Florencia
— No puedes decir que no eres rica Florencia, tienes un auto de lujo y guardaespaldas — Dijo su hermana Celine con sus manos en su cintura moviendo su cabello rubio— Ya quisiera yo qué por lo menos un perro me orinara, pero tengo tan mala suerte qué sólo me muerden —
Florencia río por lo bajó y se sostuvo de uno de los muebles del departamento de Celine antes de que Paris que corre a su alrededor la tumbe al suelo, le encantan la casa de su hermana, a pesar de ese aspecto desaliñado, Celine es la única de las dos que de verdad mantiene un amor por Francia, adora este lugar, le recuerda muchísimo a su antigua vida en París.
— No puedes decir eso, ya llegará un perro que también te quiera a ti —
Florencia se miró delante del espejo de la sala, él vestido que su madre le regaló es perfecto y aunque su vientre es bastante notorio, no lo quita ni un gramo de sensualidad. Su madre la esta ayudando a cerrar el vestido, mientras niega con la cabeza al escuchar a sus hijas y London, esa cosita pequeñita, está pegada a su pecho porqué ahora no quiere dejar de abrazarla, quizá está disfrutando los últimos meses dónde sólo son ella y mamá.
— Ya le dije a Celine qué muy pronto llegará alguien a su vida — Su madre sonrió ampliamente — Aunque ya casi cumple treinta años y sino se busca un hombre rico y guapo, se va a quedar sola y con muchos gatos —
— ¡Mamá! — grito su hermana.
Su madre llegó para quedarse en Londres hasta que nazcan sus trillizos, algunos días los pasa en su casa y otros con Celine, dice qué para disfrutar a sus hijas de la misma forma, pero su madre esta todos los días en la perfumería y eso se siente jodidamente bien. Un par de lloriqueos se escucharon por todo el departamento, por un momento creo que era Paris llorando porque se golpeó con algo, su hija es muy traviesa y siempre tiene accidentes, pero Florencia casi se cae desmayada y London solto un gritito ver a su rebelde tía con una bebé en brazos.
— ¡¿Tú...tú que haces con una bebé?!— le preguntó a su hermana
Celine esta vuelta loca con la niña en brazos, se nota que a pesar de tener tantos sobrinos aún no aprende a cuidarlos, porque la bebé llora de hambre o porque tiene miedo de que Celine la deje caer, bate sus manitas y sus mejillas están rojas del llanto y su hermana, dios, esta hecha una bola de nervios.
— No se asusten, no es mía ni nada de eso, mi vecina es su niñera, me pidió que la cuidará putas dos horas y después regresaba por ella, pues ya van dos jodidos días y no vuelve por la bebé —Celien camina de un lado a otro con la bebé en brazos, como si fuera lo peor del mundo— Si, ya se que me pueden acusar de secuestro, pero la bebé no tiene mamá y su papá está teniendo sexo con la niñera en una ciudad italiana ¿Qué quieren, qué dejé a la pobre niña en la calle? —
Florencia soltó una carcajada, aferró a London a su pecho y se acercó hasta esa bebé adorable que es incluso más pequeña que su hija.
— No puede ser tan malo cuidar un bebé, tú siempre cuidas a London y Paris —
Celine soltó un quejido de molestia, ella odia a los niños y se nota que esa bebé y ella no se llevan nada bien.
— Si lo se, pero cuando me hartan te regreso a tus hijas y me quedo libre para tener sexo hasta en el puto piso de mi casa, yo no quiero nada, ¿Lo entienden? — Celine esta roja de coraje — No quiero ni perros, ni gatos, menos hijos, me gustan mis sobrinas, pero los tolero un par de horas y adiós a su casa a molestar a sus papás, yo no nací para esto, yo nací para tener sexo, comer y dormir —
— ¡Celine, por dios! — Dijo su madre cubriendo los pisos de Paris para que no escuche a su tía la loca.
— Y espero que ese maldito padre desobligado vuelva por su hija, porqué le voy a cobrar un ojo de la cara por ser niñera de su bebé dos jodidos días —
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La Perfumista De París [Saga Las Perfumistas Parte 1]
RomanceFlorencia Bellerose sigue la tradición familiar con su tienda de perfumes en París. Le encanta su vida y tiene todo lo que necesita, su viejo ático, sus perfumes y una cena romántica junto a su novia mirando la Torre Eiffel, esa es su vida perfecta...