Capitulo 42

6K 655 184
                                    

Maraton
William

— William, Will — escucho la voz baja de Florencia por toda su habitación — ¿Estas dormido? —

William salió del cuarto de baño mientras termina de ponerse su camisa, esa que las gotas de su cabello mojan. Sonrió de lado, al ver a Florencia buscándolo por su habitación a medianoche. Se recargó en el marco de la puerta esperando que por fin pueda verlo en la oscuridad. Después de su desmayo lo último que quería era dormir con ella, no para hacerla sentir peor, pero esta acostumbrado a que las mujeres cuando se enteran de su estado se ponen dramaticas y violentas. Así que la dejó en otra habitación y tomó a su hija.

Pero al verla con sus grandes ojos color esmeralda, con su cabello rojo rozando la punta de cintura y esa cortisima pijama de seda, lo único que quiere es tenerla entre las sabanas de su cama, porque es perfumista lo tiene loco.

— ¿Que pasa Florencia? — la observó tomarse el pecho asustada al verlo escondido entre la oscuridad de la habitación. Se mordió el labio avergonzada. — ¿Te sientes mal? —

— Solo quería ver como estaba Paris —

William soltó una carcajada que se escuchó en toda la solitaria casa. No esta acostumbrado a que las mujeres lo busquen en plena madrugada, después del sexo se duermen con su rostro relajado y desnudas, Annie tomaba pastillas y dormia igual que una muerta, pero Florencia es una alma en pena con mucha energía cuando no puede dormir, está de aquí para allá, come y lo hace comer helado, lo despierta para platicar o llora por esa chica de la cual no recuerda su nombre.

— Paris esta bien — William se pasó las manos por el cabello — ¿Seguro que solo estás aquí para saber de la bebé?

— ¡No! — Florencia camina de un lado a otra de la habitación, moviendo sus manos y soltando una que otra mala palabra en francés — ¡Dime la verdad William! ¡¿Me desmaye delante de la reina? ¡Oh solo es un mal sueño? —

— Te demsayaste delante de la reina Florencia — William soltó una carajada desde lo más profundo de su ser — Tenias razón cuando dijiste que no se te daban las primeras impresiones —

La cara de Florencia perdió todo el color y se arrojó sobre la cama para ocultarse entre las almohadas muerta de vergüenza. William se acercó hasta la cama, verla así era el momento perfecto para darle una palmada en el trasero o invitarla a conocer su perfumería por la noche, ya saben, los estantes de perfumes son afrodisíacos, pero quizá cuando se enteré de su estado quiera matarlo.

— ¡Que vergüenza! Soy la peor perfumista que ha existido — Florencia soltó un lloriqueo ahogado entre los finos almohadones — Era el momento perfecto para ganar dinero y lo perdí por ser una tonta miedosa. —

— No lo perdiste Florencia — William se recostó junto a ella en la cama, en el pequeño espacio que su bebé deja para ellos, porque Paris es muy pequeña, pero se mueve de un lado a otro de la cama. Florencia lo miró con sus grandes ojos verdes llenos de lagrimas y no pudo más que soltar otra risa — De hecho a la reina le encantó tu presentación. Ahora eres la perfumista de la reina —

Florencia no dijo nada solo se arrojó a sus brazos llena de felicidad y tomó asiento sobre él, peligrosamente cerca de ese lugar donde se hacen lo bebés, pero quizá aún sigue acostumbrada a que las mujeres no siente deseo tan rápido, pero el, solo simple rozon de piel y quiere hacerla suya. Sus delicadas panties de seda apenas cubren la piel blanca de su trasero y cuando se mueve hace mover sus senos. Así que William sonríe ampliamente al verla así, no tanto de verla casi desnuda, sino de saber que logró alejarla de esa chica que no la hacía feliz, que la tenia en ese horrible ático y que solo la quería por ser la inspiración de sus pinturas.

La Perfumista De París [Saga Las Perfumistas Parte 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora