William
— ¿Escuchas eso Florencia? — William se acercó mucho más a la puerta y negó con la cabeza mientras aferra a Paris en su pecho — Tú hermana esta teniendo sexo y sus gemidos se escuchan por todos lados. ¡Dios, no dejaré a mis hijas con ella! —
William no pudo evitar soltar una risa cuando los ojos de Florencia se llenaron se coraje, por lo regular su dulce pelirroja siempre es una dulzura, sus sonrisas es amplia, sus ojos están llenos de diversión y su cara es adorable, pero en este momento hasta su pequeña Paris se escondió en su cuello con terror al ver a su mamá loca de coraje.
William rápidamente le cubrió los ojos a Florencia para que no viera al chico desnudo que salió corriendo del departamento de su hermana, pero el grito furioso de la mamá de sus hijas lo sorprendió por completo.
— ¡Celine! — Florencia tocó desesperadamente la puerta — ¡¿Éstas loca?! Abre la maldita puerta ahora mismo, rubia del demonio —
William levantó las cejas sorprendido y no pudo evitar soltar una risa al ver que su chica esta totalmente furiosa, lejos de ser esa chica dulce y sensible de siempre, pero no puede evitar verla con deseo porque furiosa luce mil veces más atractiva con su cabello perfectamente peinado, su suave maquillaje, sus labios hinchados por los besos que se dieron en el auto hasta que el llanto de London los separo, esa ropa que la hace ver jodidamente caliente y esos ojos verdes que están furiosos, al igual que cuando tienen sexo apasionado siempre que la hace enojar.
Su cuñada, aquella rubia desaliñada, abrió la puerta de su departamento con rostro horrorizado al ver a su hermana pequeña hecha una furia del infierno.
— Oh Dios, lo siento mucho Florencia, no te enojes tanto conmigo, hermanita — Celine les sonrió a ambos con él rostro lleno de vergüenza — Olvide por completo tú cena en Buckingham era hoy —
William soltó un suspiro, dejó que Paris recostara su cabecita en su hombro y tomó el cochecito de bebés para que su pequeña London no se despierte con la pelea de hermanas que van a presenciar.
— ¡Demonios Celine! Te lo repetí toda la maldita semana, te dije que si podías cuidar a mis hijas porque odio a las niñeras — Florencia camina de un lado a otro del pasillo, su rostro está furioso y hasta la valiente de Celine le tiene miedo — Es mi cena con la reina, ¿Si sabes que eso sólo pasa una vez en la vida? ¡Me invitaron a Buckingham, idiota! Joder Celine, tú me dijiste que podías cuidar a mi bebes unas horas, no puedo llevarlas al palacio. ¡Es mi cena con la reina! Ahí no se llevan bebes, todos tiene que ser correcto y refinado —
— Puedo cuidarlas — el rostro se Celine se puso tan rojo como el color de cabello de su perfumista, cuando un segundo hombre apareció en calzoncillos por la sala de su departamento — Bueno, sólo espera a que ese chico se ponga su ropa —
Florencia se colgó la pañalera al hombro, tomó las mantas y todas las cosas de sus bebés.
— ¡¿Hiciste un maldito trío?! — Florencia gritó llena de coraje — No dejaré a mis bebés contigo con tú departamento lleno se cosas asquerosas, así que gracias a ti mi cena con la reina se arruinó ¡Gracias querida hermana! —
William camino detrás de Florencia tratando de que sus hijas no se asusten por la reacción de su mamá. Así como ese par de chicos que estaban con Celine, él era igual, cuando su ex esposa se quedaba dormida a causa de las pastillas, se escapaba de casa y entraba a hurtadillas a las casas de sus amantes y claro que también hacía tríos, por supuesto que con dos mujeres, así que cuando baja la vista y ve a sus pequeñas bebés que lo miran como el papá perfecto, no puede más que sentirse avergonzado por su pasado mujeriego.
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La Perfumista De París [Saga Las Perfumistas Parte 1]
RomanceFlorencia Bellerose sigue la tradición familiar con su tienda de perfumes en París. Le encanta su vida y tiene todo lo que necesita, su viejo ático, sus perfumes y una cena romántica junto a su novia mirando la Torre Eiffel, esa es su vida perfecta...