Florencia
Florencia por fin se siente en casa cómo siempre, de verdad que lo hace, extrañaba levantarse por las mañanas y sentir las manitas de sus hijas junto a su cara, sentir los abrazos de Paris y escuchar los suaves ronquidos de London. La habitación está en plena oscuridad, no es temprano, pero no quiere levantarse de la cama y acabar con la imagen perfecta de ella y de sus hijas echas un ovillo entre las mantas de la cama, quiere quedarse así hasta que la alarma de su celular le diga que tiene que ir a trabajar, muy a su pesar, porque no le molestaría quedarse así todo el día.
Pero no puede evitar mirar de reojo el espacio sobrante de la cama, la cama es demasiado grande para ella y sus hijas, sería una mentirosa si dijera que no recuerda su romance con William, claro que lo hace, lo recuerda todas las malditas horas cuando se mira sola en el departamento, sino hubiera sido una estupida y niñata, William seria él qué estaría durmiendo a su lado y no un par de peluches que utiliza Paris para sentirse protegida por las noches.
Florencia se giró sobre su costado en la cama para amamantar a London mientras cierra los ojos y recuerda cómo era su vida. Para empezar, en lugar de osos tendría al padre de sus hijas junto a ella, quizá le estaría sonriendo o dándole besos a escondidas de las niñas, quizá hubieran sido la familia que sus hijas necesitan, pero Florencia fue una tonta y ahora se quedó sin nada.
Sin hermana, sin mamá y sin él padre de sus hijas.
— ¿London sabes que eres idéntica a tú papá? — Florencia soltó una suave risa al ver como London abre sus ojos sin despegar la boquita de su seno — Oh cariño, eres hermosa y cada vez que te veo, beso o te acaricio las mejillas es como si lo hiciera con tú papá. — Florencia se inclinó para besar la regordeta mejillas de London — Te entenderé si cuando estés grande me odias por haber terminado con tu familia, por haberte alejado de tu papá un año, pero antes de que eso pase, por favor London, tienes que acostumbrarte a los biberones mientras están con tu papá —
Florencia soltó un suspiró porque su hija sólo la miró y se pegó a su pecho con más insistencia.
— ¿Quieres que te diga un secreto? — Florencia se mordió el labio — Aún sigo querido muchísimo a tú papá —
Desde que lo vio, no ha hecho más que dar vueltas en la cama. Claro que quiere a William, no como amigos, no como enemigos, ni como el padre de sus hijas, lo quiere por ser al primer hombre que le dio todo, al que le enseñó su cuerpo desnudo y al que le dio dos hijas, ella quiso muchísimo a William y lo que siente aún crece dentro de su pecho, es un amor tan grande que le duele saber que él volvió hacer su vida.
Porque claro que amó a William, lo quizo muchísimo hasta el punto de la locura, pero fue una chica inmadura que se dejó convencer por ideas de una ex novia que le arruino la vida, porque eso hizo Amelie, le arruinó la vida, sólo para que sirviera como modelo para sus pinturas y de la cual no quiere saber absolutamente nada, se pasó toda una semana llorando al recodar escenas de su vida en Londres, las risas de William por la mañana, sus escapadas para tener sexo, hasta extraña tener besos en su ex perfumería, extraña que la besé, que la abrace y que le diga que todo estará bien.
Siempre estará enamorada de ese hombre, de ese hombre que es él padre de sus hijas y él que fue él amor de su vida, lo amará por siempre, pero Florencia muy a su pesar, entiende que perdió la oportunidad y amar significa dejar ir cuando es necesario y sabe que William será muy feliz con Megan.
Florencia cerró los ojos con fuerza y Paris refunfuño molesta al escuchar el timbre de la puerta en su departamento, llaman con tanto insistencia que tuvo que ponerse en pie y dejar a sus hijas en la cama.
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La Perfumista De París [Saga Las Perfumistas Parte 1]
RomanceFlorencia Bellerose sigue la tradición familiar con su tienda de perfumes en París. Le encanta su vida y tiene todo lo que necesita, su viejo ático, sus perfumes y una cena romántica junto a su novia mirando la Torre Eiffel, esa es su vida perfecta...