Capitulo 2

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Florencia

Florencia no pudo dormir en toda la noche. Siente las sábanas rasposas, molestas y solo quiere ponerse de pie de una vez porque la noche se le ha hecho eterna, pero Amelie la tiene atrapada en un fuerte abrazo.

Le gusta sentirse protegida dentro del gran abrazo de su chica, pero casi la asfixia. Sonrió emocionada cuando Amelie hizo un pequeño ruido dormida y cuando por fin pudo escaparse de sus brazos, se sentó en la cama sin dejar de acariciar la espalda desnuda de Amelie.

- Amelie déjame ir, tengo que ir a trabajar - Intentó despertarla pero su novia se aferró a sus piernas para seguir durmiendo - Necesitamos el dinero. No puedo faltar a trabajar -

¡Oh! Quizá su novia está así porque no durmieron en toda la noche. Sin embargo, el sexo con Amelie nunca le a quitado el sueño. Se puso en pie con cuidado de no despertarla y caminó hasta su armario corriendo por el viejo ático para que una gotera no mojé su cabello rojizo.

Jamás en toda su vida se había cuestionado su sexualidad.

Desde que salió del vientre de su madre supo que era lesbiana y que las mujeres eran las únicas que la hacen sentir mariposas en el estómago. La primera vez que se dio un beso con una niña fue cuando era muy pequeña, ya desde niña sabía que el lesbianismo sería su lema de vida... hasta que ese par de ojos azules se posaron en ella.

Y ahora está escogiendo un vestido provocativo que habitualmente no usa. No es que quiera vestirse linda para el hombre que comprará su perfume, quizá solo tiene ganas de mostrar sus piernas. Peinó su cabello, se maquilló y se miró en el espejo antes de salir del ático.

Si, necesita con urgencia el maldito dinero del perfume. Este ático se cae a pedazos, ella y su novia son lo que en París se conoce como pobres, una pareja de artistas que viven de su amor. Pero podrían pagar un piso mucho mejor si vende ese perfume.

- ¿Quieres ponerme celosa? ¿Adónde vas vestida así de linda? - Amelie la detuvo por el brazo para darle un sonoro beso antes de salir. Sus ojos están brillantes y adormilados - A ti no te gustan los vestidos Florencia -

Su novia la tomó por el trasero y la acercó a ella de una manera bastante sexual.

- Lo se... - pero quiero gustarle a un hombre - Quería sorprenderte -

- Pues lo hiciste, te ves muy hermosa Florencia - Su novia la beso otra vez, subiendole el vestido, llevándola poco a poco hasta la habitación improvisada. - ¿Vamos a la cama? -

- No, le dije a mi hermana que yo cuidaría la perfumería el día de hoy -

- Ve, cariño, pero no te vas a escapar de mi esta noche - Le dijo su novia mientras se quita la ropa para entrar a la ducha - No vayas a olvidar la cena con mis padres -

- Ahí estaré Amelie -


Ni siquiera cuando conoció a Amelie se había sentido así de ansiosa. Se enamoró de su novia desde él momento en la que la vio entrar a ese restaurante donde se conocieron. Pero esta vez... es diferente.

Pasó todo el día mirando la puerta con el perfume en el mostrador y con los nervios a flor de piel, esperando a que la puerta se abra y ese hombre entré de nuevo.

Ese maldito hombre.

No sabe que pasa con ella. Jamás le había pasado esto con un hombre. Dios, su primera vez fue con Amelie, fue hermosa, divina y muy tierna, pero ese hombre misterioso despierta un placer escondido que no conocía.

Florencia fue quien le pidió a su hermana que descansará ese día. No quería a nadie más en la perfumería, quiere estar sola para que ese hombre sólo la miré a ella.

Sería una pena que se hubiera regresado a su país. No. Él tiene que regresar. Pero la oscuridad se hace cada vez más profunda por las pequeñas calles parisinas, es peligroso quedarse y además tiene que ir con Amelie. Acomodó sus cosas dispuesta a irse a casa y cerrar su perfumería, quizá ese hombre solo jugo con ella.

- Siento mucho llegar tan tarde - Florencia estaba a punto de cerrar su perfumería, pero casi deja caer las llaves por el nerviosismo al verlo bajar de un auto negro y caminar hasta ella - ¿Tienes él perfume? -

Demonios, puede ser la cercanía de su cuerpo o él simple hecho de que es un hombre, pero siente esas mariposas parlotear en su interior.

- Si - Encendió de nuevo la luz de su perfumería y se acercó al mostrador - Creo que lo dejé por aquí -

Mientras busca el perfume, Florencia observa el reloj, la cena con los padres de Amelie es en una hora, pero ya no recuerda donde dejó el perfume. Los malditos nervios la están matando.

- Lo siento tanto. Podría buscarlo por la mañana. Le juro que a su novia le encantará el perfume - Contestó con una amplia sonrisa.

- Esta bien - Aquel hombre de rubio cabello, sonrió de lado, logrando que sus piernas tiemblen y sienta sus bragas a punto de caer - Aceptó qué fui yo quien llegó tarde -

Jamás había visto un hombre que despertará su deseo sexual tan potente. Esta segura que le gana con más de diez años, es alto, apuesto, encantador y atractivo, pero su mirada es bastante fría, vacía. Sin embargo, es hombre, es ese tipo de humano que a ella no le gusta. Sólo de pensar en besar a un hombre siente nauseas.

- ¿Te acompaño a tú casa? - Le preguntó después de un momento de silencio.

- No. Puedo hacerlo sola - Amelie la mataría si la ve con un hombre que no sea su amigo - Estoy acostumbrada a éste lugar

- No creo que debas estar sola por las calles oscuras. Puedo llevarte en mi auto -

Florencia se arrodilló para buscar el perfume en uno de los estantes. Sabe que no ha dejado de mirarla ni un solo segundo, pero la llamada de Amelie la distrajo por completo, decidió no contestar y aprovechar el momento.

No sabía que sería su peor error.

- Aquí está su perfume - Se puso de pie solo para verlo a unos centímetros de ella. Él olor de su perfume la vuelve loca, pero eso no fue lo que la dejó en shock, sino que él se tomará el atrevimiento para soltar su coleta y dejar su cabello por su espalda. - ¿Se lo envuelvo en un regalo?

Lo único que hizo fue apagar la luz de la perfumería y dejo que un extraño la tomará en brazos como si la conociera. Sus piernas temblaron de los nervios al sentirlo levantando su vestido. Es una tonta, podría ser un psicópata, pero el deseo por descubrir que se siente estar con un hombre la está enloqueciendo.

Él tomó su rostro para besarla, era el momento perfecto para darle una bofetada y llamar a la policía, no pudo. Florencia sólo lo tomó de la mano y lo llevó a la parte trasera de la perfumería.

Lo recostó en el sillon y se subió en él. Nunca le dijo que era su primera vez con un hombre, quiza duela, quizá sólo terminé reafirmando que es más lesbiana que nunca o podría gustarle. Eso no lo sabe, pero quiere estar entre los brazos de ese hombre.

Pero Florencia esta segura de dos cosas: que los vecinos escucharon sus gemidos y que olvidó la cena con su novia.

No le importó que Amelie la llamará toda la noche...

La Perfumista De París [Saga Las Perfumistas Parte 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora