Capitulo 20

6.7K 716 18
                                    

Florencia

Llanto, sólo se puede escuchar esos lloriqueos de bebé.

Florencia no puede dormir, lo único que hace es dar vueltas sobre la cama, quiere cerrar los ojos y olvidarse de todo, desaparecer unas horas en los brazos de morfeo, pero esta segura que esos llantos de bebé se pueden escuchar en todo el hospital. Ha tratado de taparse los oídos, de ponerse audífonos y hasta pidió pastillas para dormir, pero nada hace afecto, los lloriqueos de esa bebé son tan fuertes que no la dejan dormir, esa pequeña debe tener la garganta desgarrada de tanto llanto, quizá por eso no puede dormir, porque conoce esos llantos.

De todos modos los lloriqueos de su bebé se grabaron en su memoria. Esa niña que llora es su hija.

Florencia se puso de pie con dificultad y cambió su ropa, tratando de no despertar a su hermana Celine que duerme en el sillón, Amelie está preparando todo para irse a casa. Está nerviosa y su entrepierna duele terriblemente, pero ahí está muy temprano por la mañana caminando hacia el pequeño cuerpo que emite esos lloriqueos.

- ¡Dios Florencia, solo no te encariñes con la bebé! Sólo es eso, un bebé que darás en adopción - se dijo a sí misma mientras sale de la habitación y comienza a caminar por los pasillos del hospital.

Se supone que esto no tenía que ser difícil, se preparó durante nueve meses para separarse de su hija, nunca fue cariñosa con su embarazo, jamás le habló, ni le cantó, pero ahora no puede dejar de sentirse mal mientras la escucha llorar desconsoladamente.

Florencia siempre necesita a su madre cuando se siente mal ¿Y si ese bebé la necesita a ella? Solo estará un momento con su hija, no tiene que encariñarse, ni nada de eso, la dormirá y la dará en adopción y hola de nuevo a su vida.

Pero sus manos se sienten temblorosas mientras pasa por la sala de maternidad y desvía la mirada de las madres con sus hijos recién nacidos. Su madre no crió a una perra sin corazón, quizá lo único que necesita es despedirse de su hija y decirle que tendrá una mejor vida lejos de ella. Cruzó las puertas que dividen la sala de maternidad con la sala de los bebés lejos de todos, el área de adopción no es como se lo imaginó, esta vacía, sin ninguna enfermera que cuide de los recién nacidos, es tan fría, que Florencia se arropó con su chaqueta y casi corrió al acercarse al vidrio que separa los cuneros.

Esos bebés están abandonados, todos lloran sin cesar, quizá tienen hambre, frío o sólo quieren sentir los brazos de su madre. Florencia no pudo evitar sentirse como una desgraciada porqué ella envió a su bebé a ese lugar. Levantó la vista hacía los cuneros cuando escuchó de nuevo los llantos de su bebé. No fue difícil encontrarla, tiene esos bellos ojos verdes, tan perfectos qué sus ojos parecen dos esmeraldas, toda su familia en La Provenza tiene los ojos de ese color, seria difícil no decir que es su hija.

Florencia entró a escondidas a los cuneros, con un gran dolor en su corazón al ver a los demás bebés llorando por sentir el calor materno, pero no pudo esperar más y tomó a su hija en brazos. Creyó que la dejaría caer al suelo, pero la abrazó tan bien, que él pequeño cuerpo de su bebé se adecuó a sus brazos, quizá siempre tuvo ese instinto maternal.

- Mami está contigo Paris, no tienes que llorar. Vamos bebé, estás conmigo. Lo siento tanto, fui muy mala contigo. Lo vamos a olvidar ¿Verdad, bebé? - le dijo en voz baja acariciando su mejilla.

Se quitó la chaqueta y arropó a su bebé, hace tanto frío que su hija tiene las mejillas rojas como una pequeña fresa adorable. Su bebé dejó de llorar y de sentir frío y Florencia no puede dejar de mirarla, es tan bonita que no se arrepiente de haber engañado a Amelie, valió la pena acostarse con un desconocido porqué su hija es lo mejor que ha hecho, es como un perfume especial, es perfecta desde lo pies a la cabeza y no le molesta decir que es suya.

La Perfumista De París [Saga Las Perfumistas Parte 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora