Florencia
Florencia se secó de nuevo las lagrimas con su mano, sabe que su maquillaje debe estar arruinado y que poco queda de aquella chica pelirroja preciosa que enamoraba a cualquiera, se ha pasado toda la semana en la cama, apenas come algo, apenas bebé agua y llora tanto que sus ojos están hinchados todo el tiempo y su garganta duele, duele tanto como su corazón.
Está en cerrada en su habitación, sin ánimos de nada, Amelie se encargó de maquillarla y ponerle un vestido precioso, pero se siente tan triste que de seguro dará lástima en la fiesta, porque si, claro que desde su habitación puede escuchar la música y las risas de los invitados, todos felices mientras ella tiene el corazón destrozado y sus lágrimas bajan por sus mejillas y arruinan la foto que sostiene en sus manos.
Florencia sabe que estar rodeada de las cosas de sus hijas es mil veces peor, pero no puede y no quiere dejar de ver la foto de Paris abrazando a London, se ven tan adorables que simplemente no puede dejar de llorar, es como si una tristeza infinita la inundará por dentro y la consumiera hasta matarla.
Abraza los pequeños peluches de sus hijas para respirar su delicado aroma, a veces cree que se va a volver loca de la desesperación por no ver a sus bebés. Estaba absolutamente acostumbrada a ellas, a bañarlas por las noches, a bailar con Paris junto a la televisión y a quedarse despierta hasta tarde porque su pequeña London no tiene sueño.
Las quiere tanto que no puede resignarse a no tenerlas cerca, sabe que están con William y que él es un perfecto papá, pero William trabaja demasiado y sólo de pensar que nanas cuidan a sus hijas o que otra estupida conquista de William amamante a su bebé, Florencia se vuelve loca de coraje. ¿Y si las nanas no son buenas? ¿Y si le hacen daño a Paris y hacen llorar a London? Esas son las preguntas que no la dejan dormir, son como arañas dentro de su cabeza, porque esas pequeñas bebés necesitan de su mamá y Florencia necesita de ellas.
Pero William...bueno, claro que se esta vengando de ella, lo sabe y Florencia no puede hacer otra cosa más que aceptar que se equivoco, porque él padre de sus hijas debe estar furioso. Algunas veces lo veia por televisión junto al rey, claro, cuando Amelie no estába en casa, sentaba a las niñas en la sala y todas se emocionaban al verlo, pero también lo vio con su nueva novia, con aquella rubia plástica, sin duda parece la mamá inglesa perfecta y esta segura que William no le ha llamado, no le ha dicho donde están las niñas, porque él ya tiene a su familia perfecta y Florencia no está en ella.
Florencia cerró las manos en puño, ella no hizo nada esta semana porque la vergüenza y el miedo la carcome por dentro, pero ya basta, no dejará que sus hijas le digan mamá a otra rubia oxigena, y además ella es experta en mandar todo a la mierda.
Si sus hijas no la llaman esta noche, mandará todo a la mierda e ira por sus hijas, sin importar si arruina su boda o hace enfurecer a William, tendrá a sus hijas y nada más le va a importar.
— Vamos Florencia sal a divertirte un poco, es tu cumpleaños, se supone que tienes que estar feliz y divertirte, yo se que estas triste, pero... — Amelie entró a la habitación y cerró la puerta detrás de ella — De todos modos ya sabemos donde están tus hijas y sobretodo que están en un buen lugar —
— ¡¿Un buen lugar?! Mi hijas no están en ningún buen lugar, sino están conmigo — Florencia se mordió el labio para no llorar y poder hablar — No lo entiendes Amelie, William podrá ser el padre perfecto, pero jamás podrá reemplazarme, ninguna otra mujer
podrá cuidarlas como yo, Paris es muy traviesa y solo de imaginarme que la pueden regañar se me parte el corazón y... —
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La Perfumista De París [Saga Las Perfumistas Parte 1]
RomanceFlorencia Bellerose sigue la tradición familiar con su tienda de perfumes en París. Le encanta su vida y tiene todo lo que necesita, su viejo ático, sus perfumes y una cena romántica junto a su novia mirando la Torre Eiffel, esa es su vida perfecta...