Florencia
— William de verdad no tenemos que hacer una fiesta tan grande — Florencia tomó asiento en la esquina del escritorio moviendo un par de papeles sólo para que ese hombre se fijé en su vestido y en sus piernas desnudas — Los bebés acaban de nacer, estoy cansada y no quiero ver a nadie, solo quiero ver películas y comer helado, sin embargo, las niñas sí pueden tener su fiesta, pero puede ser algo más pequeño en los jardines de la casa sólo con los amigos de Paris y algunos bebés para London —
William sí que la miró, por fin después de estar toda la mañana junto a las niñas, despegó la mirada de ese par de hojas llenas de decoraciones infantiles y sonrió ampliamente antes de negarse rotundamente.
— ¿Y dejar que él rey me gané esté año de nuevo? Imposible — William se recargó en su asiento cómo si no le importará que las niñas jueguen sobre su escritorio y que London ponga su lindo trasero sobre papeles importantes — ¿Sabías que James tenía las mejores fiestas de todo Londres? Así que eso mismo tendrán las niñas, puede que sea él rey de Inglaterra, pero en esto yo voy a ganarle —
— Aquí y en China, eso se llama rivalidad — Florencia fingió una pequeña molestia en su entrepierna y sonrió débilmente — Esto no tiene que ser una competencia, todos los cumpleaños infantiles son iguales, además London es una bebé y Paris esta acostumbrada a pequeños cumpleaños —
Su hija abrió los ojos como si hubiera dicho una locura, Paris jamás ha tenido una gran fiesta, siempre eran pequeñas reuniones familiares con pasteles caseros, ahora que está viendo lo grande que será su cumpleaños se abraza al cuello de su papá como una consentida y le da besos en la mejilla para que siga comprándole más cosas.
— ¡Mamá! Siempre he tenido pequeñitos cumpleaños y un pastel muy chiquito — Paris pero su mejilla con la de su papá — Esta vez solo quiero un cumpleaños un poquito más grande y London me dijo que quería juegos, muchos dulces y un pastel gigante, pero eso lo pidió la bebé —
¿London dijo eso? Su bebé está más entretenida comiendo galletas que hablando sobre cosas infantiles, Florencia rodó los ojos y sacó muchas galletas de la boca de London antes de que se ahogue
— Will — le pidió en voz baja — No es bueno gastar tantas libras en una simple fiesta, es muchísimo dinero tirado a la basura, ahora ya tenemos muchos niños ¿Y si nos quedamos sin dinero? —
Florencia no lo dijo para que se rieran de ella, lo dijo porqué en su infancia eso pasaba, ella no nació en una cuna de oro como sus hijos, nació en una familia dónde a veces había para comer y otras no, dónde tenía que trabajar desde pequeña recogiendo flores para ayudar a sus padres, así que las fiestas caras eran una locura, quizá para ese ingles la infancia fue diferente, porqué William se llenó de burla y soltó un par de carcajadas.
Dejó a Paris junto a su hermana y se puso de pie para acercarse hasta ella y tomarla de las mejillas.
— Jamás nos quedaremos sin dinero Florencia y si yo algún día muero... —
Florencia rápidamente lo beso para hacerlo callar.
— Cállate no digas eso —
— Bueno algún día todos moriremos, no me gusta alardear de lo que tengo, pero si yo quisiera, no tendría que volver a trabajar jamás en mi vida, no somos pobres, soy tan rico como el rey — William se mordió el labio divertido — Por eso haré una fiesta mucho mejor qué la de él —
Florencia se sonrojo al momento, por lo regular siempre se sonroja con facilidad, pero estando con William es algo inevitable, porqué ese descarado Inglés la tomó de la piernas y se aferró a su piel mientras unen sus labios, por lo regular él no es así, siempre es muy respetuoso y caballeroso, pero desde que nacieron los bebés, osea hace unas horas, a estado así con ella, la besa cada vez que puede, se aferra a su piel cómo si la necesitará para respirar y ha estado así, romántico y perverso a más no poder, hasta se tomo el atrevimiento de tomarla del trasero y acercarla a él.
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La Perfumista De París [Saga Las Perfumistas Parte 1]
RomanceFlorencia Bellerose sigue la tradición familiar con su tienda de perfumes en París. Le encanta su vida y tiene todo lo que necesita, su viejo ático, sus perfumes y una cena romántica junto a su novia mirando la Torre Eiffel, esa es su vida perfecta...