Florencia
— ¡Paris y London tengo sus muñecas! Ya llegó mamá, cariños — Florencia abrió la puerta del departamento llena de emoción con las muñecas envueltas en bolsas de regalo, paso toda la tarde imaginando los pequeños rostros de sus hijas llenos de felicidad al ver sus regalos — ¡Niñas! ¡Trajimos sus regalos! Pero tienen que darle un fuerte abrazo a mamá —
Florencia sonrió llena de emoción y dejó las bolsas de regalo sobre el sillón esperando que sus hijas se abracen a sus piernas y llenen de besos a su mamá, pero al no ver nada observó a su alrededor, todo parece normal, los juguetes en el suelo, el abrigo de Paris en el sillón y el portabebé de London en la sala, todo se mira completamente normal, pero Florencia sabe que hay algo extraño porque el único ruido que se escucha es él de Amelie moviendo las bolsas de la compra para hacer la cena y con niñas en casa, sobre todo con Paris jamás hay silencio, a su hija le gusta gritar y correr por los pasillos, le gusta escuchar música y bailar frente al televisor, con su pequeña Paris la casa jamás está en silencio
— ¿Amelie ya viste a las niñas? Les hablo y no vienen— Florencia se acercó a la cocina mientras ayuda a Amelie a sacar las cosas de la cena — Hay algo extraño, llamaré a la niñera, es demasiado tarde y no veo a las niñas —
— Espera Florencia — Amelie se quitó el abrigo y comenzó a caminar por el pasillo — Quizá las niñas están dormidas y la niñera las está cuidando en la habitación, ya es bastante tarde para que estén despiertas —
Florencia se adelantó por el pasillo y corrió hasta la habitación con una sonrisa en el rostro imaginando ver a su pequeña London dormida en su cuna y a Paris abrazada a su oso, esperaba verlas en la habitación para abrazarlas con todas sus fuerzas y llenarlas de besos, pero en cuanto abrió la puerta y solo vio las camas vacías y ningún rastro de sus bebés, Florencia abrió los ojos histérica y Amelie comenzó a buscarlas debajo de las camas.
— ¡¿Donde demonios están mis hijas?! — Florencia se paso las manos por el cabello, practicando respiraciones para no llenarse de histeria — ¡¿Y si esa maldita adolescente se robó a mis hijas?! —
Amelie la tomó suavemente de las mejillas y la beso delicadamente en los labios tratando de calmar sus nervios, pero un par de besos no van a calmar esa preocupación que no la deja en paz, Florencia se alejó hasta de los besos y comenzó a buscar a sus hijas, pero pudo escuchar el suspiro resignado de su novia.
— No te preocupes Florencia, buscaremos a las niñas — Amelie caminó por todo el departamento — A Paris le encanta esconderse y London es una bebé —
Florencia negó con la cabeza, sabe que hay algo extraño, todas las mamas tiene ese sexto sentido que les dice cuando sus hijos están en peligro, Florencia sabe que algo le pasó a sus niñas, con manos temblorosas logró sacar su celular para marcar el número de aquella niñera, pero esta tan nerviosa que sus dedos tiemblan y no puede marcar los números.
— No Amelie, mis hijas no están escondidas, ellas no están aquí en el departamento — Florencia se pasó las manos por el cabello llena de nervios y tiro su celular contra el sillon llena de furia — ¡Con un demonio, la maldita niñera no me contesta! —
Florencia entró a la cocina para tomar un vaso de agua y quitárse la sequedad de la garganta, porque siente que en cualquier momento se puede desmayar, tiene la cara roja de la preocupación y sus ojos están brilloso por las lágrimas y la preocupación, pero sus ojos se abrieron de inmediato al ver una pequeña nota pegada al refrigerador.
"Estaremos en el parque"
— No te preocupes Florencia, quizá senles hizo tarde jugando en el parque — Amelie comenzó a preparar la cena de nuevo, como si tener a dos niñas perdidas no fuera demasiado preocupante — Son niñas Florencia, necesitan jugar y divertirse, yo me quedaba jugando hasta tarde en el parque, déjalas jugar, estoy segura que en cualquier momento volveremos a escuchar los llantos de las niñas —
ESTÁS LEYENDO
La Perfumista De París [Saga Las Perfumistas Parte 1]
Storie d'amoreFlorencia Bellerose sigue la tradición familiar con su tienda de perfumes en París. Le encanta su vida y tiene todo lo que necesita, su viejo ático, sus perfumes y una cena romántica junto a su novia mirando la Torre Eiffel, esa es su vida perfecta...