Capítulo Seis. Y comienza.

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Desperté por el insoportable ruido de un taladro cerca de mi habitación, me tapé la cabeza con la almohada y funcionó, pero el sonido de un martillo chocando con el metal, fue lo que obligó a mi cuerpo a levantarse de la cama. Hice mi rutina matutina y salí a ver que era la causante del ruido. Mi compañera de piso, estaba al parecer arreglando el baño de la sala de estar, me acerqué sin despegar la vista de su trabajo, pero un golpe en mi espinilla me hizo gritar del dolor.

-¡Maldición!- levanté mi pie para sobar el lugar adolorido -¡Oye!- grité mientras veía alrededor de mí, el lugar estaba lleno de herramientas, bolsas vacías, cajas y otras cosas que no conozco, todas regadas por el suelo. Desorden.

-¿Decías?- apagó el taladro y lo dejó descuidadamente en el suelo.

-Recoge tu desastre- señalé el suelo.

-Por si te das cuenta, estoy reparando esto- señaló el váter
-Necesito esto para hacerlo-

-Está todo regado por el suelo- dije molesta.

-Disculpe, princesa- hizo una referencia -Pero o me preocupo por arreglar correctamente esto, o por donde dejo las cosas- noté como comenzaba a irritarse.

-Prefiero pagar por alguien que lo haga- me crucé de brazos -No quiero correr con el riesgo que esté mal-

Dejó caer el martillo al suelo
-Excelente para mí- bufó molesta y comenzó a caminar.

-¿¡A dónde vas?!- grité totalmente cabreada.

-Lejos de ti- siguió caminando.

-¡Levanta tu desorden!- di un pisotón al suelo.

Giró sobre sus talones -Disculpe- comenzó a levantar todas las herramientas y arrojarlas a una caja de madera -Listo- dijo una vez que terminó -¿En qué otra cosa puedo servirle?-

-Lleva eso a su lugar- solté un poco más tranquila.

-Como guste y mande, patrona- sonrió de medio lado y cargó la caja con total facilidad.

Solté todo el aire que tenía en mis pulmones y fui a la cocina, necesitaba un poco de alimento para el gruñido de mi estómago, encontré un plato con cereal en la pequeña barra que dividía la cocina con el comedor; me senté en la silla y comencé a devorarlo.
-Ese era mi cereal- la voz de mi compañera de piso sonó a mis espaldas.

-Lo siento- dije apenada.

-Como sea- pasó a un lado, fue a la cocina y regresó a la mesa
-¿Soy buena cocinera?-

-Es solo cereal, no es mucha ciencia-

-Espero pienses lo mismo cuando te toque hacer de comer- le dio un sorbo a su taza.

-Compraré comida- sonreí.

-Te agotarás la pasta muy pronto, también hay que enviar la ropa a la lavandería- sonrió ampliamente -A menos que consigas un empleo de medio tiempo-

-Mis padres me dan la pasta que necesito-

-Uh, tus padres te quieren- miró su taza -Que suerte tienes- susurró.

-¿A ti no te mandan dinero?-

-No- dijo secamente.

-¿Por qué?-

-Porque no tengo familia- se levantó bruscamente y se fue.

Saqué un millón de conclusiones en mi cabeza por su última respuesta, tal vez se había peleado con sus padres, o se escapó de casa, o puede que hayan muerto. Terminé mi cereal y caminé a mi habitación, me cambié de muda y salí nuevamente, tenía que ir a la universidad a pedir mi horario de clases.

POV. Mariel
Nunca me había dolido decir que no tenía familia, pero esta vez, fue la excepción, me dio un aire de melancolía al decir esas palabras, me duché y vestí rápidamente. Quería salir a caminar un poco antes de entrar al trabajo.

Me puse mus auriculares y salí, caminé viendo el piso y choqué con Jennifer - Lo siento- di un paso hacia atrás.

-No hay problema- sonrió y sentí como mi corazón latía demasiado rápido -¿A dónde vas?-

-Al trabajo- hice una pausa -¿Tú?-

-A la universidad, debo pedir el horario- abrió la puerta.

-¿Sabés dónde queda?- pregunté mientras salía.

-No, tenía planeado pedir indicaciones- levantó los hombros.

-¿Gustas qué te acompañe?- cerré la puerta al salir.

-Sí, pero, ¿Tu trabajo?-

-Tengo tiempo, vamos- sonreí y comenzamos a caminar.

En todo el camino hablamos sobre ella, cosas que yo ya sabía, por ejemplo, donde estudio, que le gusta, entre otras cosas, pero afortunadamente ella no preguntó nada sobre mí, dudo mucho que sepa mi nombre.

-Y llegamos, aquí es la universidad- me pare fuera de un edificio.

-¿Y a dentro qué?-

-Solo pregunta por la carrera que quieres, ¿Qué es?-

-Literatura- dijo con una amplia sonrisa.

-Nos veremos seguido entonces- sonreí -Mi salón queda frente al tuyo-

-¿Tú qué estudias?-

-Yo estud...- sonó la alarma de mi móvil -Lo siento, debo irme- dije apenada.

-Descuida, te veo en el apartamento- se despidió con la mano y comenzó a caminar.

"Nos vemos en el apartamento". Esas palabras hicieron eco en mi cabeza, provocando una enorme sonrisa en mi rostro.

Llegué al trabajo con un pequeño retardo, me maldije por dentro y me puse el uniforme, "detesto ser impuntual". Cogí el pequeño block de notas y salí a limpiar las mesas, topando con mi compañera.

-Mariel, llegas puntual- bromeó.

-No juegues Paula, falta poco para abrir-

-¿Por qué llegaste tarde?- guardó la franela en un cajón.

-Estaba con alguien- sonreí.

-¿Debo sentirme celosa?-

-Demasiado- reí un poco.

-¿Quién es?-

-Jennifer- dije con una amplia sonrisa.

-¿La chica de tu preparatoria?- preguntó sorprendida.

-Sí, afortunadamente es mi compañera de piso-

-Que suerte tiene ella- noté decepción en su voz.

-No entiendo-

-Tú me gustas- soltó de pronto.

Entre mis letrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora