Capitulo 13

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Florencia

— Señorita quiero comprar ese perfume —

Florencia abrió mucho los ojos para ver a su nueva cliente. Sin duda, su cuenta se llenará de ceros si vende esté perfume. Él dichoso perfume que hizo para Amelie, él que vendió para ese desconocido que la embarazó y ese perfume que acabo con su vida. La señora delante de ella es rica, lo sabe por su forma de mirar, arrogante y despectiva, con sus grandes joyas y su abrigo de piel, de ese tipo de mujeres se burlaban Amelie y ella, cuando se sentaban en el alféizar de la ventana para desayunar y las miraban desde su ático, presumiendo su dinero por las calles de París.

Florencia asintió y trató de empaquetar el perfume en la caja de terciopelo y la bolsa que su hermana diseña para tener más clientes, pero tuvo que sostenerse detrás del recibidor de la perfumería para no caer y tomó un poco de agua al sentir una fuerte náusea. Quizá su bebé se está vengando de ella porque lo piensa abortar.

— Si ahora mismo se lo doy. Solo yo necesitó tomar un poco de aire — pero cuando esa mujer roció un poco de perfume al aire, Florencia no pudo contener más los sintomas y vomitó sobre el piso. La mujer soltó un gritó sorprendida y en menos de un minuto Celine estaba atendiendola con una sonrisa en el rostro, ni siquiera le hizo caso a la embarazada moribunda, no, lo primero son los perfumes.

Desde que tiene los síntomas de embarazo hacer perfumes se ha convertido en todo un reto. Primero no podía concentrarse después de su ruptura con Amelie, no podía dejar de pensar en ella y su corazón estaba roto y si su corazón estaba mal, no podía hacer perfumes, pero con el paso del tiempo, Amelie ya casi no está en su mente, sólo cada vez que ve a un par de chicas tomadas de la mano, ahí, es cuando sufre de nuevo. Ahora no soporta ni la mas mínima fragancia, hasta el olor de las rosas es nauseabundo y asqueroso, tanto, que la hace vomitar como si no hubiera un mañana.

Ahora entienden porque detesta estar embarazada.

— Lo siento mucho, mi hermana está embarazada. Gracias por su compra y esperamos verla pronto — Celine la golpeó en el brazo para que dejará de hacer esos ruidos extraños al vomitar, pero no puede, es como si expulsará un demonio por la boca. Cuando aquella mujer se fue, Celine cerró la perfumería y se arrodillo frente a ella — Asustaste a esa pobre mujer. Sonabas al igual que él exorcista, vomitando todo tu desayuno. Mamá dice que el primer embarazo es él más difícil. ¡Dios Florencia no puedo seguir limpiando esto todo el tiempo! —

Florencia negó con la cabeza y se aferró al pecho de su hermana. Está demasiado débil y cansada para hacer algo, quizá solo le gusta ser la hermana consentida. Sólo quiere refugiarse en los brazos de su hermana, así como cuando eran pequeñas y por las noches tenía miedo, sólo necesita no sentirse sola y con un bebé dentro de ella.

— No puedo Celine, creo que moriré, me siento muy mal y estoy asustando a todos los clientes, necesitó que saquen  a esté bebé de mi —

Florencia se puso de pie y caminó hasta el baño para mojarse la cara y lavarse los dientes. Tiene que despejar su mente, pero la mujer que ve delante del espejo no es ella, no puede ver a la parisina divertida que amaba bailar en las calles sin vergüenza, que le encantaba hacer perfumes y hacer el ridículo para divertirse, sobre todo no ve a esa hermosa chica lesbiana que antes era y que besaba a su novia sin pena, ahora sólo tiene la piel tan pálida que parece enferma, su cabello ya no parece llenó de vida y ella que hace perfumes, cree que apesta a vomito. Pero sus ojos, están tristes. Sin vida. Deprimida y asustada.

Si, problemas de las embarazadas.

— ¿Ya juntamos todo el dinero? — le preguntó a su hermana después de mojarse la cara y acomodar su cabello en un moño despeinado.

La Perfumista De París [Saga Las Perfumistas Parte 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora