Florencia
— ¿Cariño puedo pasar? — Su madre se recargó en el marco de la puerta con una sonrisa encantadora — Vamos bonita, necesito hablar contigo, quiero saber como estas después de...de lo que te dijo tú hermana —
Florencia soltó un suspiró y asintió, de todos modos extraña a su madre, así que acomodó en la cama acercando a sus bebés y a London para que su mamá pueda tomar asiento junto a ella, aunque Paris este brincando en la cama como una loquita de cabello rojo.
— Estoy bien mamá — Bajó el rostro fingiendo que arregla el cabello de Paris — Estoy muy ocupada ¿Podemos hablar después? —
— No, no podemos — Su madre la tomó por fuerza de la barbilla y la besó en la mejilla, después se alejó con los ojos llenos de miedo e incertidumbre — Celine no debió decirte eso, a ella no le correspondía decirte, sino a mi, pero Celine es Celine y aunque es mi hija, aceptó que está algo loca
Florencia miró a su madre con cierto coraje, ese mismo que la hecho llorar desde que su hermana le dijo la verdad.
— Da igual quien lo haya dicho, por lo menos Celine fue sincera y no me escondió esto por años — Replicó enojada.
— Intente decírtelo pero eso significaba terminar con la idea de la buena familia que tenemos — Su madre la tomó de las manos — Nada tiene que cambiar, tú sigues siendo nuestra bebé más pequeña, la consentida de la familia, por dios, tú padre te adora —
Paris al verlas tam serias y con las mejillas sonrojadas, tomó asiento sobre su regazo al igual que London, las dos asustadas de verla así de molesta, pero no es con ellas, con esas dos bebés y esos tres muñecos recostados en la cama cubiertos por las mantas, jamás podría estar molesta.
— ¡Ahora entiendo porqué siempre me sentí diferente! ¿No lo entiendes? Por eso me fui a vivir a París, porque siempre supe que había algo diferente en mi, primero fue Amelie la que me ayudó a llenar ese vacío en mi, luego William, los bebés y ahora algo me falta de nuevo — Miró a su madre buscando una respuesta con sus afligidos ojos verdes — ¿Dónde esta mi padre?
— No lo se cariño, la ultima vez que lo vi fue en Italia, antes de que lo abandonara. Se que hubiéramos tenido una gran vida con él y que jamás hubiéramos vivido en la pobreza, así tú jamás habrías tenido que irte a París para poder ayudarnos con las ventas de los perfumes, pero si yo me guviera quedado con tu padre, tú jamás habría conocido a William — Su madre soltó un suspiró, sacando esa verdad que oprimía su pecho por años — Yo regresé no porqué no lo amará, lo adoraba, pero él era un hombre soltero, yo tenía siete hijas esperando por mi ¿Dime Florencia, hubieras abandonado a una de tus hijas por amor? —
¡Jamás!
— Amelie me pedía que dejará a London para poder estar juntas y la deje por eso — Florencia acaricio las mejillas de su pequeña regordeta — Ahora que tengo a Mila y a los niños, la idea de dejarlos es una locura —
— Eso mismo me pasó a mi y aún sabiendo todas las consecuencias de volver, regrese a La Provenza, sabía que tu padre se molestaría porque me llevé a Celine de un año y porque te tuve a ti en mi aventura de amor, claro que se molestó, incluso mi familia me humilló y para mi era imposible ir a comprar un simple pan al pueblo, pero soporté todo eso, porque adoraba a mis hijas y porque tu verdadero padre, ese hombre con un don excepcional, me dio algo muy importante —
— Eso no cambia en nada, crecí en una mentira —
.
— Vamos cariño, tu más que nadie sabe las locuras que podemos cometer por amor, ahora que te veo ya no eres esa chica asustadiza que se escondía detrás de Amelie, ya no eres inmadura e indecisa, eres una Florencia distinta, centrada y segura de lo quiere, esto no debe de afectarte, tienes la vida que yo siempre quise y me alegro porque aprendiste de tus errores
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La Perfumista De París [Saga Las Perfumistas Parte 1]
RomanceFlorencia Bellerose sigue la tradición familiar con su tienda de perfumes en París. Le encanta su vida y tiene todo lo que necesita, su viejo ático, sus perfumes y una cena romántica junto a su novia mirando la Torre Eiffel, esa es su vida perfecta...