Florencia
— ¿Podemos quedarnos un poco más? — le preguntó William junto a su oído, su voz es tan varonil que la hizo estremecer — Ya sabes, dejarle las niñas a Celine, no mucho tiempo porque las vuelve locas y decirle a tú mamá que estamos haciendo perfumes, cuando la verdad es que estamos disfrutando de otras cosas —
Florencia soltó una suave carcajada, tampoco quiere que los ayudantes de su madre los descubran en una situación indecorosa, porque eso están haciendo, William está entre sus piernas, ella tiene las mejillas sonrojadas, su vestido en su cadera y los tirantes bajan por sus hombros, ese inglés se entretiene dejando besos junto a sus pechos y realmente de lo único que se acuerdan es de hacer perfumes, claro que se encerraron toda la tarde en el taller con la excusa de hacer los perfumes que la noche anterior rompieron, pero están en su noche de bodas alargada, lo único que quieren es hacerse sentir bien, no tener que estar haciendo perfumes, pero Florencia no quiere ver a su madre enojada, porque ese mujer rubia que tiene nueve hijas es un demonio francés enojado y es mejor llevar la fiesta en paz.
— Ya William, tenemos que entregar esos perfumes — Florencia trató de alejarse pero ese hombre que está absorto en dejar besos en su cuello la tomó de la cintura para acercarla — ¡William es enserio, tenemos que terminar los perfumes antes de irnos!
— En realidad si podríamos seguir haciendo el amor — William sonrió ampliamente — Tú madre puede enfurecer, pero ya eres mi esposa y creo que es necesario que pasemos tiempos juntos — William acarició su mejilla — ¿Estas segura de querer volver a Londres esta noche? —
Florencia asintió sin decir nada, le encanta estar en La Provenza junto a sus hermanas y su padres, y le gusta su casa para vacacionar pero ella y Celine ya no sienten este lugar como un hogar, no pueden estar cómodas aquí pensando que en Londres está su perfumeria, además, no quiere ser tan obvia, pero ella y las niñas se están muriendo de curiosidad por saber donde vivirán, ese par de bebés ya saben que siempre tendrán una casa donde esté su papá, pero ella está nerviosa porque aún no sabe si vivirán en su departamento...
Al momento Florencia descartó esa idea porque William odia los departamentos, lo más seguro es que viva en esa gran mansión de Londres y eso la tiene llena de emoción y quiere irse ya de aquí para conocer su nueva casa.
— Quiero irme ya, me gusta estar con mi mamá pero tengo mucho trabajo en Londres — Florencia se tocó el vientre levemente hinchado — Además, tengo que ir al médico porque he sentido extraños dolores —
— Respecto a los bebés...— William la miró directamente a los ojos, quizá el jamás se imaginó tener tantos hijos, sabe que tuvo un pasado trágico con James y que por eso a veces es muy sobreprotector con las niñas, más cuando se trata del agua, pero ese hombre maduro y guapo no puede fingir lo emocionado que está — ¿No crees que merecen mejores nombres?
— Es una tradición —
— Lo se, por esa tradicion mis hijas se llaman tan raro, pero quiero decirte que si nacen niños es mi turno de nombrarlos más... normal, no te sientas mal cariño, pero Roma no es un nombre de niño —
Florencia se recargó en la pared y se cruzó de brazos, aún siguen unidos después del sexo y al parecen ninguno tiene la intención de separarse, sólo quieren disfrutar de sus últimos momentos de pareja, porque después tienen que tomar un vuelo y estar separados, aunque sea sólo de asiento.
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La Perfumista De París [Saga Las Perfumistas Parte 1]
RomanceFlorencia Bellerose sigue la tradición familiar con su tienda de perfumes en París. Le encanta su vida y tiene todo lo que necesita, su viejo ático, sus perfumes y una cena romántica junto a su novia mirando la Torre Eiffel, esa es su vida perfecta...