Florencia
Florencia entró en el cuarto de baño sin tocar la puerta, siempre toca, pero ahora está tan adormilada que hasta lleva los ojos cerrados, sólo iba al baño en busca de esa suave loción de flores que preparó para que sus niños y ella sigan durmiendo toda la tarde, sólo un par de gotas en el pecho de sus bebés y volverán a cerrará los ojos completamente dormidos, porqué ya no lo están, Paris corre cómo loca por la habitación con sus muñecas nuevas y London edta hipnotizado por las caricaturas y sus adorables trillizos están en medio de la cama haciendo pequeños ruiditos cómo unos gatitos, moviendo sus ojos verdes lentamente descubriendo el mundo.
Aunque quizá está vez el perfume no funcione, después de pasar dos días en Escocia el clima helado les afectó tanto que todos cayeron enfermos de gripe, por eso están en la cama y no en la perfumería, porque la gripe los está matando a todos, claro, menos William, todos estornudan al unísono y él parece estar más vivo que nunca.
Florencia se siente tan mal que solo quiere volver a las suaves y calientes sábanas de la cama, aún así, entró al baño con la esperanza de rociar el perfume y dormir un poco.
— ¿Florencia? — De inmediato escuchó esa voz preocupada — ¿Estas bien? —
Florencia se cubrió los ojos y al ver a William desnudo en la ducha delante de ella y se puso tan roja como su cabello, él no deja de reír como si verla avergonzada fuera gracioso.
— ¿Porqué no me dijiste que estabas aquí? — Dijo llena de vergüenza cubriendo sus ojos con sus manos para no ver la desnudez de ese hombre — Me has robado la inocencia de está mañana —
Eso hizo reír a William mucho más fuerte, tanto que Paris tocó la puerta del baño y habló con sus dulce voz.
— ¿Qué están haciendo en el baño? —
Aún tiene los ojos cerrados, pero lo escucho cerrar la llave y salir de la ducha.
— Nada Paris, sólo tu mamá tiene un poco de calor —
Florencia cerró los ojos con fuerza al escuchar los pasos de William hasta ella cuando Paris no volvió a preguntar nada. Puede sentir el vapor del agua caliente, él contacto de pieles mojadas cuando el toco suavemente sus brazos y la cercanía de la desnudez de ese hombre la vuelve loca y por supuesto que sintió sus manos en su cintura acercandola mucho más hacía esa entrepierna desnuda que ya la embarazó tres veces.
— ¡Dios, William ponte la ropa!
— ¿Te da vergüenza verme así? Pero si tú eres la que puede pasar todo el día desnuda y yo tengo que soportar verte corriendo por la habitación con tus senos al aire
Florencia abrió los ojos y lo miró con esa perversión que tanto se caracteriza en su familia, paso sus manos por el pecho de William bajando lentamente por esos pectorales cubiertos de piel dorada, acarició esa suave piel que conduce hasta esa zona donde se hacen los bebés, ese lugar que durante ma cuarentena está prohibida para ella y en un arrebató de emoción, se puso de puntillas para besarlo apasionadamente, acabando con sus locas ideas de jugar un rato con la entrepierna de William
— Ay William qué guapo eres — Dijo en medio de un suspiro con sus brazos alrededor el cuello de ese Inglés — Lastima que este prohibido para mi en esta cuarentena —
William le alejó por los hombros, convertido en ese hombre apasionado que siempre la hace aferrarse a las sábanas de su cama, no dejó de mirarla mientras la toma de la mano y la pone su entrepierna.
— Tu estabas a punto de comenzar algo, hazlo —
Florencia negó con la cabeza divertida.
— No — Dijo sonriente — No porqué los niños están en la habitación —
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La Perfumista De París [Saga Las Perfumistas Parte 1]
RomanceFlorencia Bellerose sigue la tradición familiar con su tienda de perfumes en París. Le encanta su vida y tiene todo lo que necesita, su viejo ático, sus perfumes y una cena romántica junto a su novia mirando la Torre Eiffel, esa es su vida perfecta...