Capítulo 109

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Florencia

— ¡¿Quien eres tú?! —

Miró a ese hombre de arriba a bajo, lo analizo mientras aferra sus manos al cochecito de los bebes y siente las manos de William en su cintura manteniedola cerca, como si tuviera miedo de que ese hombre la fuera a conquistar ¡Pero es sólo un anciano! De buen ver y de ropa cara, elegante porte, cabello blanco y de un rico perfume, pero solo es eso un ancino que no debería de despertar los celos de William, pero lo hace, porqué ese ingles no le quita la mirada de encima, pero no puede culpar a William, aunque él diga que no y que ya olvidó todo lo sucedido ese ingles aun se depierta a medianoche para saber si está junto con él en la cama, se levanta y va al cuarto de las niñas para saber si siguen ahí dormidas y cuándo durmen con ellos, en realidad casi todas las noches, las mira y les acaricia las mejillas como si en su mente recordará los horribles dias que paso sin estar con ellas.

Puede que le diga que la perdonó y que la llené de besos, pero una parte de él aun no lo hace, aun no la perdona por completo por haberse ido por mas de un año y quiza esa sea su karma por haberse escapado.

— Yo soy el perfumista que le enseñó a tu madre la receta del elixir secreto — Ese anacino intentó acercarse pero Florencia retrocedio unos pasos — Quiza no me conoces, dudo que me recuerdes pero fui a visitarte antes de que me convietiera en él perfumista de la reina, ¿Tú eres la nueva perfumista, verdad?—

¿Y si él es su padre? pensó de inmediato al verlo, él tambien era el perfumista, pero una sola cosa  podría unirlos como padre e hija y es algo mas fuerte que una prueba de ADN, es algo que sólo comparten ella, Paris y su preciosa Mila, es un color tan fuerte y tan potente de cabello que sólo se pasa de familia y al subir la mirada y ver el cabello de ese hombre no vio nada pelirrojo en él, sólo su cabello blanco por las canas pero una mirada tan verde, tan intensa, que esa sí la comparte con ella y con sus hijas, porqué solo Paris y Mila, junto con ella, tienen esos ojos color esmeralda. 

Florencia paso saliva nerviosa y asintio levemente. 

— Si lo soy — Pero con voz molesta contestó rapidamente — ¿Usted de dónde me conoce? No recuerdo haberlo visto jamás en toda mi vida —

William la besó en el cuello tratando de calmar su coraje, pero en esté momento está muy temperamental, está enojada y si no estuviera en el palacio en medio de una fiesta probablemente estaría llorando.

William la conoce tan bien que se alejó y la tomó del brazo. 

—Creó que sera mejor que tengan esta conversacion despues, ven cariño — Pero Florencia se soltó de un manotazo, William puede irse a la mirda si quiere, sólo  tiene que saber de dónde la conoce ese hombre 

— ¡¿Dígame de una maldita vez de donde me conoce?! — Está tan enojada que señaló a ese hombre con el dedo — ¡¿Usted es el condenado amante de mi madre?! Si lo es, entonces no me interesa conocerlo en los más mínimo —

Soltó el cochecito de bebés y caminó lejos de ahí, pero no con William pisandole los talones, sino con ese hombre que camina detras de ella, William ya sabe que es mejor no hacerla enojar o podría cometer cualquier error, porqué la locura viene de herencia y si Celine es mala enojada, ella es el mismo demonio cuándo la hacen enojar. 

— ¡Espera! — Le dijo aquel anciano tratando de detenerla mientras caminan por los pasillos del palacio, claro, él fue, ella es, pero los dos conocen el palacio al ser los perfumistas y no es extrañó caminar por estos lujosos pasadizos llenos de cuadros de la dinastia inglesa —  ¿Te llamas Florencia, verdad? —Se detuvo al escuchar su nombre y se dio la vuelta para fulminar con la mirada a ese hombre— Yo le dije a tu madre que te nombrará así, Florencia es mi ciudad favorita y ahí naciste, creó que es el nombre perfecto —

La Perfumista De París [Saga Las Perfumistas Parte 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora