La Perfumista De París [Saga Las Perfumistas Parte 1]

Capitulo 100

Florencia

William la miró con sus ojos llenos de incertidumbre y la alejó levemente por los hombros sin dejar de tomarle los brazos, aferra sus manos a su piel cómo si quisiera tenerla ahí cerca por sí trata de escapar, puede que no esté acostumbrado a sus preguntas raras, en realidad Florencia no es de las mujeres que pregunta, primero corre y después se arrepiente, está vez también es diferente para ella, pero puede que ese ingles dentro de una débil posibilidad, también esté sorprendido de su pequeña muestra de madurez.

— ¿Escocia? En ese lugar no pasó nada, solo asistí a la fiesta de mi madre y revisé un par de lugares para el cumpleaños de las niñas — Pero William es un hombre muy listo, así que sonrió de lado porqué ya descubrió sus celos — ¿Pero esa no es tú pregunta, verdad? Tú Florencia, lo que quieres saber es porque mi ex esposa estaba en la fiesta, vamos, es imposible no darse cuenta de tus celos porque tus ojos brillan de una manera diferente —

Florencia al momento sintió su cara llena de calor, no necesita estar delante de un espejo para darse cuenta que sus mejillas se pusieron rojas, vamos, es lógico que aun esté muy sentimental, acaba de sufrir por él peor dolor para las mujeres, su entrepierna se abrió y posiblemente esté destrozada durante unos días, porqué apenas y puede fingir el dolor que la está matando, así que tiene todo el derecho de estar sentimental o de enojarse, tener un bebé no es fácil y tiene las hormonas locas, pero está vez actuó más madura y sólo bajó la mirada mientras juega con los botones de la camisa de William y se deleita con el perfume que ella misma le hizo.

— Will, no quiero parecer una celosa — dijo en medio de un suspiró — Pero tú madre me envió un par de fotos y un mensaje y necesitó saber si te fuiste solo para ver a tu esposa —Aferró sus manos a su camisa y lo jalo fuertemente —¡Dime que paso o los niños y yo nos iremos con Celine! —

— Esta bien perfumista, me alegra que esta vez preguntarás y no salieras corriendo — William la besó en la mejilla para tranquilizarla — Además me gusta verte celosa, te vuelves más diabólica que tú hermana, pero esto es una relación de confianza y yo contestaré todas las dudas que tengas, por eso somos una pareja —

Rodó los ojos, pero no pudo evitar sonreír ante las ocurrencias de William porqué son verdad, ella es igual de celosa que Celine, quizá mucho peor, por algo son las mejores hermanas del mundo. Siguió entretenida con los botones pero el silencio de ese ingles la tiene muy nerviosa.

— Si no me dices algo saldré corriendo y no volverás a verme jamás —

Esas palabras al parecer activaron el cerebro de William porqué por fin soltó un suspiró, ya qué hace unos segundos estaba mortalmente callado con la mirada perdida en sus pensamientos, su silenció la tenía tan asustada que aferró sus manos a su camisa y sus anillos se presionaron sobre su piel haciéndole daño, aunque puede que esté callado porqué es muy difícil para él decirle que se acostó con su exesposa.

Llena de molestia y celos, le dio un leve empujón en los hombros y se alejó de él, pero ese hombre sabe que a veces tiene impulsos de adolescente, así que rápidamente la tomó de la cintura y la alejó lejos de los invitados de la fiesta hacía un pasillo a media luz dónde nadie puede verlos, quizá también la alejó de los sirvientes que pasan con esas bandejas llenas de pastelillos, puede que se sienta enferma del dolor en su entrepierna o porqué siente los senos calientes y a punto de explotar, pero ni eso le quita el hambre qué tiene.

William la recargó en la pared del pasillo y se acercó lentamente a ella primero besándola en la comisura de los labios, después profundizando lentamente un beso mientras unen sus labios y puso su mano en su cuello para acercarla, al final cuándo el aire los obligó a separarse, la tomó de la barbilla y la obligó a mirarlo.