Florencia
— ¡¿Florencia donde estas?! — Celine entró al pequeño cuarto detras de la perfumería cargando un par de cajas llenas de flores que utilizan para los perfumes — Llevas un rato aquí dentro, necesitó ayuda en la perfumería. ¡No me digas que estás con otro maldito hombre aquí dentro, porque esta vez si te voy a regañar pelirroja del demonio!
Celine caminó por la habitación, las nuevas cajas con esas costosas flores llenan el lugar. Puso sus manos en su cintura molesta, necesita encontrar a su hermana pequeña o se volverá loca con los clientes, pero no tuvo que buscar más. Abrió mucho los ojos al ver a Florencia sentada sobre esas raras flores que eran para los perfumes, por un momento quiso enojarse, pero al ver el rostro de sufrimiento de su hermana, se acercó asustada.
— ¡¿Que te pasa Florencia?! —
Florencia tiene el cabello atado en un moño y cuando refunfuño molesta un mechón de su cabello bailo en el aire. Rodó los ojos molesta, como si fuera muy difícil adivinar que le pasa, esta sentada sobre las flores, con las piernas temblorosas, la cara más roja que su cabello y los ojos con lágrimas. Está en la batalla final de las embarazadas, contra ese demonio llamado bebé.
— ¿Enserio me preguntas eso Celine? ¿Acaso no es evidente lo que me pasa? — Florencia trato de ponerse en pie pero sus piernas le fallan y la contracción la hace soltar un chillido de dolor — ¡Te recuerdo que tengo nueve meses de embarazo! —
Celine la ayudó a ponerse en pie, su hermana está tan preocupada que camina de un lado a otro moviendo su cabello rubio.
— ¡Dios tendrás un bebé! No estoy preparada para esto, tengo que llamar a mamá, necesitamos su consejo — Celine la miró antes de tomar su teléfono — Tienes que decirle a Amelie, el bebé es de las dos —
Precisamente todo fue culpa de su novia por acompañarla a ver vídeos de partos en internet, las mujeres sufrían y gritaban tanto, que Florencia se imaginó que todo el dolor era falso y solo querían la atención de los papás de sus bebés. Pero hasta que escuchó algo romperse entre sus piernas, creyó que se había orinado, en lugar de eso recordó los gritos de sus hermanas al tener a su bebé y se aterrorizó demasiado cayendo sobre las flores. Esta muerta de miedo y no lo puede ocultar.
— Está pequeña fiesta infernal, es entre mi bebe y yo. El bebé es mío — el dolor es tan fuerte que no puede evitar un par de lagrimas. Se siente como una niña indefensa sin su madre — ¡Tienes que llevarme al hospital Celine! Oh dios, esta cosa quiere salir de mi, quizá se esta vengado, si definitivamente moriré —
Su hermana cerró la perfumería, la subió al auto, la tomó del rostro y limpio sus lloriqueos.
— No morirás, solo tendrás a tu bebé. ¡Es muy emocionante! —
Para Florencia lo mejor hubiera sido que su madre estuviera a su lado durante el parto, mimandola, diciéndole lo valiente que es por tener a un bebé sola y lo estupida que fue al embarazarse de un desconocido. Pero al llegar al hospital y mirar a todos esos doctores a su alrededor, no llora tanto del dolor que le causen las contracciones que la hacen aferrarse a la cama, sino que extraña a su mamá.
Amelie esta vuelta loca, preguntando cada cosa a los doctores y Celine esta ha su lado, no esta sola, pero se siente como si lo estuviera y más cuando su madre no contestó ninguna de sus llamadas. Celine limpió el sudor de su frente y Florencia se aferró a su blusa para llorar. Extraña a su mamá, tanto que se siente como una cobarde, pero su madre no llegó y mucho menos contesto sus llamadas, la ignoró por completo.
— ¡Duele muchísimo! — apenas y puede respirar bien por el llanto — Celine tienes que decirles que ya me saquen a la bebé. No quiero sentir esto. ¡Diles Celine! —
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La Perfumista De París [Saga Las Perfumistas Parte 1]
RomanceFlorencia Bellerose sigue la tradición familiar con su tienda de perfumes en París. Le encanta su vida y tiene todo lo que necesita, su viejo ático, sus perfumes y una cena romántica junto a su novia mirando la Torre Eiffel, esa es su vida perfecta...