Capítulo Veintiséis. De regreso a casa.

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Escuché unos golpes en la puerta y salí de mi transe, abrí y era Mariel -Ya me voy-

-Mis padres vendrán en una semana, me gustaría que los conocieras- hablé rápidamente.

-¿Perdón?- abrió los ojos como platos -¿Estás segura de que es buena idea?-

-Sí, deben conocer a mi compañera de piso- sonreí.

-Vaale- imitó mi gesto -Bueno, yo solo venía a avisarte que ya me iba-

-Querrás decir, despedirte- corregí.

-No me gustan las despedidas- besó mi mejilla y caminó lejos de mí; abrió la puerta y salió.

-Espera- corrí hacia ella -Buen viaje- la abracé fuertemente y besé la comisura de sus labios -Te espero aquí- sonreí y cerré la puerta rápidamente.

-¡Jennifer!- gritó entre risas.

-Te veo en dos semanas- coloqué el seguro de la puerta.

-Cuídate, Jenn- escuché unos pasos a lo lejos.

Recargué mi espalda en la puerta y dejé salir un enorme suspiro y caminé a la habitación, encontrandome con Tania dormida en un costado de la cama, me senté en el otro lado y saqué el libro de pasta negra, lo abrí en la parte marcada y continué la lectura.

«El primer amor, es algo que no se olvida, o eso dicen todas las personas, dicen que al ser tu primer todo, deja una marca importante en la vida, pero estamos tan centrados que el primer amor es de quién te enamoraste por primera vez, quién te dio tu primer beso, que olvidamos que nuestro "primer amor", puede ser cualquier cosa, un primer libro favorito, un recuerdo, tu familia o tu primer mascota, puede dejar una marca más grande que la persona que te robó tu primer beso. No necesariamente tiene que ser el primero en tu vida, en ocasiones "tu primer amor", es la tercera persona en tu vida, o en algunos casos la última. Algunas personas creen que tu primer amor debe ser la primera persona en tu vida y otras creen que es con la que sentiste por primera vez. Nadie sabe la realidad, es criterio propio, todo depende de la capacidad de...».

-¿Jennifer?- Tania giró en la cama cerca de mí -¿Qué haces?-

-Estaba leyendo- levanté un poco el libro.

-¿Cuál es?- se puso de costado y se apoyó en un codo.

-No lo sé, Mariel me lo prestó-

-Iré a preguntarle a ella- se sentó en la cama.

-No está- regresé mi vista al libro -Se fue hace unos minutos-

-¿A dónde?- se giró para verme.

-No lo sé, no me dijo. Solo que volvía en dos semanas-

-En dos semanas no estaré aquí, yo me voy mañana-

-¿Y si te quedas?- cerré el libro y lo dejé a un lado.

-Oh, no- negó lentamente con la cabeza -Estoy pagando renta de ese departamento, además tengo demasiadas cosas y otra más, amo la privacidad- sonrió.

-Que te den-

-Pero puedes visitarme cuando necesites- tocó mi brazo -Vivo a dos manzanas-

-Gracias, lo tendré en cuenta- sonreí ampliamente.

Continuamos hablando sobre cosas sin sentido, en realidad echaría de menos tenerla conmigo.

POV. Mariel.
Llegué al orfanato después de varias horas de viaje, dejé la maleta en recepción y caminé hasta la oficina de Marta, golpeé varias veces hasta que escuché un "adelante", abrí la puerta lentamente y la vi sumida en unas pilas de hojas.

Entre mis letrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora