Capítulo Sesenta y uno. Despacio.

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Metí las manos en los bolsillos de mi jersey y sentí un papel dentro del bolsillo izquierdo, lo saqué y desdoblé una vez que tuve enfrente.

«Regresaste a mí después de tanto tiempo, otra vez dormí contigo, abrazando tu cuerpo, probé nuevamente el sabor de tus labios y por tu cuerpo recorrí mis manos, regresaste a mí cuando más te quería y volviste a llenar mis días de alegría, nuevamente llenaste ese espacio en mis cuadernos, entraste otra vez en mis pensamientos, pero ahora que lo pienso, jamás te fuiste, estuviste conmigo todo el tiempo, solo te escondiste».

Sonreí como una tonta y volví a doblar el papel, miré hacia un lado y noté que Salma me miraba con cara burlona.

-No- dije rápidamente -A lo que vayas a decir es no- sonreí y me levanté de la banca.

-Te iba a preguntar si la nota era de Mariel-

-Es obvio- dije mientras me colgaba la mochila en el hombro derecho.

-Y también que ya no la hagas esperar y le des bien duro-

-¡Salma!- la reprimí -Te veo en clases-

-¡Piénsalo!- levantó un poco la voz.

POV. Mariel.
Mientras guardaba mi equipo del estudio en mi cubículo, pensaba en algunas razones por las cuales me habían llamado a la oficina, nunca lo hacen y cuando llaman a alguien, normalmente es para malas noticias.

-¿Lista?- Pitti tocó mi hombro.

-Estoy nerviosa- admití -Por lo que he oído es malo-

-No hagas mucho caso a los rumores, además, nos llamaron a los dos, no pueden despedirnos a ambos- soltó una leve risa.

-A ti no, tú ya eres profesional, yo una estudiante-

-Eso no importa- sonrió
-Descuida, no dejaremos que te despida-

-Gracias- imité su gesto.

Una vez en el apartamento, golpeé la puerta de la habitación de Jennifer, no hubo respuesta, choqué mi cabeza contra la misma y vi una nota en el suelo, la levanté y desdoblé para poder leerla.

«En la cocina». No decía nada más, solo tres palabras, giré mi cabeza hacia la cocina pero estaba la luz apagada, comencé a caminar y al llegar encendí la luz, vacío. No había nadie. Me extrañé un poco y revisé con la mirada, nuevamente había una nota recargada en lo que al parecer, era una botella de vino, me acerqué a ella y la leí de cerca «Lleva esto a mi habitación».

Sonreí ampliamente y fui a donde me pedía la nota, entre sin tocar la puerta. Nuevamente vacío, dejé la botella en la mesita de noche mientras buscaba algún rastro de ella; al no encontrar ninguno, me senté en la cama y vi otra nota pegada a su lámpara, la quité y leí «Escucha la primera canción del reproductor».

Me levanté de la cama y vi su reproductor a un lado de donde había dejado la botella, lo cogí y me puse los auriculares, busqué lo que me pidió y leí el título de la canción.

"Pedro Pastor y Suso Sudón- Despacio". Le puse en reproducir y me tumbé en la cama para escucharla mejor.

«Empieza despacio, acaricia mis dedos, mira mis ojos, respira mis pulmones, acércate despacio, posa tus alas en mi nube, relame mi lengua, libera las serpientes sedadas de tus pestañas, susurrame el silencio del pecado, amenaza de muerte mis miedos, sintoniza tu aroma en mis pezones, despacio (no despiertes el sueño), despacio.
Decora las horas con la calavera del tiempo, araña mis uñas, muerdeme, las palabras que no vengan al caso despacio, desatame despacio, desatame del suelo y encadename al viento, déjame caer desde abajo, despacio, deja que mi cuello se cuele por tu nariz, salvajemente, (deja que juegue con los pétalos que te salen de los labios), arráncame la ropa de los ojos con la seda lenta blanca de tus dientes, (hazmelo hazmelo), pero despacio no despertemos al espacio dormido, que sueña con nosotros en algún lugar del futuro, (hazmelo hazmelo) pero despacio, no despertemos al espacio dormido, que sueña con nosotros en algún lugar del futuro (despacio), despacio.
No hay motivos para hacer prosaico párrafo sintético, (ahh ahh), no hay motivos para hacer huella de rueda en una curva cualquiera, no hay motivos para fumarse la primera fugaz en un peta de otoño (para la prisa la risa forzada la brisa huracanada), no hay motivos, para hacer de este preámbulo infinito, este paradisíaco paréntesis (es de no querer saber lo que hay después), hazmelo despacio no vaya a ser que nos despierte a llanto limpio, el feto informe de una realidad, hazmelo despacio, no vaya a ser que nos despierte a llanto limpio, el feto informe de una realidad (despacio), hazmelo despacio (huérfana despacio), no vaya a ser que nos despierte a llanto limpio, el feto informe una realidad, (despacio), hazmelo despacio (huérfana despacio), no vaya a ser que nos despierte a llanto limpio el feto informe de una realidad (huérfana despacio), despacio (despacio), despacio».

El reproductor se apagó y me quité los auriculares, aún aturdida por el mensaje de la canción, sonreí ampliamente y me senté en la cama, viendo a Jennifer de pie frente a la misma, al verme, sonrió tímidamente y miró al suelo, rápidamente me levanté de la cama y me paré frente a ella.

-Despacio- susurré.

-Despacio- agregó aún sin mirarme.

Levanté su cara con mi dedo índice en si barbilla y la obligué a mirarme, dejé un pequeño beso en sus labios y sonrió ampliamente, me acerqué otra vez y la volví a besar, pero ahora con mayor intensidad, nuestros labios se movían al mismo tiempo, en ocasiones mordía suavemente su labio infieror y lo chupaba un poco, pasé mi lengua por el borde del mismo labio y ella abrió un poco más la boca, dando el acceso para que nuestras lenguas comenzaran una batalla. El beso tomaba más intensidad y nuestras manos quietas comenzaban a moverse temblorosas por el cuerpo de la otra, las manos de Jennifer acariciaban mi cuello y resolvían mi cabello, mientras las mías subían y bajaban su espalda lentamente, sintiendo su piel a través de la ropa.

Sus manos dejaron mi cabello y recorrieron mis clavículas hasta llegar a los botones de mi camisa, abriendolos rápidamente, corté el beso y la miré con una sonrisa ladeada, puse mis manos sobre las suyas y las quité lentamente, para después volver a besarla, solté sus manos y las llevé a los botones de su jersey, desabotonandolos lentamente, cuando lo logré por completo, recorrí mis manos hasta sus hombros y lo fui quitando lentamente, hasta que cayó al piso, puse mis manos en su cintura y la atraje hacia mí, uniendo su cuerpo con el mío, profundizandolo más.

Comenzamos a caminar hacia la cama, con cuidado de no chocar o caer, pero justo cuando el borde de la cama chocó con Jennifer, caímos en la cama bruscamente, nuestra primera reacción, fue reír a carcajadas, reímos de nuestra torpeza y de la forma tan tonta de caer.

-¿Estás bien?- pregunté cuanto mi risa se calmó.

-Shht- puso un dedo entre mis labios -Las palabras no vienen al caso- sonrió.

Mordí suavemente la punta de su dedo y la oí suspirar, me acerqué a sus labios y volví a besarla, lento, pero con una pasión tan grande que podía sentir como rápidamente aumentaba la temperatura en nuestros cuerpos. Las manos se Jennifer llegaron a mi pecho y pude notar como cogío los extremos del cuello de mi camisa y la jaló hasta que rompió los botones, corté nuevamente el beso y la miré arqueando una ceja, ella solo levantó sus hombros y me jaló para volver a besarme, comenzó a empujar mi camisa con sus manos hasta que llegó hasta mis mis antebrazos y moví mis manos para poder sacarla por completo.

Gimió de frustración cuando notó que traía una polera debajo, empezó a subirla por mi espalda hasta que llegó a mis hombros
-Quítatela- susurró entre besos.

Me inqué sobre la cama y me saqué la camisa rápidamente, Jennifer se sentó en la cama y comenzó a besar mi abdomen y parte de la zona debajo del sujetador, se apartó un poco, llevó sus manos a mis pantalones y comenzó a desabrochar mi cinturón, rápidamente la detuve con mis manos, la empujé con cuidado para que se tumbara sobre su espalda y me dejé caer sobre su cuerpo, rápido, pero sin lastimarla.

-Despacio- susurré antes de besarla.

Entre mis letrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora