William
Por un momento William pensó que había perdido todo, no se refiere a cosas materiales, en esté momento poco le importa su casa, sus bienes o su dinero, por eso esta corriendo como un loco por los pasillos del hospital, porqué en su malvada mente lo que perdió son a esas mujeres qué tanto le alegran la vida.
Esperaba ver a sus chicas heridas, quizá con la frente sangrante o algo mucho peor, pero en cuando dobló la esquina del pasillo del hospital, su alma regresó a su cuerpo al verla sentadas en el pasillo, Florencia está ahí sentada afuera del consultorio abrazando a las niñas sobre sus piernas. William se pasó las manos por el cabello y soltó el aire que había estado guardando durante todo el camino.
Cuándo recibió la llamada de Florencia pensó lo peor, cualquier situación cercana a la muerte, se enojó y se preocupó demasiado porque Florencia salió sin los guardias, pero ella es una testaruda, ya sabía que no querría usar a esos guardias y a pesar de todo ella esta bien, quizá tiene el rostro desanimado y mira al piso con tristeza, pero no tiene ni una herida, ni las niñas, y eso lo motiva a estar jodidamente con ellas, más al ver cómo London levanta su cabecita y balbucea lo más bonito que ha escuchado.
— Papi —
Al momento Florencia levantó el rostro qué hace un momento estaba perdido en sus pensamientos, se nota que estuvo llorando porqué sus mejillas están muy rojas y sus ojos no tienen ese típico brillo que los caracteriza, William sabe que en cuánto la abracé esa perfumista se desatará en un mar de llanto, al igual que Paris qué al verlo se bajó de la piernas de su mamá y corrió a verlo en un mar de llanto, llora sin parar y en cuánto la abrazó, su hija escondió su rostro en su cuello llenando de lágrimas su camisa.
— ¡Amelie iba a matarnos! — dijo su hija sin poder dejar de llorar — ¡Quería llevarse a mi mami! —
¿Amelie?
Claro que al momento se enfureció, Amelie es una mujer que le arruinó la vida aquel día que se fue con Florencia y aquella noche que se apareció en su casa pensó que le había dejado claro que no podía ni tocar un mechón de cabello de su pelirroja, claro que Amelie lo ofendió y le dijo que era él peor hombre del mundo por haberle arruinado la vida, incluso le deseo la muerte porqué de esa manera podría estar de nuevo con Florencia y vivir otra vez ese amor de verano tóxico.
Pero Amelie pensaba llevarse sólo a Florencia y a Paris, sólo a ellas dos, se lo dijo esa noche, le gritó lo mucho que odiaba a London porqué se parecía a él. William caminó rápidamente para ver el estado de su bebé, pero esa pequeña rubia se refugia en el pecho de su mamá sin un sólo rasguño, le alegra saber qué Florencia entendió que si esa castaña no quiere a su bebé, mucho menos la querrá a ella.
— Will yo...—
Trato de decir Florencia pero la detuvo, esté no es lugar para un par de niñas, menos con la experiencia que William tiene con los hospitales, digamos que no le traen buenos recuerdos, pero no pudo evitar levantar la mirada y al hacerlo pudo verla, Amelie tiene la cara llena de golpes, está herida y luce inconsciente, no tiene sentido seguir esperando aquí afuera de su habitación
— Esta bien Florencia, no pasa nada, ya después hablaremos— Tomó las cosas de las niñas y miró a esa pelirroja a los ojos — Vámonos, no tienes que estar aquí, tienes que descansar, recuerda tu embarazo —
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La Perfumista De París [Saga Las Perfumistas Parte 1]
Storie d'amoreFlorencia Bellerose sigue la tradición familiar con su tienda de perfumes en París. Le encanta su vida y tiene todo lo que necesita, su viejo ático, sus perfumes y una cena romántica junto a su novia mirando la Torre Eiffel, esa es su vida perfecta...