William
La primera vez que William fue papá fue lo más atemorizante y emocionante que a vivido. No simplemente porque tendría un hijo, sino, porque tuvo que enfrentarse a toda su familia aristocrática para estar con Annie y con James. A hecho todo por ella, la quiso desde que la conoció y con la muerte de James tuvo muchos sentimientos encontrados, pero jamás dejó de querer a Annie, quizá ya es justo que por fin tengan otro bebé y puedan ser felices.
— Basta Annie, no puedo seguir viéndote así — trato de tomarla por la cintura y sentarla en la cama, pero lo alejó — ¡Solo mírate! Llevas horas en trabajo de parto. Esto no tiene que ser doloroso —
Annie soltó una carcajada y detuvo su andar para respirar. Tiene la cara roja por el dolor y las gotas de sudor hacen brillar su frente. Su cabello está sujeto y apenas puede caminar por su gran vientre. Pero tiene una linda sonrisa en el rostro, sin importarle el dolor que siente por la contracciones. A veces William se pregunta, si Annie soporta tanto dolor para no sentirse culpable por haber dejado a James en la piscina, pero no quiere arruinarle el momento preguntando, además tampoco podría. Hay tantas enfermeras en el cuarto que apenas y cabe en la habitación del hospital.
Además, se siente como ese bicho raro que no es bien visto. Ningún papá durante el parto es agradable para su esposa. De todos modos por su culpa esta así, él la embarazó.
— No, quiero tener a la bebé de manera natural, es lo mejor. No me mires así, me haces sentir como mamá primeriza. — Annie frunció el ceño al sentir una fuerte contracción, sus piernas tiemblan de dolor — Con James fue diferente, más rápido y con menos dolor, parece que ésta bebé nos hará sufrir —
— Bueno, con James todo fue diferente. Era tan pequeño que cabía en mi mano, le habría encantado tener una hermana —
De inmediato William se arrepintió de decir esas palabras. Annie soltó el llanto, tan doloso que tomó asiento junto a él en la cama y escondió su cara en su cuello. Esta seguro que las enfermeras piensan que él es culpable de hacerla llorar de esa manera, pero sólo puede sonreírles de lado y pasar su mano sobre la espalda de Annie, cuando siente que está se aferra demasiado a su camisa por las contracciones.
— No se como puedes seguir aquí conmigo sin odiarme. ¡Fui yo quien dejó morir a James! — puede escuchar el corazón palpitante de Annie — Yo lo deje en la piscina, él no sabía nadar bien, pero creí que no pasaría nada. Contesté una llamada y lo escuché llamarme y no fui, quizá él estaba ahogándose y yo no hice nada ¡Nada!
— Annie no puedes llorar así, hoy no, tendremos una hija — William tomó su rostro y limpió sus lagrimas — Además él único que puede sentirse mal soy yo. Olvidé las cosas de la bebé y tu madre me regañó por eso —
— Oh dios William. ¿Como se supone que vestiremos a la bebé? — Annie sonrió ampliamente, lo tomó de la camisa con furia y lo beso ferozmente— Creo que ya no quiero compartirte con nadie —
— Annie...
— Basta William, tienes que dejar de ver a esas mujeres. Te quiero demasiado, sólo quiero que seas mío y de nadie más — Annie lo tomó de la mano y cerró los ojos, las contracciones deben ser terribles, porque apenas puede respirar y su agarre es demasiado fuerte. Esta bien, de todos modos es un dolor tolerable. — Ya no puedo más, Will, tengo que tener a la bebé ahora. ¡Oh dios tengo tanto miedo! ¿Estarás aquí hasta que escuches el llanto de la bebé? —
William sonrió y caminó con ella sujetada a su mano sin soltarla hasta que la recostaron en el cama. Annie tembló de dolor o quizá de vergüenza cuando la doctora abrió sus piernas y se preparó para el nacimiento. Se inclinó junto a ella y la besó en la frente.
— Annie, no me iré a ningún lugar. Quiero estar aquí contigo cuando la bebé lloré. No pensaba dejarte sola, créeme que ya superé el miedo de los papás primerizos — se aferró a la mano de Annie — Vamos, todo será mejor, después nos iremos y todo será como antes. No te preocupes por la ropa de la bebé, uno de los choferes la traerá. La pequeña Natalie no saldrá al frío de Londres —
Todo tiene que ser mejor después del hospital, odia estos lugares, lo ponen de mal humor y llenan su mente de malos recuerdos. Así que solo quiere llevarse a su esposa y a su hija a casa y no volver a preocuparse jamás. No puede dejar de ver a Annie, sus mejillas están llenas de lágrimas y su cara está roja por él esfuerzo, pero no se rinde, sigue pujando cuando los médicos le indican y las enfermeras secan el sudor de su frente. William supo que su bebé ya está aquí cuando Annie cayó sobre la cama exhausta y sonriente.
Los dos esperan con ansias el lloriqueo de la bebé, todos tardan un poco en llorar mientras que los limpian y les dan una nalgadas para hacer funcionar sus pulmones, pero cuando los minutos pasan y la bebé no llora, William no sabe que hacer.
— ¿William que le pasa a la bebé? — Annie tiene el rostro deformado por el miedo, se aferra a su camisa con desesperación, aterrada — ¡¿Porqué no llora mi hija?! —
William levantó la vista para ver a su hija. Esta recostada con varios médicos a su alrededor. No le importa que esté cubierta de sangre, es pequeña y perfecta para él y para Annie. Hubiera sido hermosa, al igual que James. Pero no necesita que un médico se acerqué a ellos y les diga esas duras palabras, no necesitan que le digan lo que es evidente ante todos, por eso el silencio sepulcral de las enfermeras y por eso el llanto desesperado de Annie. Su bebé nació muerta y los médicos no pudieron salvarla.
— ¡William! ¡¿Dime que pasa?! — él llanto agónico de Annie le parte el corazón. Porque en la sala de maternidad se escuchan los llantos de alegría. Nadie debería ver muerta a su hija y a pesar de eso, él cuerpo pálido e inerte de su bebé está delante de él — ¡Por favor, te lo ruego. ¿Cómo esta mi bebé? ¿Qué pasa con nuestra hija?! —
William no puede hablar, tiene la boca seca y parece que está fuera de sí. Ésta no era la idea que tenía en mente para rehacer su vida. Tenía tantas cosas para su bebé que ahora posiblemente él también tenga el corazón roto.
Y no tiene más remedio que aceptar que su bebé está muerta.
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La Perfumista De París [Saga Las Perfumistas Parte 1]
RomanceFlorencia Bellerose sigue la tradición familiar con su tienda de perfumes en París. Le encanta su vida y tiene todo lo que necesita, su viejo ático, sus perfumes y una cena romántica junto a su novia mirando la Torre Eiffel, esa es su vida perfecta...