Florencia
Florencia miró detalladamente a su novia. La ve todos los días al anochecer, al levantarse, al bañarse o cuando frunce su ceño cada vez que hace una nueva pintura y le canta por las noches a Paris, pero está vez no es igual, esta vez no la ve como aquella chica con la que tuvo su primera vez, como esa linda chica castaña con la que comparte la cama todas las noches, esta vez no sabe porque, pero solo la ve como una amiga, si, como una buena amiga con la cual comparte ropa y platica todas las noches.
— ¿Amelie podemos irnos a casa? — Florencia suspiro cansada y caminó detrás de su novia por todo el museo. Sus brazos duelen y Paris está más insoportable que nunca, tienen el rostro rojo del llanto, como si tuviera cólicos de bebé y lo único que se escucha son sus llantos por todo el lugar — Paris no deja de llorar, creo que esta enferma y estas zapatillas me están matando ¡Por favor Amelie! —
— Florencia no podemos irnos, no se, dale de comer a Paris o revisa su pañal. Es la presentación de mis pinturas, es mi fiesta y no puedo irme— Amelie se giró con una amplia sonrisa y trato de calmar el llanto de Paris — Mira, dejemos a esta preciosa bebé con tu hermana y tomemos toda la noche para nosotras, preparé una cena romántica en el ático, ¡Dios Florencia te va a encantar, tengo vino, pastelillos y un regalo para ti! Y después haremos el amor toda la noche. Lo necesitamos ¿lo sabes? Con Paris casi no podemos hacer nada, pero esta noche es de nosotras —
— ¡Amelie! De verdad solo quiero irme — refunfuño molesta, cansada y harta de los lloriqueos de su bebé junto a su oído. — Yo pudo irme al ático y dormir a Paris y terminó de preparar la cena, pero no tengo ganas de estar en la fiesta —
— ¡Florencia no seas amargada! — Amelie la tomó de los hombros y le dio un sonoro beso hasta de que el llanto de Paris las separara — Disfruta esto, los hicimos las dos, yo pinte pero tú fuiste mi inspiración, mira hasta las pinturas tiene las manitas de Paris. Solo serán un par de horas y nos vamos —
Florencia asintió y tomó asiento en medio del museo tratando de calmar a a Paris. Se tocó los labios que hace unos minutos su novia besó, pero esta vez no siente nada, es como si besara a una simple amiga y nada más, no hay esa pasión, ese deseo y ese amor. Levantó la mirada y vio a su novia en medio de su grupo de amigas, se ve tan guapa y tan feliz, que quizá lo que ellas quieren en la vida ya no es lo mismo. Se siente como una tonta con una bebé en brazos en medio de un grupo de personas que las miran molestos. No va a tener a su bebé en un lugar de gente que no la quiere.
— Amelie necesitamos más pañales para Paris — dijo con urgencia al acercarse a su novia. — Esta hecha del baño y necesito pañales —
— No, tiene tantos pañales que podría llenar el ático — Amelie miro dentro de la pañalera — Aquí hay pañales Florencia. ¿Quieres que le cambie el pañal? Yo puedo hacerlo —
— ¡No! — mintió — Lo haré yo, pero necesitamos otros pañales —
Y salió corriendo de ahí como alma que lleva el diablo. Corrió tan rápido que ni siquiera tomó en cuanta sus zapatillas de tacon o que el aire puede levantar su vestido, solo quiere alejarse de ahí porque lo que más teme está sucedido. ¿Y si ya no es lesbiana? No, eso no puede estar sucediendo, pero hace días que ya no quiere tener intimidad con Amelie y se refugia con Paris como excusa.
¡¿Que demonios le está pasando?!
— ¡¿Como se puede dejar de ser lesbiana?! — dijo completamente fuera de sí en cuanto entró a su perfumería. Apenas y puede respirar, está cansada de correr y apenas puede respirar — ¡¿Como se si soy bisexual?! —
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La Perfumista De París [Saga Las Perfumistas Parte 1]
RomanceFlorencia Bellerose sigue la tradición familiar con su tienda de perfumes en París. Le encanta su vida y tiene todo lo que necesita, su viejo ático, sus perfumes y una cena romántica junto a su novia mirando la Torre Eiffel, esa es su vida perfecta...