Capítulo. Noventa y uno. A partir de hoy.

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Desperté por el sonido del móvil, abrí los ojos como platos y miré la pantalla.

-Joder- bufé molesta. Era Jackson.

*J. ¿Por qué no contestabas?
M. Estaba liada.
J. Los compradores quieren verte, ya no pueden esperar más.
M. No puedo, estoy ocupada.
J. Mariel, ya los mantuve ocupados dos días por tu luna de miel, ahora hazme el maldito favor de ver a los compradores.
M. Joder, ¿A dónde voy?
J. Tienes suerte, estamos en la cafetería del hotel.
M. Vale, llego en un momento.
J. Date prisa*

Colgó y miré la pantalla unos segundos, después vi al espejo y me acerqué a el -Me veo como la mierda- cogí algunas cosas y comencé a arreglarme el cabello y poner un poco de delineador en los ojos. Me puse otra camisa y cogí un blazer, cogí el móvil y marqué el número de Jennifer.

-Salta al buzón- dije frustrada y metí el móvil al bolsillo trasero de mis pantalones -Dios, por favor que esté bien- susurré y salí de la habitación.

Después de la reunión, en la cual miraba el móvil cada cinco minutos, conseguí que se llevaran el prototipo y vieran sus resultados, si les convencía, regresarían a comprar y si no, me darían el prototipo de vuelta.
Marqué nuevamente y fue la misma acción, saltaba a buzón, le conté a Jackson y se alejó a hablar por teléfono y buscar más información con sus contactos.

Minutos después regresó mientras negaba con la cabeza
-Nadie sabe nada del las personas de ese vuelo, según un amigo, dice que dicen los forenses que la mayoría de los cuerpos quedaron calcinados y otros pocos irreconocibles-

-¡Puta mierda!- pasé una mano por mi cabello -Necesito saber que está bien-

-Tranquila, las malas noticias son las primeras en llegar- puso una mano en mi hombro.

-Gracias- asentí levemente.

Jackson se fue y yo me quedé sola, fui al minibar y saqué una pequeña botella de whisky, serví un poco en un vaso con hielo y salí al balcón, me senté en la pequeña silla y miré la luna.

-Dios- susurré -Sé que soy la menos indicada para pedirte algo por mi gran lista de pecados y posiblemente este en tu lista negra- hice una pausa -Pero sé que también he hecho cosas buenas, no muchas ni tan grandes, pero fueron buenas y no estoy cobrando nada, pero solo quiero saber que está bien- miré el cielo -Solo quiero que esto sea un mal entendido y ella esté bien- apreté el puente de mi nariz con los dedos pulgar e índice
-Lamento la pérdida de las familias, que tenían a gente en ese avión, pero yo no quiero pasar por esa pérdida, no estoy preparada para perder más gente, no gente que amo- sentí como se formaba un nudo en mi garganta -Por favor-

Comencé a llorar y tapé mi cara con las manos, después de varios minutos sentí la mesa tambalear un poco, levanté mi vista y vi el móvil encender la pantalla y vibrar levemente en la mesa. Lo cogí rápidamente y lo llevé a mi oreja sin mirar la pantalla.

*M. ¿Diga?
X. Mariel, ¿Estás bien? Suenas agitada.
M. Oh, joder, Jennifer. (sentí un alivio enorme), ¿Estás bien?
J. Sí, ¿Qué sucede?
M. Vi en la televisión que un avión con destino a Madrid se había desplomado y automáticamente yo...
J. (interrumpió). Lo acabo de ver.
M. ¿Por qué no cogías el móvil?
J. Yo, te juro que no sabía nada del accidente, yo había apagado el móvil ao subir al avión y al bajar traté de encenderlo, pero no entendía, así que deduje que no tenía batería y al llegar al apartamento, me quedé dormida (hizo una pausa), lamento si por mi descuido pasaste una angustia innecesaria, te juro que no quería que pensarás eso, yo no sabía (escuché como su voz se trababa). Lo siento, Mariel, en verdad, no sabía,
yo... yo, perdón (comenzó a sollozar).
M. Tranquilla, amor, lo que importa es que estás bien, sana y salva.
J. Pero, por mi culpa pasaste angustias, estrés y...
M. No hablemos más de eso (interrumpí). Estás bien y es lo que importa.
J. Estoy a salvo (dejó salir el aire de sus pulmones), ¿Cuál era objetivo de traer la manta?
M. ¿Ya la leíste?
J. No (soltó una leve risa). Lo haré ahora.
M. No, espera un poco.
J. ¿Por qué?
M. Para que crezca tu curiosidad.
J. Eso suena a tortura.
M. Lo es, en parte (comencé a reír). Solo promete que no la verás hasta que no lo diga.
J. Vale, lo prometo.
M. Bien (escuché el teléfono de la habitación). Hermosa, debo colgar, me llaman.
J. ¿Trabajo atrasado?
M. Sí, digamos que nuestra luna de miel, dejó un poco de trabajo pendiente.
J. Vale, ve a trabajar. Te amo.
M. También te amo*

Entre mis letrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora