En el resto del día me la pasé pendiente del móvil de Antonio, esperando una llamada de Mariel, o mínimo un mensaje, pero no había ningún rastro de comunicación. A la hora del almuerzo salí con Salma a una pizzería que estaba cerca, pedimos una mediana y esperamos mientras hablábamos.
-Ya va hacer casi dos meses que se fue- Salma dijo después de mirar el calendario de su móvil.
-Y ya van hacer ocho días que no charlamos-
-Es mucho tiempo, ¿No contesta nada?-
-No, ni siquiera a Antonio-
-Ha de estar ocupada-
-Sí, pero... mínimo podría regresar la llamada- levanté los hombros.
-En eso tienes razón-
Hubo unos minutos del silencio en los cuales aproveché para escribir en una servilleta.
«Te echo tanto de menos ».-Aww, eres una cursi- Salma dijo en tono meloso.
-Ella me hace ser así- levanté mi vista de la servilleta -Me hace pensar que las cosas insignificantes son maravillosas, que lo simple puede ser lo más complejo, que los pequeños detalles son los que más valen, me hace amarla- dejé salir un suspiro.
-Eso es realmente lindo- sonrió levemente -Espero algún día encontrar a...-
-¡Chicas!- la voz de Antonio sonó a lo lejos -Mariel contestó-
-¿Qué dijo?-
-Tu novia es una total gilipollas- dijo mientras recuperaba el aliento.
-¿Qué hizo?- pregunté temerosa.
-Te arreglé una cita con ella- pensó unos segundos -A las ocho, por Skype-
-¿Qué hizo?- volví a preguntar.
-Será mejor que ella te lo diga- dijo en tono tranquilo -No quiero más malos entendidos-
-Vale- asentí levemente.
Los minutos parecían pasar demasiado lento, cada vez que veía el reloj apenas y avanzaba un segundo mientras yo creía que ya había pasado una eternidad. Mi pie brincaba rápidamente en el piso, tratando de distraerme un poco, pero al parecer el ruido constante me estresaba más.
-Ya, detente- Salma puso una mano en mi pierna -Vas a estresarme a mí también-
-Estoy ansiosa, ya quiero hablar con ella-
-Se paciente y verás como el tiempo pasa normal-
-Lo intentaré- sonreí forzosamente.
Seguí el consejo de Salma y cuando menos me di cuenta ya habían pasado el tiempo necesario para hablar con Mariel. Encendí la portátil y entré a Skype, inicié la llamada y esperé. Segundos después apareció en la pantalla, usaba unos pantalones cortos color mezclilla que le llegaban un poco debajo de los muslos y una camisa a cuadros color negro con blanco cerrada, al verme desvió la mirada, me miró unos segundos y miró al suelo. Estaba arrepentida, toda ella reflejaba remordimiento, miedo, inseguridad, tristeza y otras cosas que no pude descifrar. Subí el volumen de las bocinas y encendí el micrófono.
-¿Mariel?- pregunté al ver como tapaba su cara con una mano. No hubo respuesta por parte de ella -Mariel, mírame- dije después de varios segundos.
Levantó su vista unos segundos y noté que tenía los ojos humedecidos -Jennifer- susurró con la voz rota -Antes que todo, quiero que sepas que te amo- agachó la cabeza -Lo siento- dijo antes de romper en llanto.

ESTÁS LEYENDO
Entre mis letras
De TodoElla era excesivamente ordenada, yo en cambio era el desastre mismo. Lo único que nos unía, era la pasión por la literatura, ¿Qué pasa cuando dos tipos de caos colisionan?, ¿Se mueren, o se unen para crear algo nuevo?