Capítulo Sesenta y siete. Todos tenemos derecho a dudar.

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Después de pasar a la farmacia y llevarme la sorpresa de que Kevin me había pagado los medicamentos, caminamos rumbo al apartamento, aún no estaba segura si contarle a Jennifer lo de mis padres, o omitirlo y hacer la búsqueda yo sola o si mandar todo al carajo y olvidar lo del sobre, no sabía que hacer, mi mente era un completo huracán.

-Deberías decirle- Antonio rompió el silencio.

-No estoy segura- admití.

-Ella está preocupada y tratará de animarte, pero si no sabe por lo que estás pasando realmente, podría pensar que no te fias de ella-

-Lo hago, pero tengo miedo de su reacción-

-Dudo mucho que se enoje o te odie, más bien creo que comprenderá al máximo tu situación y te animará, además de que ella te hace fuerte-

-En eso tienes razón, pero no sé cómo decirlo-

-Cuando sea el momento lo sabrás- se detuvo a unos pasos de la puerta -Hasta aquí te escolto, cuídate esa mano- sonrió.

-Gracias- imité su gesto.

-Lo hago con gusto- se despidió con un ademán con la mano y se fue.

Respiré profundo y abrí la puerta lentamente; al entrar, cerré la puerta a mis espaldas y vi a Jennifer salir de su habitación, sumamente preocupada.

-¿Estás mejor?- preguntó mientras se acercaba -¡Oh por Dios!- dijo al ver mis manos
-¿Qué te pasó?-

-Vamos a hablarlo- me acerqué a ella -Te contaré todo-

Ella solo asintió y comenzamos a caminar a mi habitación, una vez dentro me acosté en la cama y ella a mi lado -¿Y bien?-

-Sé quienes son mis padres- dije simplemente.

-¡¿Qué?! ¿Cómo? ¿Ya los conociste? ¿Quién te dijo? Mariel eso...-

-Tranquila- interrumpí -Lupita me dio este sobre- saqué el sobre de mi mochila -Todo venía aquí- se lo entregué.

Jennifer abrió el sobre temerosa y sacó el dossier y algunas fotografías -¿Era todo?-

-Y una USB- la saqué del bolsillo de mis pantalones.

-¿Ya la viste?- me la quitó de las manos.

-No-

-Bien, primero voy a leer esto- cogió el dossier -Y después veremos juntas su contenido, ¿Vale?-

Asentí con la cabeza y Jennifer comenzó a leer, podía leer su rostro, confusión, enojo, negación, sorpresa, entre otras que no pude descifrar, tenía su rostro serio pero fruncido el ceño, sus labios se movían rápidos a la velocidad con la que leía y sus pupilas iban de un lado a otro.
Después de varios minutos, levantó la vista del dossier y me miró.

-Mariel...- comenzó a hablar -En realidad esta información es confusa y al parecer, adaptada a ti- hizo una pausa -No digo que sea mentira, pero, dudo mucho que sea total verdad-

-No entiendo-

-Quiero decir, que tal vez esa familia exista, pero quizás no es tu familia-

-¡¿Te das cuenta la estupidez que estás diciendo?!- sentí como comenzaba a alterarme.

-Sí, me doy cuenta, pero piensa, dices que hay una denuncia de abandono, pero no veo aquí ninguna copia de el documento legal, o el nombre de la persona que los denunció, solo es información de gente real, pero no sabes si lo que sea cierto-

-Me estás confundiendo, más de lo que ya estoy- puse mi mano izquierda en la sien.

-Lo lamento, pero no quiero que subas a una nube para después caer- cogió mi cara entre sus manos -Te juro que si quieres ir a buscarlos y resolver tus dudas, iré contigo, te acompañaré, pero primero hay que estar más seguras de que sea real la información- dejó un pequeño beso -Vamos a ver el contenido de esa USB, ¿Te parece?-

Entre mis letrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora