Llegamos al apartamento y me senté en la mesita de madera para que Jennifer pudiera sentarse en nuestro único sofá, estaba ansiosa, asustada y podía jurar que tenía miedo.
-Bien, hablemos- dije después de varios minutos de silencio.
-¿Dónde nos quedamos?-
-En tu egoísmo y que planeabas irte sin avisar-
-No me iría sin avisar-
-¿Entonces?-
-Lo haría unos días antes-
-Oh entiendo, para no darme tiempo a reaccionar y tú pudieras irte con la seguridad de que no te seguiría-
-Mariel, no-
-¿Entonces?-
-Es complicado-
-Admitelo-
-¿Qué?-
-Admite que no quieres que vaya contigo por el miedo a que arruine tus planes-
-Yo... yo...-
-Es la verdad, lo sé y tienes razón en tener miedo, soy un caos- hice una pausa -Pero no por eso tenías el derecho de irte sin avisar-
-¿Y tú qué?-
-¿Yo qué?-
-Sé también que te iras a Canadá, ¿Tampoco pensabas decirme?-
-Tú te irías primero-
-¿Qué te hace pensar eso?-
-Lo supuse-
-No supongas- hizo una pausa
-Me iba a ir terminando la universidad, uno o dos meses después, mientras tú, tú te vas en tres semanas o menos--¿Ahora soy la culpable?-
-No lo sé, tú dime-
-Te ibas a ir- dije después de varios minutos -¿Qué querías que hiciera?-
-Te estás vengando-
-No, estaba también considerando un futuro sin incluirte en mis planes-
-Parece venganza-
-Tómalo como quieras- hice una pausa -Igual, nada de mis cosas te importa realmente-
-¿Qué no me importa?- dijo totalmente irritada -¿Y las veces que fuimos a buscar tus padres o cuando te acompañaba a los lugares perfectos para una fotografía? Me importan, Mariel, porque estuve contigo- hizo una pausa -Al contrario, ¿Tú cuándo decidiste acompañarme a algo que me importa?-
-Nunca me lo pediste-
-¿Tenía qué hacerlo?-
-Sí, porque yo no sabía si querías que te acompañara o lo harías sola- hice una pausa -Yo siempre te pedía que fueras-
-Ahora es mi culpa-
-Yo no dije eso- me crucé de brazos.
-Es imposible tener una conversación importante contigo- dijo en un susurro -El día que madures y veas las gilipolleses que has hecho y te des cuenta que por inmadura la has cagado, no te lamentes-
-¿De qué hablas?-
-De que siempre debes tener la razón, siempre uno debe adaptarse a ti, siempre yo soy la mala, y tú eres la pobrecita niña huérfana, tú lastimas sin darte cuenta...-
Interrumpí -¿Estás segura qué hablas de mí?- dije totalmente dolida.
-Sí-
-Qué raro, parece si te estuvieras describiendo, a excepción de lo de "huérfana".- caminé a la puerta -Me largo, cuando quieras hablar bien, me llamas, estaré dispuesta a escuchar, aunque solo sean insultos- caminé hacia la puerta.
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Entre mis letras
AcakElla era excesivamente ordenada, yo en cambio era el desastre mismo. Lo único que nos unía, era la pasión por la literatura, ¿Qué pasa cuando dos tipos de caos colisionan?, ¿Se mueren, o se unen para crear algo nuevo?