Capitulo 4

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Florencia

¿Está mal sentir mariposas en él estómago por un hombre?

Está a punto de volverse loca. Ya no sabe ni qué es lo qué le pasa. A estado escondiéndose en la habitación de un desconocido todas las tardes durante una semana. Sabe que no está bien y que está actuando como una vil perra y mala novia, pero Amelie no sospecha nada. Todas las mañanas se despiden mientras cada una se va a su trabajo, pero su novia cree que esta todas las tardes trabajando en la perfumería cuando en realidad esta follando con un desconocido.

Él maldito karma la hará pagar muy caro.

No conoce ni él nombre del hombre que duerme a su lado, pero sabe que es un caballero en todos los sentidos. Su caballero diez años mayor que ella.

Florencia se cubrió mejor con la sábana y se recargó sobre su brazo para tocar delicadamente el rostro del hombre que le ha dado él mejor sexo del mundo. Durante está semana después del sexo, él toma una ducha y ella se viste, sin decirse nada, sin mirarse, porque las palabras las dijeron a través de caricias.

Pero está vez, es diferente.

Él clima en París es terrible. Hace un frío de muerte y la lluvia hace un ruido espectral cuando choca contra la ventana. Esta vez ambos se quedaron dormidos después de un par de caricias. No quería hacerlo, no quiere palabras bonitas que la hagan sentir mejor después de engañar a su novia, pero ahora, pasa delicadamente sus manos por sus mejillas tocandolo realmente.

Su piel es suave y sus labios están hinchados después de los besos que le dio. Su cabello rubio cenizo cae por su frente. Más divertida que antes, pasó las manos por su pecho desnudo y se entretuvo entre su marcado abdomen.

— ¿Te gusta? — Le preguntó. Su voz es ronca por el sueño. Detuvo sus caricias de inmediato. Un poco asustada de su reacción.

— Si, me gusta — contestó sonriente, sabiendo que seguramente Amelie ya ha regresado al ático — Pero prefiero otras cosas —

Le gusta más él cuerpo femenino.

— Pues no parece — El soltó una carcajada seca. Jamás en toda la semana le había mostrado una sola sonrisa. Siempre tenía su rostro sombrío — Yo creo que te gusto demasiado, de lo contrario no estarías aquí con un completo desconocido —

— Pues yo tuve que resultarte atractiva. De lo contrario no me habrías visitado en la noche. Tú me besaste — Florencia tomó asiento en la cama, se abrocho el sujetador y se puso su blusa, lista para irse — Yo creo que tú querías tener sexo conmigo desde un principio. También siento que tú novia se puso celosa de mi, supongo que tenía razón —

Antes le resultaba horrible el cuerpo masculino, ahora no puede parar de ver como se flexionan sus músculos o como su piel dorada tiene marcas de sus manos, es incluso más bello que Amelie.

— Esa mujer no era mi novia. Claro que se puso celosa de ti, me conoce bien, supo que me gustaste desde el momento en que te vi en tú perfumería — Él se inclinó para tomar un mechón de su cabello rojizo y lo acomodó detrás de su oído — Pero... —

— Ahora yo la reemplace como la mujer que tiene sexo contigo — Florencia se mordió el labio nerviosa — Ya sabes, soy tu distracción mientras estás en París —

— Si, supongo que sí — El se inclinó y la tomó por la cintura hasta sentarla sobre él de nuevo. Esos ojos que tanto le gustan tienen una brillo divertido — Pero toda distracción tiene un nombre ¿Cuál es él tuyo? —

— No tienes que saber mi nombre, es mejor así — contestó  secamente. Trató de levantarse, pero él la retuvo de nuevo.

— Soy William ¿Pero tú eres...? —

— No te diré mi nombre —

— Esta bien. Entonces te llamaré la perfumista de París — William no deja de pasar las manos por su cabello, como si fuera algo que quiere descubrir — Tú perfume es él mejor que he comprado y tiene un olor un tanro...enigamatico —

— Si es para tu novia, debe de ser una chica muy afortunada — contestó Florencia ocultando la envidia en su voz.

— Lo es — William se quedo callado por unos segundos — ¿Tú tienes a alguien? —

— No — mintió.

Amelie es toda su vida. Es por el recuerdo de su novia que alejó las manos de William de su cintura y se puso en pie sin verlo. Esta vez se irá, olvidará todo y seguirá con su vida.

— Regresaré de nuevo a mi país por la mañana, el vuelo sale en unas horas — William tomó una copa de vino — Quédate —

— No — Florencia recogió sus pantaletas del piso sin mirarlo a la cara.

— Seguramente es la última vez que te vea en toda mi vida, señorita perfumista sólo son un par de horas — Su voz es suplicante y al verlo así, a ese mismo hombre que le ordena en la cama, que no soporta las caricias suaves y palabras de amor, ese mismo, le está pidiendo que se quede y no puede negarse.

La hace sentir como su diosa sexual, una que tiene dos vidas.

Amelie esta en el ático, esperándola, pero a su novia la seguirá mirando todos los días y a William sólo esta vez. Apagó su celular, se quitó las bragas de nuevo y corrió hasta la cama para besarlo apasionadamente.

Porque si, esta noche le traerá más problemas de los que esperaba.

La Perfumista De París [Saga Las Perfumistas Parte 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora