beso en sus labios -Mira, ahí está la Osa Menor- señalé una parte del cielo.

-Estoy buscando la mayor, tiene que estar cerca- comenzó a apuntar el cielo en todas las direcciones.

-Sí, estás cerca- dije burlona.

-Calla, encontré una constelación nueva- me interrumpió -Tiene forma de cuchara-

-¿Qué?- comencé a reír -Creo que tienes hambre- mi risa era realmente escandalosa -Te ayudo a buscar el plato- dije entre risas.

-Mírala y dime que parece- dijo seria.

-Vale- traté de controlar mi risa
-¿Dónde está?-

-Allí- señaló el cielo.

Seguí la dirección de su dedo
-Una mierda- susurré -Sí tiene forma de cuchara-

-Creo que tienes hambre- dijo imitando mi voz.

-No me imites-

-No te imito- hizo nuevamente el tono de mi voz.

Entre mis letrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora