Estando en el apartamento, Jennifer me tapó los ojos con una bufanda y me indicó que me sentara en una silla, cosa que hice rápidamente.
Pasó un tiempo y el silencio era realmente abrumador, la música que sonaba en el reproductor se había detenido y en la habitación reinaba una soledad que me hacía dudar de la sorpresa.Comenzaba a desperarme, pensaba en quitarme la venda y ver que era lo que ocurría, o mínimo levantar un poco y verificar que realmente me esperaba algo.
-¿Jennifer?- pregunté en alta voz.
Pasaron varios minutos y no había respuesta -¡Ya me aburrí!- grité.
Pasaron varios minutos más y mi desesperación era mayor -Una mierda- me quité la venda y vi la habitación vacía -Qué graciosa- dije irónica.
Comencé a buscar por el apartamento algún indicio de Jennifer o alguna señal para ir a algún lado. Levanté la venda del suelo y noté que tenía una nota:
«Cuando te hartes y te quites esto, te veo en la terraza».
Sonreí ampliamente y solté una carcajada por haber caído en su broma, subí a la terraza y encontré todo apagado, nuevamente busqué por el lugar y tropecé con un cable en el suelo, lo seguí y llegué a un interruptor, y noté que decía algo:
«Antes de encenderlo, cuenta del diez al cero en alta voz».
-Diez, nueve, ocho, siete, seis...- hice una pausa -Cinco, cuatro, tres, dos, uno, cero- presioné el interruptor y se iluminó algo a mis espaldas, giré lentamente y vi una línea de luces de colores, pero acomodados de una forma que yo sabía bien.
-Es nuestra constelación- Jennifer me abrazó por la espalda.
-Es... realmente increíble- sonreí ampliamente.
-Tardaste mucho, estuve a punto de ir por ti- se paró enfrente de mí.
-Era para hacerte esperar- la abracé -Gracias- susurré en su oído.
-Ven, aún falta- me jaló en medio de las luces, donde había una colchoneta tendida en el piso, unos cojines y una sábana
-Acuéstate- indicó.Me tumbé en la colchoneta y ella se acostó a mi lado
-¿Dormiremos arriba?--Hoy hay lluvia de estrellas- señaló el cielo -Pero, es hasta más tarde- besó mi mejilla -En lo que esperamos, podemos ver el cielo-
-Me parece excelente- dejé un pequeño beso en sus labios -Mira, ahí está la Osa Menor- señalé una parte del cielo.
-Estoy buscando la mayor, tiene que estar cerca- comenzó a apuntar el cielo en todas las direcciones.
-Sí, estás cerca- dije burlona.
-Calla, encontré una constelación nueva- me interrumpió -Tiene forma de cuchara-
-¿Qué?- comencé a reír -Creo que tienes hambre- mi risa era realmente escandalosa -Te ayudo a buscar el plato- dije entre risas.
-Mírala y dime que parece- dijo seria.
-Vale- traté de controlar mi risa
-¿Dónde está?--Allí- señaló el cielo.
Seguí la dirección de su dedo
-Una mierda- susurré -Sí tiene forma de cuchara--Creo que tienes hambre- dijo imitando mi voz.
-No me imites-
-No te imito- hizo nuevamente el tono de mi voz.
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Entre mis letras
De TodoElla era excesivamente ordenada, yo en cambio era el desastre mismo. Lo único que nos unía, era la pasión por la literatura, ¿Qué pasa cuando dos tipos de caos colisionan?, ¿Se mueren, o se unen para crear algo nuevo?