Florencia
Florencia abrió los ojos con toda la pesadez del mundo, le hubiera gustado seguir durmiendo pero ya tiene los brazos adoloridos y necesita sentirse bien de nuevo, así que entrecerro los ojos para qué la luz que entra por la ventana no la lastimé y miró él cuerpo desnudo de aquel policía a su lado puede ver ese trasero definido, su espalda ancha de la que se aferró la noche anterior y los rasguños que dejó en los hombros de aquel hombre de piel morena que le dio una noche espectacular de sexo, por eso es que está sujeta a las esposas y sus brazos se sienten adoloridos, así que con su pie lo movió un poco tratando de despertarlo
— Alejandro, vamos policía guapo despierta — Florencia soltó un suspiró, todo en ella está dolorido, cada parte de su cuerpo que aquel hombre vio y uso esa dolorosa, su cabeza duele gracias al alcohol que tomó la noche anterior, pero su pecho duele porque necesita ver a sus hijas y no puede irse porque está sujeta a una cama porqué quería probar las nuevas esposas con aquel policía — ¡Alejandro! —
Aquel hombre abrió los ojos al momento, esos ojos latinos que tanto la cautivaron la noche anterior y en los que se perdió mientras ese hombre la hacía enloquecer de placer, ahora sólo quiere que le suelte las esposas, salir de ese departamento y caminar hacía el suyo para ver a ese par de bebés que extraña tanto.
— ¡Dios esto es vergonzoso! — Florencia se puso tan roja como una manzana — ¿Me podrías quitar las esposas? —
Alejandro sonrió de lado y mostró esa gran parte de su entrepierna sin vergüenza, pero Florencia tuvo que cerrar los ojos para no ver esa parte con la que se divirtió tanto la noche anterior, pero antes de quitarle las esposas, Alejandro le dio un sonoro beso en los labios y la miró con los ojos llenos de diversión.
— ¿Quieres que repitamos nuestro encuentro está noche, otra vez? —
Florencia logró escaparse de los brazos de aquel policía y se puso en pie en cuanto pudo, cubriendo su desnudez con su pijama, de seguro su cabello está hecho un desastre y su cara solamente muestra los rastros de una noche de alcohol
— Sí claro — mintió Florencia — Yo... nos vemos —
Y salió corriendo de ese departamento como alma que lleva el diablo, poco le importó que nada cubra su desnudez, de todos modos tiene que dar unos cuantos pasos para llegar a la puerta de su casa, apenas lleva unas bragas muy pequeñas y cubre sus senos con sus manos, pero en cuanto cerró la puerta detrás de ella se quedó como una estatua al escuchar la voz de aquel hombre al que no quería ver ni en pintura
Tenía casi dos semanas sin ver a William, la verdad es que él nunca se apareció en su departamento después que su prometida dijo de su embarazó y ella tampoco lo había buscado. Florencia supo en ese momento, cuando escuchó las palabras de Megan, qué era él momento de decirle adiós a William, no podía seguir aferrada al amor de un hombre cuando esté volverá a ser padre y más cuando está a punto de casarse, está enojada, se siente utilizada, pero no por eso va a volver a correr como la vez pasada está vez simplemente tiene que superar a William y ya.
Vaya que intenta superar a William, estás semanas han sido de fiestas y alcohol sin control, ha tenido sexo con otros hombres y ha terminado varias veces en la cama de ese policía, pero ninguno es William, ninguno puede hacerla sentir tan bien como lo hace él papá de sus hijas, ha llorado mucho más de lo que lloró cuando abandonó a William por un año, Florencia se pasa los días llorando, llora en perfumería, llora delante de las niñas, llora a escondidas y llora con Celine y llora más cuando en la televisión Megan habla sobre su hermoso embarazó y llora mil veces más, porqué Florencia sabe que quiza también ella está embarazada
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La Perfumista De París [Saga Las Perfumistas Parte 1]
Storie d'amoreFlorencia Bellerose sigue la tradición familiar con su tienda de perfumes en París. Le encanta su vida y tiene todo lo que necesita, su viejo ático, sus perfumes y una cena romántica junto a su novia mirando la Torre Eiffel, esa es su vida perfecta...