Capítulo. Ochenta y nueve. Ámame.

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Una vez en la habitación del hotel, Jennifer se paró fuera de la puerta y me miró -Quítate las gafas-

-¿Por qué?- pregunté mientras se los entregaba.

-Sin esto pierdes como el quince por ciento de tu visión y no quiero que veas-

-Vale- solté una leve risa.

-Por si las dudas, cierra los ojos-
Acaté su indicación, cerré mis ojos y Jennifer me jaló lentamente de la mano, apreté mis ojos lo más fuerte que pude para evitar caer en la tentación de abrirlos y al sentir los labios de Jennifer sobre los míos, relajé mi cuerpo y me dejé llevar por lo que me hacía sentir.

POV. Jennifer.
Corté el beso y miré a Mariel, quien seguía con los ojos cerrados -Abre los ojos-

Ella abrió sus ojos lentamente, para después entrecerrarlos y tratar de ver mejor, después de varios segundos una enorme sonrisa se formó en su rostro, giró para verme -Joder, Jennifer- me abrazó y dio varios giros mientras me alzaba -Es... es maravilloso- me bajó con cuidado y besó mi frente -Se supone que yo debo sorprenderte es tu cumpleaños-

-Fue ayer- sonreí ampliamente.

-Para mí dura todo este fin de semana-

-Entonces, es una sorpresa para las dos- besé su mejilla.

-¿Y a qué se debe?-

-Pues, como mañana me voy, quería pasar un momento realmente íntimo contigo-

-Es impresionante- hizo una pausa -¿Qué va primero?-

-Ducharnos, después la cena y por últim...- me interrumpió con un beso.

-El postre- sonrió levemente.

-Exacto- comencé a caminar y la jalé suavemente del brazo para que me siguiera -Vamos-

Llegamos a la ducha entre suaves besos y risas, mientras nos quitabamos la ropa nos mirábamos a los ojos, sin deseo, sin morbo, simplemente admiración.
Mariel abrió la regadera de mano y comenzó a mojar mi cuerpo, mientras con su mano libre daba masajes por donde pasaba el agua, repetí el mismo procedimiento con ella, a diferencia que al final puse la regadera directamente en su cara, provocando que cerrara los ojos automáticamente y haciendo que yo riera a carcajadas.

Mariel me miraba con los ojos entrecerrardos mientras trataba de reprimir una sonrisa, sin avisar, se lanza sobre mí y me envuelve en un fuerte abrazo.

-Que graciosa- susurra en un tono lleno de sarcasmo -Aparta un poco- cogió el champú y puso un poco en su mano, lo acercó a ella y comenzó a darse un masaje en la cabeza, rápidamente imité su movimiento y segundos después, Mariel llena mi cara de espuma mientras reía a carcajadas, limpié mis ojos con las manos y traté de quitar la mayor parte de mi cara.

-¿Ya?- la empujé suavemente.

-Sí- trató de controlar su risa
-Ven aquí- dijo mientras llenaba la esponja con un poco de jabón líquido.

Me acerqué a ella y comenzó a dar masajes circulares por mi cuerpo, cuando terminó, quité la esponja de sus manos e imité sus movimientos, una vez las dos llenas de jabón, Mariel abrió la regadera del techo y comenzamos a quitarnos el jabón del cuerpo y el champú del cabello. Salí de la ducha y regresé con dos batas de baño, le di una a Mariel y me puse la otra, segundos después, sentí unos brazos rodear mi cintura y descansar en mi vientre.

-¿Qué hay para cenar?- susurró en mi oído.

-Adivina- giré y pasé mis manos por de su cuello.

Entre mis letrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora