Capitulo 3

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Florencia

— ¡Levantante de ahí Florencia! — Su hermana le arrojó agua fría en el rostro con fuerza — ¡¿Qué haces desnuda en el sillón?! Oh dios, vi tus senos —

Florencia de inmediato tomó asiento. Casi se ahoga con el agua fría, está totalmente desnuda y tiene frío, pero tampoco sabe donde está su ropa, solo tiembla como un conejo y se cubre los pechos con las manos, oliendo los últimos fragmentos ese perfume masculino que quedan en su piel.

Sinceramente no esperaba quedarse dormida en la perfumería, eso no está planeado, pero el sexo fue agotador y todo se salió de control.

— Tienes los senos como nuestra tía Nicolása — Celine se burló de su desnudez hasta que ya no pudo más  — Grandes y tambalenates —

— No es verdad. Amelie ama mis senos —

La voz de su hermana la sorprendió por completo, esta hecha una furia mientras camina de un lado a otro de la perfumería. Se pasa las manos por su rubio cabello y sus ojos están llenos de furia. Sabe que son hermanas porque tienen la misma madre, pero no se parecen en nada, bueno, quizá en el color verde de los ojos, porque aún su propia madre se pregunta de dónde le salió una hija pelirroja.

Es demasiado obvio que no durmió sola en la perfumería. Aún puede recordar como aquel desconocido se fue temprano por la mañana antes de que saliera el sol, disimuladamente lo miró vestirse, y respiro con exquisitez el perfume de su ropa, quería preguntarle su nombre, pero volvió a quedarse dormida.

— ¡Eres una idiota! — Gritó su hermana fuera de sí — Vístete ahora mismo, te vas a resfriar y tu nariz es la que hace los perfumes que nos dan de comer 

— Celine solo no grites y date la vuelta mientras me visto — Su hermana le arrojó la ropa sobre el sillón, y como pudo Florencia se vistió mientras de sonroja al recordar la noche anterior — ¿Sabes donde están mis pantaletas? —

Su rostro debe de estar totalmente rojo de la vergüenza cuándo su hermana se le mostró esa pieza pequeña de encaje.

— ¿Estas? Al parecer tuviste una noche de pasión descontrolable con un maldito hombre — Florencia no dijo nada, solo  terminó de abrocharse el sostén y se puso su vestido de nuevo — ¡Dios soy tu hermana mayor! Se que eres lesbiana, pero te enseñé muy bien como usar un preservativo y mira lo que encontré en el piso. Ni siquiera usaste el maldito condón —

— ¡Dios, lo olvide por completo! — Nerviosa se puso en pie y le quitó el preservativo a su hermana, el placer que sintió la hizo olvidar todo — Tomé mis precauciones, no creo que pasé nada malo —

— Si, te recuerdo que con tu novia no tienes que preocuparte de eso, pero te acostaste con un hombre, y sino lo recuerdas, ellos  regalan bebés por cualquier cosa

Se acercó a su hermana temerosa Siempre la regaña, pero cuándo se siente mal, sabe que siempre está ahí para darle un abrazo. Se arrojó sobre sus brazos aferrándose a su cuerpo delgado y no le importa actuar como una consentida.

— Celine... Yo no pude parar, yo lo provoqué, quería estar con él — Su hermana besó su frente mientras la miró—  Él me gusto. Dios. Me gustó un hombre —

— Pase la peor noche porque no sabía donde estabas y tuve que mentirle a Amelie cuando llamó preguntado por ti, le dije que habías dormido en mi casa porque tomaste mucho alcohol — Celine la tomó por los hombros — Pero supongo que pasaste un noche muy entretenida porque apestas a sexo —

—¡Celine! —Florencia se alejó buscando por la habitacion algo que le recuerde a ese misterioso rubio — ¿Él dejo algo para mi? —

— Pensé en tirar la carta a la basura, pero toma — Sus manos   temblaron al leer la carta. La llamó la perfumista de París, dejó su número de teléfono y el número de su habitación. 

La Perfumista De París [Saga Las Perfumistas Parte 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora