Llegué a la sala de espera y noté que había varias personas y las observé unos minutos, estaban algunos llorando, otros con la cabeza gacha, unos pocos dormidos, y dos o tres personas esperando pacientemente.
Vi a una señora de edad levantarse de un sillón y caminar hacia la pequeña capilla que estaba frente a mí, imité su movimiento y caminé hasta donde fue, la vi sentarse en una banca de delante y me quedé viendo como rezaba, espere a que saliera y entre yo.
Me senté en la última banca, y después me inqué en un pequeño cojín en el suelo, puse mis manos entrelazadas frente a mí y recargué mi frente en las mismas.-Amm, Dios- comencé -Sé que ni siquiera debería estar aquí, sé que no tengo los puntos para venir a pedir ayuda, pero...- hice una pausa -Ni siquiera sé como rezar, soy una lesbiana huérfana, amante del nudismo y no me arrepiento, aunque sé que debería- dejé salir el aire en un suspiro -No sé que estoy haciendo aquí, solo... solo- sentí un nudo en mi garganta
-Ayudala, no por mí, por ella, ella siempre creyó en ti, ayudala a ella- dije entre sollozos.-Señor, te pido por Rosario Fuentes, ayudala a que no sufra, dale la oportunidad de no tener dolor y dale la fuerza necesaria para que pueda salir adelante-
Levanté mi vista para ver a Jennifer y me dedicó una mirada tranquilizadora-Gracias- sonreí.
-Ven aquí- estiró un poco sus brazos a los costados.
-¿Creés qué pueda besarte aquí?- pregunté sobre su cuello.
-No lo sé- apretó el abrazo -Pero por si las dudas, mejor vamos fuera- cortó el abrazo.
-Vamos, quiero estar con ella-
POV. Jennifer.
Entramos nuevamente a la habitación y Mariel se sentó en la silla que estaba cerca de la cama, cogió una de sus manos entre las suyas, dejó un leve beso en su dorso y apoyó su cabeza en la cama, caminé hasta ella y comencé a sobar su espalda.Ella levantó la cabeza y la giró para verme -Tengo miedo-
-Tranquila, no te dejaré sola-
-Joder- soltó su mano y me abrazó aún sentada, recargó la coronilla de su cabeza en mi abdomen.
Comencé a peinar su cabello -Ya, amor-Mariel apretó el abrazo -¿Por qué me pasa todo esto?-
-Para hacerte más fuerte-
-Pues ahora me siento la mujer más débil y destrozada del mundo-
-¿Mariel?- escuchamos una voz realmente apagada.
-Mamá Rosa- se apartó de mí rápidamente y giró para verla
-Oh, joder, está despierta--Tu vocabulario, por favor-
-Lo siento- agachó la cabeza.
-Imagino que tú eres Jennifer- me miró.
-Sí, un gusto conocerla- sonreí tímidamente.
-Mariel hablaba demasiado de ti- sonrió.
-¿Cómo está?- Mariel preguntó preocupada.
-He estado mejor- puso cara seria -He escuchado a los médicos decir que no duraré mucho...-
-Podemos seguir un tratamiento y...- interrumpió.
-Mariel, no interrumpas, es falta de educación-
-Lo siento- agachó la cabeza.
-Como decía, soy una persona mayor, ya he vivido lo que tuve que vivir, y sé que un tratamiento podría ayudarme, pero también existe la posibilidad de que no- hizo una pausa -No quiero que te quedes aquí a ver como muero-
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Entre mis letras
De TodoElla era excesivamente ordenada, yo en cambio era el desastre mismo. Lo único que nos unía, era la pasión por la literatura, ¿Qué pasa cuando dos tipos de caos colisionan?, ¿Se mueren, o se unen para crear algo nuevo?