Florencia
— ¡Florencia, ya vine a molestarte! Dime, querida hermana ¿aún sigues viva? —
Florencia abrió los ojos molesta y harta de su maldita vida. Se cubrió la cara con la sábana para no ver a nadie, pero es imposible seguir dormida cuando puede escuchar los ágiles pasos de su hermana Celine subiendo por la escalera. No quiere ver a nadie, detesta hasta la luz del sol, pero su hermana y el diablo son la misma cosa, la puede escuchar cantar una feliz melodía hasta detenerse justo a fuera de su habitación. No tuvo otra opción más que esconderse entre las almohadas.
— ¡Hola Florencia! — Celine dejó la bandeja de comida sobre la mesilla y abrió las cortinas para dejar entrar la luz de nuevo en la habitación — Buenos días a ti también hermanita. Vamos, es momento de salir de la cama, París es tan hermoso como para que pases tus días invernando en la cama —
— ¡Basta Celine! — gritó Florencia con todas sus fuerzas. Lo único que quiere es seguir dormida todo el día — Déjame morir aquí en mi cama. ¡Qué te vayas!
Estos días han sido los peores de toda su vida. Jamás se había sentido tan sola y abandonada a su suerte. Toda su vida se derrumbó en el momento en que decidió irse con ese hombre. Pero su hermana no piensa rendirse tan fácil, ella jalo tan fuerte la sábana que la descubrió por completo y se quedó ahí, mirándola con los brazos cruzados como si fuera su mamá.
— ¡Tienes que salir de la cama ahora! Llevas más de una semana encerrada en tú habitación. Me odiaras por esto, pero necesitas que te de el aire — Fulminó a su hermana con la mirada, pero a ella no le importa, solo bajó los hombros y se dio la media vuelta — Hable con mamá, quizá no le dije todo lo que pasó... pero me dio un remedio para que te sientas mejor. Ya sabes, ella también estuvo embarazada de ti —
— No me interesa saber nada de mamá
Su hermana tomó asiento junto a ella en la cama, sus hombros se rozan, así como cuando eran niñas y hablaban de sus planes para escaparse de la perfumería de sus padres para recolectar flores en La Provenza.
— Lo se Florencia, yo... mamá también está sufriendo, a su manera pero lo hace, todo su cumpleaños lloró en silencio y todos supimos que era por ti. Quizá dijo cosas hirientes sobre tu sexualidad, pero es nuestra madre y te quiere — Celine sonrió de lado y paso unos mechones de su corto cabello rubio detras de si oído. — Mamá dijo que con esté remedio de sentirás mejor
— No quiero nada
— ¿Prefieres seguir vomitando por el embarazo? No seas tonta Florencia, toma ese remedio verde — miró el vaso con ese extraño remedio de dudosa procedencia — Esta bien, no lo hagas por mamá, hazlo por mi, por tú hermana favorita ¿Si? —
Florencia se cubrió la nariz antes de tomarse ese remedio verde. Tomaría hasta agua de la llave para no volver a sentir esos horribles vómitos por la mañana y los mareos por las tardes. Se arrojaría de las escaleras, si con eso supiera que no volvería a estar embarazada jamás en toda su vida. Frunció el ceño y dejó el vaso vacío a un lado.
— Creo que vomitare de nuevo — Florencia golpeó a su hermana en él hombro — Vete de aquí Celine. Necesitó dormir —
— ¡¿Irme?! ¡Claro que no!. Mi novio y yo, nos preguntábamos cada mañana si sigues viva. No volviste a salir de la habitación, te escuché llorar y yo me preocupé después de qué... —
— De qué Amelie me corriera del ático — tuvo ganas de llorar de nuevo, tan fuertes que su garganta dolió y sus ojos se llenaron de lagrimas. Se recostó en el hombro de su hermana — No tengo nada, todas mis cosas se quedaron en el ático y no quiero regresar ahí —
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La Perfumista De París [Saga Las Perfumistas Parte 1]
Roman d'amourFlorencia Bellerose sigue la tradición familiar con su tienda de perfumes en París. Le encanta su vida y tiene todo lo que necesita, su viejo ático, sus perfumes y una cena romántica junto a su novia mirando la Torre Eiffel, esa es su vida perfecta...